Capitulo 12

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-Tú no me odias.

-¿Por qué habría de no hacerlo?

-Si es así...Dame una razón. Dime qué te hice para que me odiaras.

-¿Por qué te importa tanto lo que puedan pensar de ti? No hay nada malo en que no le agrades a nadie.

-No me importa lo que diga la gente de mí.

-¿Entonces por qué te importa si te odio o no?

-¡Porque sé que no me odias!

-¡No! ¡No te odio!

.¿Lo ves? Tenía razón-Dijo con suficiencia.

-Pero no me agradas.

-¿Por qué? ¿Qué hice mal?

-¡Nada! Simplemente no eres mi tipo.

-¿En serio?-Dijo con fingido interés-¿Entonces cual es tu ''tipo''? Porque, por lo que he visto no tienes ningún ''tipo''. Nadie es capaz de acercarse a ti, por tu personalidad y tu maldita actitud con la gente. Entonces vengo yo. Intento solo ser tu amiga y tú me tratas como si fuera la peor persona sobre la tierra.

-¿Por qué? ¿Por qué tienes que intentar acercarte? ¿Te parece que necesito amigos? He podido vivir sin ellos por años. Podré hacerlo. Ya te dije que no necesito de tu...

-Compasión-Me interrumpió-Sé que no necesitas de mi compasión ni lástima. Pero tal vez necesitas un amigo...

-¡No! ¡Y menos si eres tú!

Pude ver como la decepción tiñó su rostro. Sabía que la había herido. Al fin y al cabo, ella no tenía malas intenciones, solo quería ayudar un poco. Lo malo es que yo no necesitaba de su ayuda. No la quería. No quería que pensara que era débil, que necesitaba apoyo. No. Había mentido. Y había herido a la única persona que había sido capaz de enfrentarme.

-¿Sabes? Acabo...acabo de recordar que tengo algo que hacer esta tarde...Detén el auto, caminaré hasta mi casa-Dijo. Su voz temblaba y su respiración era errática ¿Le había afectado tanto mi comentario?

Cerré los ojos un segundo. No. Esto no podía estar pasando. ¿Por qué me importaba tanto si ella estaba enfadado? Oh si. Debe ser porque era lo más cercano a un amigo que tenía.

-No-Respondí simplemente.

Ella me miró unos segundos.

-El artículo...Debemos terminarlo.

-¡Al demonio con el artículo! Yo lo haré si eso es lo que te importa. Pero detén el jodido auto.

-Ya dije que no.

-Para el auto.

-No.

-Detente Billy.

-Que no.

-¡Detén el maldito auto ahora!-Gritó.

Pisé con fuerza el freno, haciendo que el auto frenara en seco. Miré a Rose, ella desabrochó el cinturón con rapidez y bajó del auto con un portazo. No volteó ni una vez. Su paso, a pesar de ser fuerte por la rabia era grácil y lleno de feminidad. La falda de su vestido se balanceaba a la altura de sus muslos y su cabello que aquel día estaba ondulado, rebotaba tras su espalda.

Una gota de agua chocó contra el cristal del parabrisas. Luego otra, otra más y de repente esas pequeñas gotas se desataron en lluvia incontenible.

Pisé de nuevo el acelerador. A varios metros la encontré. Ahora su vestido estaba totalmente ceñido a su cuerpo, marcando a la perfección cada una de sus curvas y ella se aferraba con fuerza a su chaqueta, sosteniéndola alrededor de su cuerpo. El cabello se pegaba a los lados de su rostro y pude ver su mentón temblar. Frené junto a ella.

-¿Quieres seguir caminando?-Le pregunté mientras bajaba la ventana. Ella me miró furiosa.

-Sí. Muchas gracias, prefiero seguir caminando antes de estar en un auto junto a ti.

-¿Segura?

-Lárgate Hargrove.

Arrancó a caminar mucho más rápido. Mordí mi labio inferior para ocultar la sonrisa que se formaba en mi rostro. ''Vaya chica''

Bien. No quería subir al auto. Pero la seguiría, hasta que admitiera que ahora era yo quien tenía la razón.

Igualé la velocidad a la de ella. Anduve a su lado algunos minutos.

-Vas a morir de hipotermia si sigues caminando en medio de la lluvia. Además, cada vez llueve más fuerte ¿Por qué no subes al auto y dejas de hacerte la ruda?

-¿De hacerme la ruda?-Bufó-Creí que te desagradaba lo suficiente como para dejarme morir en medio de la lluvia.

-Te dejaría morir, créeme. Pero soy la última persona con quien te vieron, así que me harían responsable de tu muerte. Ahora sube.

-Que lindo-Dijo sarcástica.

-No me importa ser lindo contigo, para eso tienes a Byers y a sus amigos. Sube al auto o yo te haré subir.

-Quisiera que lo intentaras-Dijo desafiante.

-De acuerdo-Me encogí de hombros. Ella me miró confundida.

Detuve el auto y bajé. La lluvia me mojó por completo al instante. Caminé hasta ella, con facilidad la alcé sobre mi hombro y volví al auto. Ella pataleaba y me golpeaba con los puños, pero a pesar de las mil groserías que me gritó y todos los rasguños que me quedaron marcados en mi espalda, no la bajé. El vestido se subió de la parte de atrás, dejando a la vista una gran parte de sus muslos. Sentí la necesidad de cubrirla, el terrible afán porque ningún otro hombre la viera. Con una mano la sostuve y con la otra abrí la puerta del copiloto. La senté en el asiento y abroché su cinturón.

Mientras daba la vuelta al auto para subir en mi auto noté como intentó abrir la puerta, supe que no iba a poder hacer nada.

-¿Seguro de niños? ¿En serio?-Dijo molesta.

-Si. Siempre la seguridad primero-Me burlé. Ella me fulminó con la mirada.

-¿Por qué me metiste en tu auto?-Frunció el ceño.

-Porque está lloviendo-Respondí obvio.

-Eso lo sé-Murmuró-¿Por qué no quisiste dejarme bajo la lluvia? Si ya me dejaste muy en claro que te desagrado como nadie.

Suspiré.

-Puedo ser un amargado, egoísta y todo lo que me dijiste. Pero no podría dejarte muriendo bajo la luvia-Admití.


당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora