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El olor a medicamemtos hicieron que Xiao despierte y quiera vomitar. Poco a poco abrió los ojos, su vista era borrosa, pero pudo reconocer la habitación totalmente blanca, estaba en un hospital.

Se removió, pero un dolor insoportable en todo su cuerpo hizo que se detenga, ¿Qué había pasado?.

Su vista se aclaró y por fin pudo ver muchos cables conectados en sus brazos. Dolían.

Lentamente los recuerdos vinieron: como lo habían culpado sin tener la culpa, el golpe de su padre, sus palabras, como se disculpó y finalmente, como vio el líquido rojizo manchando su pantalón.

El pánico lo invadió.

Antes de poder dirigir sus manos hacia su vientre la puerta se abrió.

Un hombre vestido de blanco entró acompañado de una enfermera.

—Buenos días, señor Xiao —con una sonrisa saludó el doctor.

—M-mi... Bebé, ¿está bien? —con la voz entrecortada, Zhan preguntó.

Rápidamente la sonrisa del doctor desapareció. Miró a la enfermera y ésta asintió.

—Lamento decirle que usted sufrió un aborto. Perdió a su bebé.

El dolor que sentía en ese momento no se comparaba con nada.

—Lo siento mucho, no pudimos hacer nada. Cuando llegó el bebé ya había perdido la vida.

Sus lágrimas cayeron.

Zhan sólo bajó la mirada y asintió, ¿Qué haría ahora que estaba más solo que un perrito en la calle?.

Entre sollozos, Zhan habló.

—Qui-quiero quedarme solo, por favor.

—Claro.

La enfermera y el doctor decidieron salir, pero antes de hacerlo, el de blanco habló.

—Señor Xiao, volveremos dentro de una hora, necesito hablar con usted.

Zhan sólo asintió.

Después de escuchar la puerta cerrarse, Xiao se quebró.

«Estoy solo, de nuevo»

Pensó.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora