Capítulo 32.

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— ¡Es inútil!— grito, el frío colándose en mi organismo y los rostros de Vince, Marcus, Maxine y Nikola observándome con frustración— ¡quizás lo hemos estado interpretando todo mal!

Hemos estado un par de días juntándonos en ese pequeño pedazo de tierra en el que Maxine me hechizó para que yo recordara lo que sucedió esa noche. He estado intentando poder usar mis poderes; Maxine me ha dicho que intente recordar en cosas que me frustran, que me enojan, que me irritan, y que tenga confianza en mí misma, sin embargo, lo único que parezco conseguir es cansarme. 

— No lo creo— Vince me habla de forma tajante. Maxine asiente ante su pensamiento. 

— ¡Sólo es un gasto de energía!— chillo. He hecho exactamente lo que me dicen; levanto mis manos, las fijo en un punto y dejo que mi mente explore lo que quiere hacer con aquello, pero nada sucede.— ¡Me agoto sin sentido!

Maxine se acerca a mí para regalarme una pequeña mirada de confort. 

— Que te canses es una buena señal, Olivia— me asegura con suavidad— significa que tu poder está allí; sólo no puedes usarlo aún. 

— ¿Por qué está sucediendo esto?— pregunta Nikola en frustración— ¿porqué Mens le regalaría la capacidad de tener poder sin permitirle usarlo cuando quiera? 

— Porque ese poder no está destinado para ella— suelta Marcus. Y sé exactamente a lo que se refiere; ese poder está pensado para ser usado por Mens una vez que yo muera, por más que me duela escucharlo. 

— ¿Qué haremos entonces?— la incertidumbre no abandona las palabras de Nikola, quien se ha recostado en uno de los árboles del círculo de tierra— quedan sólo unos días para el cumpleaños de Olivia, y...

— Ya— salta Vince, un poco a la defensiva— no es necesario que lo recuerdes.

Trago saliva. Sé que estamos trabajando a contrarreloj y que tenemos todas las de perder, y por alguna estúpida razón ellos están allí dispuestos a ayudarme, pero no sé si tenga mucho sentido. Ya siento que estoy muerta. 

— Quizás debo aceptar mi destino— suspiro, resignada. 

— Si, quizás— asiente Marcus, pero inmediatamente recibe una mirada de reproche por parte de Vince. 

— Tú, cállate— le gruñe, en tono de advertencia, provocando que Marcus suba las manos en el alto a la defensiva.— Y tú— ahora sus ojos se dirigen a mí— no vuelvas a decir eso jamás.

Yo asiento, no muy convencida. Todos allí parecen haber perdido un poco la esperanza a excepción de Vince, y de pronto me pregunto si estoy haciendo esto sólo porque él lo quiere. No sé porqué lo desea tanto, de todas maneras. 

— Imaginemos que me salvo— digo de pronto, llamando la atención de todos ellos— ¿qué sucederá entonces con la reina Mens?

— Hay muchas cosas que pueden suceder— dice Nikola, y entrecierra los ojos como si estuviera recordando lo que está escrito en algún libro— para empezar, puede que la reina Mens no pueda regresar jamás. 

— Lo que nos convertiría en los peores traidores del mundo— añade Marcus. Una nueva mirada de reproche por parte de su hermano, pero, esta vez, el muchacho intenta defenderse— no quiero que mueras, Olivia— me mira— en serio que no. Pero, ¿no creen que quizás estamos adentrándonos en terreno peligroso?

— También existe la opción de que reencarne en quinientos años más— suspira Nikola, encogiéndose de hombros— honestamente, es incierto. No hay reglas para esto. Los Dioses deciden. Y nosotros somos simples demonios. 

NIGHTEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora