Capitulo 1

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Él caminó por los interminables pasillos del edificio ''Maldita universidad formativa'' Atraía las miradas, tanto de chicos como de chicas. Aún así prefería no hablar con nadie. Sabía que en algún pasado tal vez un poco lejano, había sido un chico de amigos, un chico sonriente y amigable. No más. Ese chico se había acabado. Siguió caminando, detestaba el primer día de clases; todas esas personas corriendo de un lado al otro saludándose con todos como si nunca antes lo hubieran visto. Gruñó. En verdad solo quería que nuevamente se acabara ese maldito año.

Sacó de su maleta una carpeta llena de papeles, su primera clase era aritmética...Odiaba aritmética. Se arrastró hasta el final del pasillo, donde quedaba el salón 202, aún era algo temprano, quedaban unos minutos antes de comenzar la dichosa clase. Se sentó en la última isla junto a la ventana, sabía que tenían que sentarse dos estudiante por cada isla, pero también sabía que, debido a que era él quien se encontraba sentado en esa isla, posiblemente nadie ocuparía el puesto de al lado. Se acomodó y pronto se sumió en pensamientos mientras tenía la vista clavada en la ventana.


Billy.


Me senté en mi puesto y puse mi vista en la ventana, la verdad no me importaba en lo más mínimo lo que pudiera ocurrir a mi alrededor. Entonces escuché esa voz, esa detestable voz, de esa detestable persona, de esa persona que muchas veces había deseado ahorcar. Era Steve Me-creo-superior-a-todos Harrington. Él era de mi estatura, musculoso,  ojos castaños y el cabello corto. Una sonrisa tan plástica y vacía como las botellas, sin embargo le sacaba un suspiro con ella a cualquier mujer. No estaba solo, una chica más baja que él lo acompañaba. Era sonriente y femenina e inocente ''Ha de ser nueva'' Pensé. Las chicas de esta universidad solían ser terriblemente superficiales y...estúpidas.

-¡Harrington en la casa!-La voz chillona gritó al entrar. Steve Harrington ¿Acaso mi día no se podía poner peor?

Rápidamente se acercó al otro idiota de su amigo, este le presentó a la chica. Noté como la mirada de Steve Harrington, se fue al instante al escote de la nueva. Claro, era más alto. Era sencillo, Steve Harrington; jugador del equipo de fútbol de la universidad, miembro de la junta de estudiantes, adorado por todos (Claro, menos yo) En la universidad, hijo menor de una de las familias más poderosas de la ciudad, y pupilo y fiel creyente de su amigo, el idiota de Jonathan Byers que era nada más y nada menos que capitán del equipo de fútbol, presidente de la junta de estudiantes, capitán también del equipo de debate de la universidad... Bueno con los niños y los ancianos, sandeces ¿Por qué todo el maldito mundo adoraba a ese bastardo? ¿Por qué tenía que estar como un virus por todas partes? Podría voltear a ver a donde sea y vería una foto suya o por lo menos su nombre.

Jonathan se sentó en una de las islas, mientras que todo el resto de la clase entraba. Steve se sentó a su lado y frente a ellos, la nueva seguía hablando sonriente y animada...''Oh, si tan solo supieras cuantas como tú han pasado por sus camas'' Odiaba los rumores y chismes, pero caminando por los pasillos de la universidad, podía escuchar muchas cosas. Había rumores que apuntaban a que Steve y Jonathan hacían una lista semanalmente, donde ponían con cuales chicas se acostarían durante los siguientes ocho días ¿Asqueroso, no? De seguro, la nueva ya tenía el primer lugar en la lista de ambos.

El salón rápidamente se llenó y la nueva seguía hablando con Byers y Harrington.

-¡Buenos días muchachos!-Era el pequeño y regordete Señor Stephen. Todos se callaron en ese momento, él podía ser amigable mientras no lo desobedecieran o interrumpieran-Señorita Park, un gusto de tenerla en mi clase-Sonrió, la nueva le respondió. Aún seguía de pie frente a Harrington y Byers-Venga al frente-Con pequeños pasos se acercó hasta el profesor.-Bien, ella será su nueva compañera; Roseanne Park. Así que denle una buena bienvenida...Aunque veo que Byers y Harrington, ya se encargaron de eso-Ahora el hombrecito sonrió-Bien ¿Quién quisiera darle un paseo por el campus y enseñarle todo lo que aquí se hace?-Levantó el mentón, expectante por los voluntarios. Era de esperar, todos los hombres del salón se pusieron de pie. Pero Byers reaccionó rápidamente.

-Yo me encargaré de eso-Dijo, Rose le dirigió la mirada, él le guiñó el ojo, ella se sonrojó. Ninguna reacción nueva.

-No, usted no, señor Byers-Respondió Stephens.

-Entonces lo haré yo-Ahora habló Harrington, se encogió de hombros.

-Usted tampoco lo hará Harrington-Concluyó el profesor.

-Elija usted entonces profesor-Propuso Rose con un encogimiento de hombros. El hombre asintió. Su mirada se paseó por todo el salón, examinando a cada estudiante detenidamente, como si pudiera recordar nuestro archivo escolar con solo mirarnos. Se detuvo en mí ''No, no, no...Por favor, no''

-Usted lo hará señor Hargrove-Y de repente tenía todas las miradas sobre mí.

-No.

-Sí.

-Dije que no quiero hacerlo Stephens-Arqueé las cejas significativamente.

-Y yo dije que sí lo hará.

-Señor Stephens, no se preocupe, cualquier otra persona estará bien-Interrumpió la nueva.

-¿Lo ve, señor Stephens? Yo lo haré, dado a que Hargrove no está en capacidad social de hacerlo.

Quise pararme y destrozarle la cara de niño bonito de un solo golpe. Solo apreté los puños bajo la mesa.

Stephens vaciló.

-De acuerdo. Señor Byers, por favor tome asiento...Y usted-Me señaló-Con usted hablaré al finalizar la clase-Gruñí-Por favor señorita Rose tome asiento.

Los ojos de ella se levantaron del suelo y comenzaron a estudiar todas las posibilidades de asientos. Lastimosamente eran muy reducidas, solo quedaba un asiento vacío...Era junto a mí ''Genial, magnífico, simplemente el mejor día de mi vida'' Me dije irónicamente a mi foro interno.

-¿P-Puedo sentarme?-Su voz tembló y vi como sus manos se aferraban con fuerza a las carpetas contra su pecho, como si fuera su salvavidas. Simplemente la miré, enarqué una ceja y volví mi vista a la ventana. Sentí como suspiró con frustración y se dejó caer pesadamente sobre el asiento-Solo esta este asiento vacío, no hay otra alternativa.-Murmuró. la ignoré. Siendo honesto, tenía una voz muy cálida y armoniosa, podría escucharla hablar por horas y horas-Soy Rose ¿Tú eres...?-Extendió su mano hacia mí, esperando a que me presentara. Volví a mirarla sin más.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora