25. Corazones ∆

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Era demasiado temprano, el sol ni siquiera había salido cuando Félix sintió que debía vaciar su vejiga horas después de haber tomado unas cuantas cervezas con San.

Compartieron sábanas durante la noche, cosa que no era difícil de hacer. Se metieron mano hasta caer dormidos, con las cervezas marcaban los pequeños entre tiempos que tomaron para hablar, mirarse a los ojos mientras saboreaban.

Félix salió con cuidado de los brazos de San, no tenía intención de despertarlo así que hizo silencio cuando salió de la habitación para ir al baño principal.

En el camino, notó por los ventanales el paisaje. Se maravilló, se relajó tanto como una persona con la vejiga llena podía.

Luego de ir al baño, volvió para seguir viendo el paisaje unos instantes antes de volver a su nidito del amor junto a San y abrazarlo para dormir hasta que el sol saliera o sus amigos empezaran a hacer alboroto.

Sintió gran paz al abrazar la tranquilidad que lo rodeaba. Dejarse llevar no era malo, sentía gran libertad y muchas cosas que había enterrado en esas semanas en su ser, debido a la decepción que se llevó.

San era un chico educado, caballeroso, paciente y comprensivo. Sus besos sabían a la gloria misma, al igual que sus caricias.

Félix sintió que su piel se ponía de gallina justo como en la noche anterior, cuando fueron explorando lento mientras se perdían en los ojos del otro.

La necesidad de volver a los brazos de San se hizo intensa, así que se condujo de nuevo a la habitación.

Se llevó la gran sorpresa de encontrar a San despierto esperando su regreso.

—Buenos días, Lixie.

—Buenos días, Sanie.

Félix volvió al lado del chico se sentó en su regazo y besó con lentitud.

En serio podría acostumbrarse, era la gloria misma.

—Pensé que te habías arrepentido e ido a dormir con alguno de tus amigos.

—No, solo que anoche como que tomamos mucha cerveza y siguieron su rumbo natural.

Ambos alcanzaron de nuevo los labios del otro, en medio de varios movimientos Félix terminó debajo de San, siendo explorado de nuevo.

Ambos estaban cómodos, calientes.

San se sorprendió cuando Félix guió su mano más allá del límite implícito que se puso la noche anterior para no disgustar ni asustar al otro.

Escuchó a Félix suspirar.

—¿Eso está bien?

—Sí, es perfecto.

Ambos par de labios se enredaron en una lenta danza sincronizada con los toques que se estaban dando, sensaciones íntimas y perfectas se apoderaron del par.

Félix se veía etéreo para los ojos de San.

«Hermoso» no pudo evitar decir San mientras veía a Félix irse más y más por el placer que le estaba causando ser tocado e invadido de una manera tan íntima y deliciosa.

La sonrisa que le regaló el rubio al escuchar eso le hizo aflorar gran ternura, acarició su nariz con la de él para no borrarla, disfrutar un rato más de aquella.

—Se siente rico —Felix abrazó muy de cerca al chico encima suyo, le dio un pequeño beso en los labios—. Estoy tan dispuesto a entregarme a ti.

—Ahora no estás pensando con claridad, hermoso —San acarició la mejilla del otro con la mano que tenía libre, su pulso se aceleró. También estaba tan dispuesto—. Dímelo después de que te vengas y te pase la sensación.

Tutor ★Seungknow★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora