Capitulo 19

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-Si quieres...Yo puedo dormir aquí y tú en mi habitación-Le ofrecí.

Ella miró el sofá. La verdad es que apenas podían entrar dos personas sentadas allí. Luego sus ojos llegaron a los míos con una mirada burlona.

-¿Qué ocurre?-Pregunté.

-No sé si lo has notado que eres increíblemente  alto, y este sofá es increíblemente pequeño-Ironizó-Mejor, yo dormiré acá y tú en tu habitación-Se encogió de hombros.

-No y no. Tú eres la invitada esta noche. Además tú tampoco cabras aquí.

-Tal vez...-Admitió.

-Entonces yo me quedaré acá hasta mañana viendo la televisión. Así no tendré que recostarme.

Ella rió suavemente. Me miró y se puso en pie. Fruncí el ceño y extendió su mano ofreciéndola ¿Qué planeaba? Agitó su mano. Con cautela la tomé y ella de jalón me puso en pie.

-¿Qué haces?

No contestó y simplemente me guió hasta mi habitación. Encendió la lámpara en mi mesilla y me miró.

-¿Qué haces?-Repetí.

-¿Alguna vez te callarás, Hargrove?-Preguntó graciosa.

Levantó las sábanas y se metió dentro de la cama. La miré confundido.

-¿Qué quieres, que te lea un cuento?

Ella me fulminó con la mirada.

-¿Quieres solo callarte de una vez por todas y meterte aquí? Hace frío-Subió las sábanas hasta quedar tapada hasta el mentón.

Yo titubeé unos segundos. Habíamos dormido juntos en el sofá ¿Pero en mi cama?

Nunca había dormido con una chica...en mi cama. Ella me miró impaciente. Con mesura di un paso hacia la cama, otro y terminé recostado junto a ella. Apagó la lamparilla y se acomodó.

-Tranquilo Hargrove, no te haré nada. Simplemente quiero dormir-Dijo burlona.

Reí con sarcasmo.

-Tampoco haría nada contigo.

-Sí...claro...

-Puedes estar tranquilo Hargrove.

-Tú también.

Ella se quedó en silencio y se dio la vuelta, dándome la espalda.

Puse mi mano en su cintura y la hice girar. Aún en la oscuridad pude ver sus ojos bien abiertos.

-¿Qué haces?

-¿Alguna vez te callas Rose?

Noté su sonrisa.

Enrollé mis brazos alrededor de su cintura y la acerqué a mí, para terminar el momento en un abrasador beso. Ella acarició mi rostro con las yemas de sus dedos. Mis mejillas, mi mandíbula, las sienes, bajo las orejas y luego dejó las manos a cada lado de mi cuello.

-¿Por qué me...?

La interrumpí plantando suavemente un beso sobre sus labios.

-¿Por qué...?

Volví a besarla. Esta vez más largamente.

Succioné con delicadeza su labio inferior y ella se apegó más a mi cuerpo.

Ahora era su turno. Capturó entre sus dientes mi labio inferior y jaló suavemente de el, haciendo que un pequeño jadeo saliera de mi garganta, sonrió y liberó mi labio.

-Buenas noches-Susurró y se acurrucó entre mis brazos.

Sonreí como estúpido. Porque así me sentía; como estúpido.

¿Quién lo habría pensado? ¿Ella y yo...? ¿Quién lo podría imaginar?

Inhalé profundamente. Un nuevo día. Miré a mi costado. Rose aún dormía profundamente. Demonios ¿Qué me estaba haciendo? Tal como si hubiese sentido mi mirada sobre ella. Abrió lentamente los ojos, esbozó una pequeña sonrisa y volvió a cerrar los ojos para empezar a estirarse.

-Buenos días-Le dije.

-Buenos días...-Murmuró con voz ronca.

-¿Qué tal dormiste?

-Genial-Sonrió más ampliamente-¿Y tú?

-Genial-Repetí.

-¿Te parece si desayunamos? Muero de hambre...-Hizo un puchero.

Reí suavemente.

-Dije que yo haría el desayuno.

-Bien. Pues yo solo te supervisaré.

Volví a reír,

-De acuerdo, vamos.

Me puse en pie de la cama a que ella hiciera lo mismo. Antes de ir a la cocina Rose quiso ver a Max, al comprobar que aún se encontraba dormida siguió su rumbo a la cocina.

-¿Y qué cocinará Chef Hargrove?-Bromeó.

-¿Tal vez un suculento plato de cereal y leche?-Dije con voz graciosa, ella rió.

-Es en serio.

Caminó hasta estar junto a mí y se sentó sobre el mármol de la cocina, justo a unos centímetros de donde planeaba batir los huevos. Sus piernas desnudas atrajeron mi mirada como un imán. La sudadera apenas le cubría hasta un poco más abajo del trasero. Demasiado provocativa. Y pensé ¿Tramaba algo? ¿Acaso lo hacia a propósito? No. Rose no era de esas chicas.

-¿Por qué no usaste los pantalones que te di?-La pregunta escapó de mi garganta.

Ella carcajeó y bajó de un brinco del mármol.

-Me quedaban enormes.

-No te creo.

-No me creas-Se encogió de hombros.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora