NIGHTED

Vince Voclain

Tan solo meses antes.

— ¿Cómo se va a llamar?— pregunto con curiosidad. Ella me mira dudosa, como si no quisiera decírmelo. Sé que sabe; una reina siempre sabe. 

— Tendrás que buscarla por tu cuenta— responde Mens. Yo resoplo. 

— ¿Cómo voy a saber dónde buscar?

— Porque te llevaré hacia ella. O más bien, me apareceré allí. Buscaré una forma— la manera en la que me lo dice, me hace creer que es verdad. Mis ojos viajan hasta los suyos. 

— ¿Será linda?— inquiero. Ella ríe. 

— La más linda del lugar, Sica. 

— ¿Cómo se llamará?— Insisto. Ella me observa con regaño, provocando que yo levante las manos en el aire. Finalmente, ríe. Siempre está jugando conmigo. 

— Me gusta el nombre Olivia.

— Olivia— lo saboreo en mis labios— me gusta también...

Sacudo el rostro e intento volver al presente. Esa conversación que tuve con Mens tan solo unas horas antes de que fuera asesinada hace que los pelos se me pongan de punta; he estado durante meses recorriendo este estúpido lugar, recorriendo cada rincón, y todavía no veo a nadie que se asemeje a lo que era Mens. 

Quizás debería comenzar a aceptar el hecho de que, quizás, ella no va a volver. 

— ¿A dónde vas?— me pregunta Marcus cuando doy un salto de la cama y comienzo a caminar hacia afuera de la habitación.— Tenemos una mujer que asesinar.

Yo ruedo los ojos. Marcus ha asesinado a mucha gente, y no quiero que siga cometiendo el mismo error; pero es estúpido, e impulsivo, y siempre siente que tiene la razón. Además, quiere ser él quien encuentre a la reina. 

A estas alturas, todo este cuento se ha convertido más como en una cacería que en una búsqueda. 

Ignoro a mi hermano por completo y hago mi camino al exterior, a ese enorme sendero de pasto. Observo a todos lados; los humanos lucen tan estúpidos. Tan vulnerables. Tan pequeños. Lucen...inservibles. 

Un escalofrío recorre mi cuerpo de pronto y veo, a lo lejos, un pequeño destello de luz asomarse por la ventana del edificio de los pagados. Mi curiosidad es demasiada, así que hago mi camino hasta el lugar y trepo por la ventana, dispuesto a seguir aquella luz en cuanto encuentre de quien se trata.

Trepo rápidamente y la abro para ingresar; sin embargo, tan pronto llego, las luces se apagan, y yo maldigo por lo bajo. De nuevo con ese cuentito del intruso...

Intento olfatear. Hay un aroma que no reconozco, pero creo que el otro es de aquella chica rara de cabello negro que siempre está pensando en sexo y vampiros. Pero no recuerdo su nombre...

Puedo sentir que la puerta se abre de pronto, así que intento quedarme quieto en mi lugar; pero de nuevo ese destello de luz. Brilla a través de la piel de alguien y muero por saber quien es, así que me interpongo en su camino. 

Me percato rápidamente de que es un humano porque choca conmigo de manera torpe y no tiene mucho equilibrio, ya que cae de culo al suelo. Ay, por todos los infiernos. Los humanos son tan...

— ¡Auch, auch!— exclama ella. Es una mujer. Y su voz es suave como el terciopelo.— ¿Dalia?— pregunta.

Dalia. Así se llama la chica que duerme aquí. Sin embargo, no sé quien está en frente mío, y tampoco sé porqué brilla tanto.