Capitulo 51

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-Lo suficiente para dejarla ir con otro, con tal que sea feliz.

-Gracias-En realidad era así. Le agradecía aquello, que se alejara, ya que yo llevaba las de perder.

-Vamos. Entra tú a verla, luego me cuentas como se encuentra.

-Gracias-Me limité a decir. Él palmeó amigablemente la espalda y se dio la vuelta para volver a su asiento.

Pasados unos minutos la madre de Rose llegó caminando por los pasillos. Se tapaba la boca con la mano y venía sollozando dolorosamente.

-¿Quién irá?-Preguntó con un hilo de voz.

-Yo-Dijo el padre de Rose.

Ahora él entró caminando por los corredores blancos y fríos.

Taehyung se acercó sigilosamente a la madre de Rose y le tocó la espalda. Ella sollozó más fuerte y él le pasó un brazo por los hombros.

-¿Cómo se encuentra ella?

-Está muy mal, Taehyung...Rose...Rose casi muere.

-Pero ya está aquí.

Ella asintió y limpió sus lágrimas. Todo siguió normal, en silencio. El ambiente era pesado y abrumante. Algunos minutos después llegó el padre.

-¿Quién sigue?

Taehyung me indicó con la cabeza y yo prácticamente arranqué a correr. Al fondo del pasillo había una enorme puerta doble metálica. Era una sala enorme, con docenas de camas. Todas separadas por cortinas blancas ¿Dónde podría estar Rose?

Tomé a una de las enfermeras por el brazo.

-¿Dónde está Roseanne Park?

-La última al fondo-Señaló con su dedo hacia la esquina izquierda de la sala. En tres zancadas estaba allí. Tenía miedo de verla, no creía poder soportar el dolor de verla lastimada.

Tomé aire y me asomé... Allí estaba ella. Tendida en su cama. Su rostro, su rostro que me enamoró desde el primer día, estaba lleno de moretones y rasguños. Sus labios pálidos, agrietados y con una herida seca. Se veía pálida y tan frágil...

Uno de sus brazos estaba enyesado y por el grosor de sus piernas bajo las mantas, supuse que sus piernas también. Estaba conectada a varias máquinas...parecía que en cualquier momento se desharía sobre ese colchón.

Caí de rodillas junto a la camilla, la observé nuevamente. Su pecho apenas subía y bajaba con sus respiraciones. Lo único que podía escuchar era mi respiración, y los pitidos y zumbidos de las máquinas, el goteo del suero y las voces fuera.

Tomé con cuidado su mano y recordando que era mi culpa, las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos. El dolor en mi pecho se hizo más intenso y clavé mi rostro en el duro colchón, justo junto a su pierna. El llanto me desgarró la garganta y no pude más que llorar como un niño pequeño junto a ella.

Me separé lentamente del colchón y la observé de nuevo, tenía la vista nublada y las mejillas húmedas.

-Puede escucharte-Dijo tras de mi alguien. Volteé a verla, era la doctora que nos había estado informando del estado de Rose.

-¿Si le hablo, ella me escuchará?

-Sí-Asintió con la cabeza y sonrió con comprensión-Solo pídele que apriete tu mano si te escucha.

-De acuerdo.

-Te dejaré para que hables con ella-Se dio la vuelta y desapareció.

Suspiré. Sabía que me rompería a llorar nuevamente si le decía una palabra.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora