La primera vez que lo vi andaba montado encima de aquella tabla de surf, su cabello mojado y la manera en la cual maniobraba dicha tabla fue lo que más llamo mi atención, aún recuerdo aquella vez que nos presentaron.
-Soy Kim Taehyung, mucho gusto...
Han pasado solo tres meses desde que decidí venir a vivir con mi padre a España.
Hace aproximadamente unos diez años que él y mi madre se separaron, y tomé la decisión de irme con ella pero al cumplir la mayoría de edad volvería con mi padre, aunque eso no fue del todo así ya que en realidad me pasé, después de cumplir la mayoría de edad tarde como tres años en venir hacia acá.
Pero lo importante es que estoy acá, para aparte de convivir con mi padre, terminar mi carrera de bióloga marina.
-Tierra llamando a Nicolle- sentí algo frío en mi mejilla y volteé topandome con aquel chico asiático con su brazo extendido hacia mi mientras sostenía una cerveza.
-Hasta que al fin me prestas atención - se sentó a mi lado en aquella escalera y me extendió de vuelta la lata cuando la abrió.
-Oh, quería mi atención - me acerqué más a él y pinche su mejilla.
-Ya, basta- río alejándose de mí e imité su acción de tomar aquella bebida amarga - ¿En que pensabas? -
-Nada, solo que quedan días por así decirlo de las vacaciones, estoy ansiosa por empezar en la nueva universidad-
-Oh, cierto nuestra futura bióloga marina se graduará este año - reí por su tono de voz- Lo harás bien, ya verás, por lo que siempre me dijo tu padre, eres una de las mejores, además he aprendido mucho contigo aquí -
-No sé como no estás en la universidad, sabes más de lo que se yo, yo soy la que ha aprendido contigo - negó mientras reía y bebió se aquella bebida.
-Lo mío no es eso- señaló detrás de nosotros en donde estaba la tienda de renta de tablas de surf, el cual mi padre es el dueño- Eso sí - río acabándose aquella lata- Eso es mi vida-
-Lo sé - alborote su cabello- El mar para mi también lo es, aprender de cada una de sus criaturas es algo mágico y hermoso- volteé a mirarlo y sentí en mi estómago una vez más aquel cosquilleo de esas famosas mariposas en el estómago, y él siempre lo complica más sonriendome de esta manera.
Reí apartando la vista de él, para quitarme esa idea de la cabeza, él simplemente me ve como una amiga.
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