NIGHTED

Capítulo 35.

— ¡Dalia, Evan, quédense con Olivia!— Vince nos da las indicaciones a medida que él se interpone entre nosotras y el ejército constituido por alrededor de doscientos estudiantes sedientos de sangre— ¡Marcus, a mi lateral izquierdo! ¡Nikola, el derecho! ¡Maxine, defensa! 

No sé qué es lo que quieren decir exactamente, sólo sé que, de pronto, se desata el caos. Todas esas personas que nunca antes en mi vida había visto comienzan a correr desesperadamente hasta nosotras como si fuera una carrera de quien me mata primero.

La adrenalina y el miedo se han apoderado de mí, junto con un sentimiento de malestar gigante. Sé que debo ser fuerte y resistir, pero siento que esta sensación está acabando poco a poco conmigo, y no sé por cuanto tiempo más sea capaz de mantenerme con los ojos abiertos. Ni siquiera puedo ponerme de pie. 

— ¡Mierda, mierda, mierda!— chilla Dalia una y otra vez, y puedo escuchar su corazón latiendo con tanta fuerza que sus latidos se han amigado con los míos— ¡necesito saber qué sucede, Olivia!

Yo intento decírselo; intento advertirle. Intento pedirle que se vaya para que esté segura y para que salga con vida de esto, pero no logro dejar que las palabras salgan de mi boca. De pronto estoy encerrada en mis pensamientos y un dolor insoportable se ha comenzado a esparcir por mis extremidades. 

— ¡Son muchos, Vince!— grita Maxine desesperada. La lluvia cae sobre nosotros; Vince y Marcus están lanzando a las personas en el aire, tal como sucedió con Calvin hace unos minutos atrás— ¡necesitas deshacerte de ellos de golpe!

De pronto, pareciera como si Vince hubiera estado esperando por esa propuesta durante todo ese rato porque le hace unas señas a Marcus y a Nikola de que se hagan para atrás, y tan rápido ellos se alejan, sus manos comienzan a encenderse en un destello de luz flameante que cada vez se hace más fuerte. 

Con una fuerza brutal que casi podría destruirlo, Vince alza sus manos en dirección al ejército de personas y deja que el fuego se expanda por debajo de ellos. De pronto, un incendio se ha formado en el sendero de Elekeles y está asesinándolos a todos.

El fuego hace su camino a través de las personas y se alza en lo alto hasta llegar al internado. Puedo escuchar los gritos, chillidos y la desesperación que se hace presente a lo lejos, y a pesar de que mis ojos quieren llorar, mi rostro no consigue hacerlo.

Veo fuego por todas partes; un fuego que decora el paisaje y lo destruye por completo. 

Y así de rápido, todo el ejercito de personas desaparece.

— ¡Vas a matar a todos!— grita Evan en desesperación, pero Vince no le hace caso y camina rápidamente hasta mí para coger mi cuerpo entre sus brazos y moverse conmigo a través del sendero que el fuego todavía no alcanza. 

— ¡Vince, dinos qué es lo que sucede!— le exige Dalia. Él se detiene de golpe; está goteando del sudor, su pecho sube y baja agitado y tengo la leve impresión de que su labio inferior está temblando. 

— Olivia es la reencarnación de una reina protegida por los demonios y todos la quieren asesinar— salta Marcus a decir, y su voz de diversión hace que, de alguna manera, una sensación de alivio recorra mi cuerpo. Si él es capaz de bromear incluso en una situación así, entonces puedo relajarme un poco, ¿no?— Incluso yo intenté asesinarla hace unos meses atrás— añade. 

— ¡¿QUÉ?!— ella y Evan chillan al unísono. Vince niega con el rostro y sigue caminando mientras el resto simplemente lo sigue. 

— ¡No sé cuanto tiempo más tengamos!— dice Nikola— ¡el reloj ya va a marcar las doce!

— ¿Qué pasa a las doce?— pregunta Dalia, preocupada.

— No lo sabemos aún— murmura Vince— pero no creo que nada bueno.