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—¡Usted no se meta! —por fin el mayor respondió.

Yang lo miró aún más molesto.

—Estoy hablando de su hijo, de Zhan, ¿no lo entiende?

El menor respiró un poco agitado. Odiaba a las personas que no entendían. ¿Realmente esa persona tenía sentimientos?

—¡Guarde silencio! —gritó el mayor enojado —. Usted no sabe nada de mi familia, de mi hijo.

—Tiene razón, yo no sé nada de su familia, tampoco me interesa. Sé poco de Zhan, pero con eso me basta. ¿Y sabe algo? —se acercó al hombre manteniendo un paso de distancia —. Estoy dispuesto a sacar a Zhan de todo esto.

—Atrévase a hacerlo y perderá todo. Eso se lo puedo asegurar.

—No me importa perder todo lo que tengo. Si lo voy a perder por Zhan está bien.

—¿Tanto le gusta mi hijo?

Yang ignoró su pregunta.

¿No era más que obvio?

El mayor lo miró con enojo. ¿Quién se creía que era para hablar así? Y más involucrar a su hijo.

—¿En serio quiere seguir lastimando a su hijo? Zhan es una persona muy bondadosa, noble y maravillosa. ¿No se supone que ya lo había visto? ¿Por qué seguir condenándolo a más sufrimiento? —al ver que el hombre no respondería siguió —. ¿En serio quiere que siga con esa persona que se hace llamar su marido por treinta años más?

El mayor lo miró con el ceño fruncido, claramente confundido y sin saber de qué hablaba.

El menor quiso decirle a qué se refería, pero notó que la habitación se abría. Calló y vio como una señora junto a su hija entraban a la habitación. La más joven corrió hasta su padre y lo abrazó con cuidado, sin hacer daño alguno a su ya muy abultado vientre.

Aun confundido y sin dejar de pensar a qué se refería el doctor, el hombre correspondió al abrazo de su hija.

—Cariño, ¿cómo te encuentras? —ignorando la presencia del desconocido, la mujer mayor se acercó y dio un pequeño beso a los labios de su esposo.

—Gracias a los cuidados diarios de nuestro hijo estoy bien —respondió, pero se percató del gesto de desagrado que la mujer hizo al mencionar nuestro hijo.

—¿Zhan te ha estado cuidando diario? ZhanZhan es un poco terco, debería seguir recuperándose, pero al parecer más le importas tú que su propio bienestar —Seon comentó con una sonrisa —. ZhanZhan es muy bondadoso.

Yang solamente los observó en silencio.

Unos minutos después la puerta fue abierta no antes sin ser golpeada suavemente. Zhan entró lentamente al ver la presencia de las dos mujeres.
Con pasos lentos se acercó hasta estar a un metro de ambas mujeres.

—Bienvenidas —agachó levemente la cabeza en forma de respeto hacia su madre. A pesar de todo era eso, su madre. 

Seon le sonrió y le dio un abrazo, la señora simplemente siguió mirando a su esposo, ignorándolo.

Yang observó la botella de agua que Zhan sostenía, ésta temblaba en las manos del pelinegro, también era levemente presionada.

—Hermano, ¿por qué no vamos a dar un paseo por aquí cerca? Hace mucho que no nos vemos. Papá estará con mamá. ¿Qué dices?

Zhan la miró y le sonrió levemente, una sonrisa forzada. Luego dirigió su mirada al doctor, éste asintió y salió del lugar, no sin antes susurrarle que todo estaba bien, que no se preocupara. Pero lo que el doctor no notó es que Zhan no quería que se vaya, sino que se quedara y lo sacara de allí.

 Miserable || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora