— ¿Crees que esté muerta?— el susurro de preocupación llega hasta mis oídos a pesar de que no consiga abrir los ojos. Intento mover mis brazos o cualquiera de mis extremidades, pero es como si el cansancio extremo se hubiera apoderado por completo de mi cuerpo— ¿crees que la hayamos asesinado del susto?— puedo reconocer la manera de hablar de Marcus, y de repente, recuerdo el sueño que tuve.
Soñé que Vince y Marcus hacían magia; soñé que podían mover los árboles solamente con un movimiento de manos y que un destello de luz se desprendía de sus palmas y las yemas de sus dedos. El escalofrío se apodera de mi cuerpo cuando recuerdo lo real que se sintió aquel sueño.
En mi espalda puedo sentir una acolchada masa en la que mi cuerpo reposa y el varonil perfume de Vince no tarda en apoderarse de lleno de mis fosas nasales.
— Cállate, Marcus— lo regaña el muchacho— y aléjate un poco de ella. Si eres lo primero que ve cuando despierte, entonces sí que morirá del susto.
¿Dónde me encuentro? Estoy tan confundida...
El frío en esa habitación es casi extremo y no sé cómo es que soy la única que lo siente; todo mi cuerpo parece estar congelándose. Puedo escuchar las voces de los Voclain, pero es como si estuvieran lejos; como si me estuvieran hablando mientras yo me encuentro bajo el agua.
Finalmente, después de unos cuantos segundos, logro abrir los ojos de manera lenta y cautelosa. Lo primero que se aparece en mi campo de visión son los rostros de Vince y Marcus observándome con una mueca de preocupación, provocando que mi ceño se frunza.
— ¿Qué mierda está...?— los pensamientos abandonan mi mente de sorpresa.
Me siento en la cama de golpe y los muchachos se inclinan hacia atrás por inercia. No es hasta ese entonces que me doy cuenta de que estoy en una de las habitaciones del internado; sin embargo, no es la mía.
Recorro el lugar con la mirada; sólo hay una cama en esa habitación, las paredes están vacías, los armarios ordenados, y nada parece estar fuera de su lugar. Es como si fuera una habitación de muestra; como si nadie durmiera allí.
Lo único que me da un indicio de que en esa cama duerme alguien es el aroma que se desprende de las almohadas.
Mi corazón comienza a latir con fuerza; no sé qué es lo que ha sucedido. No sé qué fue lo último que viví que fue real; pareciera como si hubiera tenido una pesadilla que duró una eternidad. No recuerdo en qué momento me dormí ni en qué momento vine hacia acá...
Vince está sentado a mi lado en una silla de escritorio. Sus ojos me observan con incertidumbre y su rostro se gira cada vez que el mío lo hace, como si quisiera seguir cada movimiento que doy. Sus codos se mantienen apoyados en sus muslos y sus manos se juntan entre medio de sus piernas.
En el borde de la cama, sentado a mis pies, está Marcus; de brazos cruzados, con una ceja alzada, observándome como si yo fuera un animal de zoológico.
— ¿Quieres agua?— pregunta Vince de repente, cogiendo un vaso del velador para entregármelo. Yo lo observo durante muchos segundos antes de atreverme a cogerlo, y cuando lo hago, noto que mi mano se mueve temblorosa y que mi brazo no se puede mantener estable. Le doy un rápido sorbo antes de volver a dejarlo en el velador.
Es como si no tuviera suficiente aliento para hablar; como si el aire de la habitación solo alcanzara para llenar mis pulmones, y nada más.
— ¿Estás bien?— suelta Marcus desde donde está, aún intentando descifrarme. Yo niego con el rostro, nerviosa. Quiero preguntar qué fue lo que sucedió, pero el hielo parece estar congelando todos mis pensamientos.
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NIGHTED
Teen FictionNIGHTED: La reencarnación de la reina Mens Olivia Noboa tiene un talento innato para hacer de su pasado un misterio. No tiene amigos, familiares, y nadie sabe qué sucedió en la última casa de acogida en la que estuvo, lugar que la dejó con un trauma...