Capítulo 34.

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A medida que los minutos pasan, no puedo dejar de sentirme a gusto con mis amigos. Bebemos algo de champaña, reímos con unas vergonzosas historias de Marcus que, si me hubieran sucedido a mí, jamás me atrevería a contar, e incluso observamos a Evan mostrarnos sus pasos de Break Dance. 

— ¡Eso es, Evan!— grita Nikola, asintiendo con el rostro y abriendo los ojos con sorpresa, como si no pudiera creer que su amigo tuviera tanto talento. 

— ¡Eso no es nada!— gruñe Marcus, irritado de no ser el centro de atención por un momento. Él da un paso al frente para darle un leve empujón a Evan y comenzar a hacer, como el llama, el "paso del gusanito". 

Nosotros soltamos una pequeña carcajada y observamos todo. Vince no ha querido soltar mi mano durante toda la noche, y no es que me moleste, pero ya está comenzando a sudar. Sin embargo, Maxine lo llama durante unos segundos, obligándolo a apartarse de mí.

El reloj marca las diez. Todavía faltan dos horas para que sea mi cumpleaños oficialmente, aunque supongo que en Nueza Zelanda ya estuve de cumpleaños hace unas horas atrás. O en Japón. 

— ¿Estás pasando un buen rato?— pregunta Dalia, acercándose a mi lado. Ella ha estado un poco silenciosa esta noche, y supongo que es de esperar; después de todo, Marcus ha estado prácticamente pidiendo a gritos un poco de atención. 

Nosotras giramos el rostro hasta los muchachos, que ahora están haciendo una competencia de baile entre ellos. 

— Si— admito en medio de una pequeña sonrisa— esto es perfecto, Dalia, en serio, yo...

— Ya te lo dije, Olivia— me interrumpe, intentando sonar seria— no hay nada que agradecer.

Yo asiento, y, por inercia, mis ojos viajan hasta una esquina donde Maxine y Vince hablan en voz tan baja que apenas puedo escucharlos. Lucen algo alterados para el ambiente, así que, cuando el muchacho nuevamente se acerca a mí, no puedo evitar preguntarle si todo anda bien.

Él coge mi muñeca para apartarme hasta la mesa donde están las champañas y servirse un poco más, que rápidamente traga de un solo golpe como si fuera agua. 

— Maxine dice que ha percibido algo extraño desde que llegamos— murmura, mirando hacia todos lados y luego en dirección al techo. 

— ¿Algo como qué?— pregunto, sintiéndome un poco agitada. 

Él niega con el rostro. 

— Nada, no te preocupes— suspira. Tengo la impresión de que está intentando concentrarse en muchos lugares a la vez, y al mismo tiempo, en mí.— Me encargaré de lo que sea, Olivia. Sólo disfruta tu cumpleaños, ¿si?

Una tímida sonrisa se apodera de la curvatura de mis labios a medida que asiento y vuelvo hasta Dalia, sin embargo, la conversación con Vince me ha dejado algo pensativa. 

— ¡Hey, vengan a bailar!— Marcus hace presencia entre medio de nosotras dos. Se ha quitado la camisa y deja entrever ese abdomen perfecto del que tanto se debe jactar con las muchachas— ¡es una fiesta de cumpleaños! ¡No un funeral!

Nosotras saltamos una risa y nos movemos con ellos hacia la improvisada pista de baile en medio de la biblioteca, pero no puedo realmente pasarla bien cuando Maxine está en una esquina observando todo lo que estoy haciendo, y Vince en la otra. 

— ¡Vamos, Vince!— le pide Dalia, notando que no dejo de mirar en dirección al muchacho— ¡Olivia quiere bailar contigo!

Él se niega durante varios segundos hasta que finalmente, accede. Supongo que confía en las capacidades de Maxine de percibir lo que sea que pueda percibir. 

NIGHTEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora