Me pasé unos cuantos días en el hospital y uno que otro en el internado. Dalia, Evan, Nikola, Marcus y Vince me fueron a ver, pero nunca tuve un tiempo a solas con los Voclain para preguntarles qué será de mí ahora. No sé si ya me entregaron ante el resto de los demonios, o si ya están preparando mi muerte; no lo sé.
Lo único que sé es que, ese día, Marcus me dice que vaya con él. Así que lo hago.
He evitado mirar en dirección en gimnasio para que no me traiga muchos recuerdos, y obviamente que todos en el internado me preguntan como estoy. Incluso pagaron por mi cuenta del hospital y me ofrecieron una bonificación económica por los malos ratos— que en realidad fueron más como situaciones al borde de la muerte— pero rechacé todo. Lo rechacé porque no me interesa, a estas alturas, recibir dinero ni compasión de nadie. Sólo quiero morir pronto o que mi año escolar termine. Lo que sea que venga primero.
Mi desmotivación es tanta que Marcus no me dice hacia dónde nos dirigimos y yo tampoco se lo pregunto. Él intenta hacer chistes en el camino, y yo intento reír, pero apenas puedo. No dejo de pensar en lo miserable que se ha vuelto mi vida de un día para otro. Bueno, incluso más miserable que antes.
Camino con Marcus por el bosque que se encuentra a metros del internado. Sólo entonces me doy cuenta de la presencia de varios muchachos, y reparo en que probablemente este es el lugar al que muchos vienen a fumar, o hacer cosas que están prohibidas completamente en el internado.
Afortunadamente, el día no está tan lluvioso como antes. Apenas caen unas gotas, pero sí que hay frío y es evidente. El vaho se desprende de mi boca cada vez que mis labios se separan.
— ¿No quieres saber a dónde vamos?— pregunta Marcus finalmente, consternado ante mi falta de curiosidad. Yo simplemente me encojo de hombros. Quizás me gustaría saberlo, pero me da mucha pereza preguntar. Sobre todo porque quizás obtendré una respuesta de tipo ya lo verás.
No me pasa desapercibido que cada vez nos adentramos más en el bosque y nos alejamos del internado. De pronto, ya ni siquiera soy capaz de ver las instalaciones que se alzan a lo lejos; solamente árboles, hojas secas, tierra, y un olor a naturaleza que me hace sentir increíblemente relajada a pesar de que mi vida esté en peligro.
— ¡Vamos!— dice Marcus de repente, abrazando mi cuerpo con firmeza y atrayéndome hacia él— ¿Dónde está la Olivia rompe cojones?
Una pequeña risa se escapa de mis labios al mismo momento que él agacha la mirada para observarme más de cerca— ¡Allí está!— sonríe, cogiendo mi nariz como si yo fuera una niña pequeña— ¡sabía que no se había ido muy lejos!
Por alguna razón, tengo la sensación de que Marcus se siente culpable. La culpa es lo que mantiene a todos tan pendientes de mí. Dalia siente culpa de que me dejó ir al gimnasio, Evan siente culpa de que le pidió a Dalia que haga su trabajo por él, Nikola siente culpa de no haberse aparecido siquiera por mi habitación ese día, Marcus siente culpa de que voy a tener que morir, y Vince... bueno, no lo sé. A veces, me es difícil descifrarlo del todo.
— No tengas esa cara tan larga— me pide él, apartando las ramas del camino para que éstas no den en mi rostro de golpe— ya tengo suficiente con Vince y su amargura.
Antes de que yo pueda contestar, cosa que probablemente no iba a hacer, Marcus hace a un lado una enorme rama que tapa la visión de un amplio espacio de naturaleza. Yo doy un paso adelante y me fijo en ese íntimo círculo de tierra que se dibuja ante nosotros, y que está cubierto por los árboles y las ramas a nuestro alrededor.
Lo que llama mi atención, en realidad, no es que sea como una especie de VIP de la naturaleza; sino lo que hay allí. Quienes están allí.
Hay unas cuantas velas en el suelo puestas en círculo, rodeadas de flores silvestres coloridas y alegres. En el centro, han improvisado una pequeña cama con hojas y piedras, y un cuenco con lo que parece agua reposa a un costado.
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NIGHTED
Teen FictionNIGHTED: La reencarnación de la reina Mens Olivia Noboa tiene un talento innato para hacer de su pasado un misterio. No tiene amigos, familiares, y nadie sabe qué sucedió en la última casa de acogida en la que estuvo, lugar que la dejó con un trauma...