Capitulo 6

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-¿Por qué? ¿Por haberme dicho que soy una cualquiera? ¡Oh, si, claro, no hay problema!-Exclamó sarcástica. Esta chica no era tan fácil.

-¡Te pedí perdón!-Exclamé-¿Qué más quieres?

-¡Me llamaste cualquiera! ¡Ni siquiera me conoces!-Ahora sus manos volaban por el aire, estaba furiosa.

-¡Lo sé!-Grité-¡Por eso estoy pidiendo perdón!

Bufó.

-¿¡Por qué tienes que ser así!?-Exploté.

-¡¿Así, como?!

-¡Así...! Tan...tan...tan obstinada.

-¡¿Obstinada!? ¿Me estás llamando obstinada?-Se acercó a mí. Era más baja que yo, así que tenía que bajar la mirada para poder verla-Tú no me conoces, no sabes nada sobre mí-Estábamos a centímetros, lograba sentir el calor de su aliento. Pinchó con su dedo índice mi pecho-Así que haz un favor y cállate.

-¡No! Eres obstinada, molesta y orgullosa-La recriminé.

-¿Ah, sí? Pues tú eres amargado, raro, irresponsable, egoísta y pesado.

-¡Eres insoportable!

Cerró los ojos, tal vez estaba al borde de otra buena bofetada.

-¿Sabes? Yo haré el maldito artículo de Andrew.

-No-''¿Qué?'' ¿Por qué me negué?

-Si solo lo haces para molestarme, ya déjalo.

-No.

-¿Qué?

-No.

-¡¿No, qué?!

-No lo harás tú sola, te ayudaré.

Me observó con ojos fríos y el ceño fruncido unos segundos.

-Bien-Dijo. Sacó de su bolso un pequeño trozo de papel y una pluma. Anotó algo en el papel y me lo entregó. Sin más se dio la vuelta y se fue.

Era su número telefónico. Sonreí. Vaya chica.

El resto del día transcurrió más aburrido de lo normal. No volví a hablar con Rose. La vi durante todo el día acompañada de Carver, a decir verdad se veía contenta con él, sonreía, pero no de la manera en que lo hizo conmigo; parecía una sonrisa sincera y divertida. Cuando por fin fue momento de salir, tomé mis cosas y prácticamente corrí a mi auto. Tenía que salir de ese lugar. Fue la misma rutina de siempre, despedí a la señora Johson y me quedé con mi hermana.

-Billy...-Murmuró. Sus ojos eran un par de rendijas y sus labios estaban sin color y agrietados.

-Hola, pequeña-Rápidamente me tumbé de rodillas junto a la cama. No me había percatado de que estaba despierta-¿Cómo te sientes?

Ella asintió con la cabeza e intentó sonreír, se quedó en el intento. Se veía cada día más enferma y yo me sentía cada día más impotente de no poder hacer nada. Daría mi vida porque fuera yo quien estuviera tirado en esa cama y no mi pequeña hermana. Tomó mi mano, trataba de decirme que se sentía bien.

-¿La señora Johnson te ha dado todas tus medicinas?-Le pregunté suavemente. Ella volvió a asentir.

-¿Tienes sed pequeña? ¿Tienes hambre, sueño?

Su mano frágil y delgada subió a su boca.

-¿Tienes sed?

-Sí, sed...-Murmuró.

Corrí a la cocina y serví un vaso con su jugo con calcio, le puse una pajita y corrí de nuevo a su habitación.

Le puse la pajita entre los labios y ella comenzó a beber con lentitud. Al terminar, la acomodé de nuevo en su cama y me senté a observarla. Ella también me observó.

-Billy.

-¿Sí?-Respondí con suavidad.

-¿Me...Me peinarías el cabello?-Preguntó, podía notarla avergonzada.

Sonreí al borde de las lágrimas. Era algo que acostumbrábamos antes de que llegara a ese punto de su enfermedad. Después de la muerte de mis padres. Nos sentábamos cada noche frente a la chimenea y yo peinaba su cabello, mientras ella me hablaba de los skates o sobre lo bonito que sería poder comprar todo lo que quisiera, cosas así.

-Claro, pequeña.

La acomodé de manera que se quedara un poco más sentada, separé sus largos y rojos cabellos  en dos hilas, a cada lado de su cuello y con cuidado peiné su cabello. Lento y delicado. No sabía mucho de cosas de chicas, pero con los años había aprendido algunas cosas; tejí dos largas trenzas en su cabello y luego acomodé su flequillo crecido a un lado de su rostro.

-Te ves hermosa pequeña-Dije a punto de llorar. Amaba tanto a mi pequeña hermana, ahora era ella la fuerza que me impulsaba y no me dejaba derrumbarme entre toda la porquería que me rodeaba. Ella tomó mi mano y la apretó. Era su forma de mostrarme cariño, apoyo, etc. Ya que no podía decir más de diez palabras sin que se le acabar el aire.

Al siguiente par de días transcurrió normal, no muchas tareas y trataba de permanecer el mayor tiempo posible junto a Max. La universidad era aburrida y monótona, no había vuelto a cruzar palabra con Rose. Al parecer ella cada vez estaba más cerca de la habitación de Carver; siempre se les veía juntos en las clases y durante los descansos, claro excepto cuando estaban con el resto del rebaño de Byers. Ella se veía contenta junto a ellos y los dos, no habíamos vuelto a hablar. Estaba consciente de que tenía el pequeño trozo de papel con su número en mi habitación, pero no quería llamarla hasta que ella dijera algo. ¿Por qué? No lo sé, solo no quería hacerlo.

Y así transcurrieron las semanas y semanas. La fecha límite para entregar el artículo de Andrew estaba solo a unos cuantos días y aún no había nada preparado. Esa noche, luego de estar un rato con Max, decidí llamar a Rose.

-¿Hola?-Respondió al otro lado de la línea. Enseguida escuché una carcajada al fondo, una carcajada masculina. Sonaba conocida...Carver.

-Hola-Murmuré-Uhm...lo siento, no sabía que estabas ocupada.

El silencio se apoderó de la conversación.

-Perdón, pero no sé con quien hablo.

-Billy-Respondí automáticamente. El silencio nuevamente-El amargado, raro, irresponsable, egoísta y pesado-Increíblemente aún recordaba cada una de sus palabras.

-Oh, sí-Rió-Billy. ¿Qué ocurre?

-Me preguntaba... Verás...Uhm, sabes que...

-En este momento estoy algo ocupada Billy, ¿podrías solo decirlo?-Preguntó en tono amable. Yo estaba nervioso, sin razón, pero lo estaba.

Tomé aire.

-El trabajo de Andrew-Dije simplemente.

-¡Oh!-Exclamó-¿Te parece bien mañana alrededor de las tres? En mi casa.

-No puedo-Respondí de inmediato. Era verdad, tenía que estar con mi hermana, la señora Johnson no acostumbraba a trabajar los fines de semana. Y todos los sábados yo sacaba a Max a pasear al parque.

-Pero es sábado ¿Por qué no?

-Simplemente no puedo ¿El domingo?

-No puedo-Respondió ella.

Vacilé.

-En mi casa-Nunca había ido alguien a mi casa.


당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora