Capitulo 44

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Desperté antes que ella, como era costumbre y me quedé observándola dormir en paz, como también era costumbre. Su respiración armoniosa me daba paz y seguridad, si ella estaba junto a mí, yo estaba bien. Con cuidado de no despertarla salí de la cama y me metí en mis pantalones de chándal negro y una camiseta blanca y fui directo a la cocina.

Preparé huevos, café, tostadas, piqué fruta y freí tocino, luego lo puse todo sobre una bandeja y volví a la habitación, donde Rose seguía plácidamente dormida envuelta entre las sábanas. Puse la bandeja junto a ella y me senté a los pies del colchón a observarla, el solo hecho de verla dormir me daba la paz necesaria a mí. Y por primera vez sentí miedo, terror del futuro. Simplemente no me podía imaginar sin ella, no podía imaginarme con otra mujer en mi cama, o despertando junto a otra persona...simplemente no podía. Nunca había amado a nadie como la amaba a ella...no, nunca había amado. He ahí. Ahí empezó todo, con ella y yo, y ahí quería que terminara; con Rose y yo. No quería perderla, no podía. De alguna siniestra y retorcida manera, me había resignado dejar ir a Max, siempre supe que ese momento llegaría algún día...lo sabía y sabía que ella estaría mejor, dejaría todo el sufrimiento de su enfermedad atrás. Pero a Rose. Maldición, a ella me era imposible dejarla ir.

Poco a poco abrió los ojos y sonrió al ver la bandeja con comida.

-Buenos días...-Murmuró.

-Buenos días, princesa ¿Qué tal dormiste?-Me acerqué a ella.

Suspiró.

-Genial-Su sonrisa se hizo más amplia-Hasta que mi novio decidió dejarme sola-Se puso seria.

Reí.

-Pero te hice el desayuno.

-Huele delicioso, Billy-Despacio y envolviendo la sábana alrededor de su pecho, se sentó sobre la cama. Sonreí al recordar que, en efecto...aún estaba desnuda.

Ella se sonrojó al notar mi mirada sobre ella y aferró aún más la sábana a su torso.

-¿Tú no piensas comer?

-No tengo hambre-Me encogí de hombros.

Ella frunció el ceño y pinchó con el tenedor una pieza de fruta para luego acercarla a mi boca.

-Vamos, come-La acercó más.

-Es para ti.

-Es mucha comida, podemos compartirla-Dijo dulcemente.

Negué con la cabeza.

-Oh...por favor-Hizo un puchero. Maldición ¿Podría decirle que no alguna vez?

Rodé los ojos y ella sonrió victoriosa cuando metió el trozo de fruta en mi boca, luego ella comió una, y así, pasó todo el desayuno.

-¿Irás a visitar a Max?-Se volvió a tumbar sobre el colchón.

La observé. Ella mordió su labio y me miró directo a los ojos esperando una respuesta.

-O tal vez pueda quedarme aquí todo el día-Trepé por el colchón hasta quedar sobre ella.

Sonrió.

-No. Debes ir a ver a tu hermana, yo te acompaño.

Fruncí el ceño.

-¿Esta noche te quedas aquí?-Le pregunté.

-Tal vez...-Sonrió-Ahora anda y date un baño.

-Ven conmigo.

-¿A la ducha?-Rió.

-Sí.

Negó con la cabeza.

-Oh, vamos. Ya lo hemos hecho.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora