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El pelinegro despertó en la habitación matrimonial. Como cada mañana despertó muy cansado y con un leve dolor de cabeza. No era nuevo despertar con ese malestar.

Los recuerdos del día anterior se hicieron presente haciendo que su corazón vuelva a doler. ¿Por qué la vida era tan injusta?

No tenía ganas de ponerse de pie. Miró el reloj y pasaban las ocho de la mañana. La cirugía estaba programada para el medio día.

El simple hecho de pensar en eso, el estar ahí, en esa habitación lleno de doctores y máquinas le provocaban un escalofrío. Por lo menos no estaría despierto.

Esta sería la última vez que estaría en esa casa llena de recuerdos horribles. Salía bien o no de la operación ya no pisaría esa casa.

Miró a su lado y no encontró a nadie, así que supuso que Wang se había ido a trabajar.

Esa habitación se sentía muy fría y vacía.

Decidió bajar a la cocina por un vaso de agua, pero sorprendentemente se encontró a su marido leyendo el periódico. Éste, al percatarse de la presencia del contrario, se puso de pie y se acercó hacia Zhan. Puso una de sus manos en el cabello de su esposo y los acarició suavemente.

Xiao, instintivamente se encogió y se quedó quieto en su lugar dejando que el otro siga.

—Desayuna y luego cámbiate. Tenemos que estar antes de las once en el hospital para que puedan prepararte —avisó con un tono de voz tranquilo. Zhan sólo asintió.

[...]

—Es normal que su brazo no se haya recuperado del todo —comentó el doctor mientras veía algunas radiografías. YiBo se limitó a asentir —. Después de la cirugía, si todo sale bien, su brazo estará recuperándose como debe, pero en caso de que la cirugía no salga bien... -

—Bien —Wang se puso de pie y salió.

Zhan se quedó solo con el doctor en un silencio casi incómodo.

—Su brazo estará bien durante la cirugía. No se preocupe —avisó a Zhan. El pelinegro asintió.

Zhan se sentía inquieto, la duda de qué pasaría si todo saldría mal lo estaban consumiendo.

Decidido, Zhan habló al de bata blanco.

—Doctor Yu, en caso de que la cirugía no salga bien... ¿Qué pasará? —Zhan preguntó.

—Esta cirugía es muy riesgosa y mortal. El porcentaje de que salga bien es un poco baja, si la cirugía no sale bien su muerte será casi instantánea.

Zhan sólo se quedó paralizado en su asiento.

Xiao tenía en mente que la muerte sería algo bueno para él. El sufrimiento y dolor acabaría.

¿no es mejor morir que estar sufriendo?

—Señor Xiao, la médula es compatible con su cuerpo, pero existen casos en los que el cuerpo del paciente, después de la cirugía, rechaza el trasplante. Aún no hemos podido descartar que su cuerpo lo rechace, pero hay una gran probabilidad que no será así —explicó el doctor —. Pero tenga por seguro que haremos todo lo posible para que esté bien.

Las últimas palabras le dieron un poco de calma a Xiao, pero su inquietud era muy grande.

«si no sale bien... Eso no será culpa de nadie, sólo mía» pensó Zhan para sí mismo.

[...]

Los minutos habían pasado mucho más rápido de lo que Zhan esperaba. Casi sin darse cuenta ya estaba recostado en esa camilla de hospital, tenía esa molesta bata azul puesto y muchos cables, incluyendo sueros, en su brazo derecho.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora