Calvin y yo recorremos el sendero en silencio hasta que llegamos al gimnasio. Los malos recuerdos hacen que por unos segundos, me sienta intranquila, pero esos pensamientos se desvanecen rápidamente cuando nos escabullimos dentro.
Estar con Calvin es extraño. No se siente como nada que haya experimentado antes, pero tampoco es que sobresalga mucho de mi zona de confort. Es una persona con la que podría estar hablando durante horas; me hace reír, es inteligente, y siempre que le menciono sobre algún libro interesante, él ya lo ha leído. Sin embargo, no sé si siento algo más intenso por él. A pesar de que no quiera admitirlo, la única persona que realmente logra poner mis nervios de punta es un chico de ojos marrón que está esperando el momento perfecto para asesinarme.
Quizás es por lo mismo que sé que debo dejar el tema ir. Debo olvidar mi interés por Vince y recordarme a mí misma que, eventualmente, si no desaparezco yo de la faz de la tierra, él lo hará. Lo único que conseguiré pensando tan arduamente en él será que mi mente se agote.
— ¡Vamos!— Calvin exclama en un pequeño susurro, sacándome de mis propios pensamientos. Sus dedos se entrelazan con los míos; su tacto es frío, pero amigable. Él me guía por la puerta y, una vez que estamos dentro, soy consciente del esfuerzo que él le ha puesto a esa noche.
Ni siquiera quiero preguntar cómo es que consiguió que le abrieran el gimnasio, ni en qué momento hizo todo eso; estoy demasiado asombrada viendo la manera en la que navideñas luces brillantes cuelgan del techo para iluminar el lugar y reflejarse en el agua de la piscina. Justo al lado, dos cálidas mantas rojas reposan en el suelo. Encima, unos cuantos cojines descansan a los costados, y en el medio, dos copas, una botella de champaña (para niños, debo añadir), maní, uvas, aceitunas y galletitas saladas.
Camino un poco para acortar la distancia entre aquello y yo; mis tacones suenan con cada paso que doy y sólo entonces soy consciente de que él ha encendido música en la radio desde su teléfono celular. Todo luce tan magnifico que no puedo creer que alguien haya hecho todo ese esfuerzo por mí. No puedo evitar que una sonrisa se apodere de mi rostro de repente; es, probablemente, lo más lindo me han hecho.
Yo me giro sobre mis propios talones para observar la manera en la que Calvin me observa de manera curiosa, como si estuviera a la espera que yo diga algo. Así que lo hago.
— Esto es maravilloso— admito, llevando mis manos a mi corazón con un gesto de admiración— gracias, Calvin.
Él sonríe satisfecho y avanza hasta la manta para invitarme a tomar asiento. Cada paso que da es cauteloso y cargado de nerviosismo, y de repente, me ha traspasado esa sensación a mí.
Después de unos segundos, él y yo nos encontramos sentados en las mantas. Yo me he sentado en modo zen, intentando erguir mi columna y de espaldas a la piscina. Por su parte, él está recostado justo en frente de mí. Su codo está apoyado en la almohada y su rostro reposa en su mano mientras se lleva a la boca una de las galletas que compró; sus ojos están clavados en mí, y, de un momento a otro, no sé qué decir.
Afortunadamente, no es como si el silencio fuera incómodo. La música y el ambiente hacen que todo sea extremadamente relajada; desde la canción sonando lentamente hasta nuestras pequeñas e inesperadas risas.
— No puedo creer que hayas hecho todo esto por mí— le digo de repente, rompiendo el silencio, girando mi rostro en todas direcciones para dar otro vistazo a esa obra de arte que ha creado. Afuera, la lluvia hace que el sonido de la música y del agua de la piscina sean opacados un poco, pero sigue siendo igual de pacífico.
Calvin se encoge de hombros. Sus ojos azules se ven aún más brillantes bajo esas luces navideñas, y su cabello negro luce despeinado y salvaje.
— Quería hacer algo especial para ti— admite, sus mejillas tomando un color rojizo instantáneamente.
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NIGHTED
Teen FictionNIGHTED: La reencarnación de la reina Mens Olivia Noboa tiene un talento innato para hacer de su pasado un misterio. No tiene amigos, familiares, y nadie sabe qué sucedió en la última casa de acogida en la que estuvo, lugar que la dejó con un trauma...