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—¿Por qué no ha despertado? —YiBo preguntó seriamente mientras se sentaba en uno de los sofás que estaban en la habitación de su esposo. El doctor dio un suspiro.

—Su cuerpo está débil, es normal que no haya despertado. Algunos pacientes, cuando su enfermedad estaba así de avanzada como el de su esposo, suelen tardar incluso hasta tres días en despertar.

—No se está alimentando. Se debilitará más —respondió un poco ya frustrado. Hace más de un día que Zhan no despertaba, y eso lo ponía muy ansioso, incluso se podría decir preocupado.

—No, por el momento le pusimos sueros vitamínicos, eso ayudará a su cuerpo más que cualquier alimento.

—Bien —no quiso seguir hablando, así que limitó a callarse.

Sólo había pasado un día. El doctor tenía razón, el cuerpo de Zhan estaba muy débil.

Mientras realizaban la cirugía el cuerpo de Xiao Zhan, de un momento a otro, se había vuelto muy débil, su pulso había bajado por unos segundos y esto ocasionó que por poco lo pierdan, pero por suerte pudieron reaccionar a tiempo y evitar el deceso del pelinegro.

Eso no se lo habían dicho a YiBo, no lo veían necesario, ya que el castaño tenía un temperamento no muy bueno y seguro, sin pensarlo bien, éste los despediría.

—Señor Wang —el doctor, que por cierto apellidaba Yu, lo llamó. Lo miró y vio como el de blanco se ponía un poco nervioso, pues la mirada que le estaba dando no era de amigos.

El castaño hizo un movimiento de cabeza para que el otro supiera que tenía su atención. Wang estaba irritado.

—La recuperación de su esposo será muy lenta, tardará aproximadamente unos cinco meses. Mientras se recupere debe permanecer en el hospital.

—¿Por qué no puede ser en su hogar? —Wang estaba harto de estar en ese hospital. El olor a desinfectantes hacían que le doliera la cabeza, y no dudaba que de igual manera Xiao estuviera cansado de permanecer ahí.

YiBo sentía las habitaciones muy frías, la paredes blancas lo hacían sentir como si estuviera en un cuarto de algún manicomio, y eso que sólo venía de visita por algunas horas. No podía imaginar cómo se sentía Zhan al estar todo el día ahí dentro.

—Señor Wang, el cuerpo de su esposo está débil. En cualquier momento puede presentar reacciones que solamente pueden ser controladas por algunas máquinas del hospital —se acercó a uno de los aparatos que estaban conectados al cuerpo del pelinegro —. Su pulso es bueno.

Un silencio incómodo se apoderó del lugar por unos segundos, pero luego fue roto por el de blanco.

— Le asignaremos un doctor para que le ayude en su recuperación—Wang lo miró y asintió.

—Bien  —respondió dando un leve suspiro que fue ignorado por el doctor.

Dirigió su mirada hacia Xiao Zhan y entonces pudo volver a ver su rostro relajando. Las veces anteriores que lo vio dormir, antes de que Zhan entrara al hospital, su rostro y su cuerpo permanecían tensos. Su sueño era bastante frágil, a cualquier sonido bajo despertaba muy alarmado.

El rostro de su esposo estaba delgado y pálido. Nuevamente recordó al Xiao Zhan de hace más de un año y medio, a aquel hombre con los labios rojos y ojos brillantes.

Volvió a sentir el sentimiento de culpa.

[...]

Wang se acercó al pelinegro cuando se percató que éste estaba despertando.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora