Capitulo 3

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-Nunca quise hacerlo-Subí ambas cejas.

Ella frunció el ceño.

-Eres raro-''Wow, qué noticia''

-¿Acaso te importa?

Ella suspiró con algo de resignación.

-Me agrada-Sonrió, ahora mostrando todas sus perlas blancas, nuevamente sentí el deseo de hacerlo también; nuevamente me resistí.

-Pues eres la primera-Murmuré.

-¿Qué? ¿Cómo que la primera?

-Ya. Ve a tu clase. No querrás que te vean con el rechazado de Billy-Le hice un gesto con la mano, indicándole el camino.

-No me importa con quién me vean, al parecer en esta maldita universidad formativa son unos estúpidos niños de mami y papi-Hizo un gesto de desagrado. Eso en verdad no me lo esperaba ¿Una chica? ¿Diciendo eso?

-Pero a mi si me importa.

-¿Te importa que te vean junto a mi?-Preguntó.

-¿Por qué me hablas?-Pregunté luego de unos segundos.

-No lo sé-Encogió los hombros, sonriente.

-¿Por qué sonríes?

-Porque también soy rara, supongo. Me gusta.

La observé con el ceño fruncido, ella parecía ser tan...diferente ''¡Pero a quien maldita sea le importa!'' Me di la vuelta y seguí caminando, hacía unos minutos habían tocado la campana, anunciando que debíamos volver a clase. Sencillamente no lo hacía escuchado.

-Eres insistente, demasiado. Eso eres-Dije sin verla.

Seguimos caminando en silencio, los pasillos ya estaban vacíos, totalmente vacíos. Solo se escuchaba el golpetear de nuestros zapatos contra el suelo de baldosa blanca.

-¿Así que te llamas Billy, eh?-Se adelantó un poco para poder mirarme. Nuevamente sonreía.

-¿Cómo lo sabes?

-Tú lo dijiste-Encogió los hombros.

Guardé silencio.

-¿Qué clase tienes?-Preguntó.

-Historia.

-¡Genial! Yo también.-Dio un pequeño saltito. Demonios, esta chica era realmente diferente a todas aquí.

-Sí. Genial-Dije sarcástico.

Ella rió. Era una risa suave y armoniosa, muy inocente y dulce. Demasiado contagiosa.

-¿Siempre eres así de callado?

-¿Te importa?

-Sí-Se encogió de hombros.

Entrecerré los ojos en su dirección.

-Bien. No me digas si no quieres.

-No quiero.

-De acuerdo.

Seguimos caminando hasta llegar frente al salón de historia.

-Señor Hargrove-Exclamó el profesor Cullen en cuanto abrió la puerta-¿Y usted es...?-Le preguntó a Rose.

-Rose, Roseanne Park. Soy nueva estudiante señor-Se apresuró a contestar.

-Oh, estupendo ¿Es su primer día?-Ella asintió-Pues lamento decirle que acaba de llegar tarde a mi clase, y en mi clase nadie llega tarde ¿Cierto señor Hargrove?-Me limité a arquear una de mis  cejas en gesto desafiante.

-Lo siento mucho profesor, solo se me hizo un poco tarde-Se excusó.

-¿Y usted, Hargrove?-Subió las cejas interrogativamente.

-Estaba conmigo-Respondió Rose-No volverá a pasar profesor.

-Eso ya lo sé ¿sabe por qué señorita? Porque hoy no entrarán a mi clase, llevan varios minutos de retraso, es impermisible. Así que ustedes dos, irán a la biblioteca del edificio, estarán allí durante toda mi clase y para mañana me traerán un artículo completo sobre la revolución rusa y el modelo político socialista. No menos de diez páginas ¿Eh?

-Si señor, lo lamento mucho-Se disculpó Rose.

-Bien. Ahora vayánse.

Sin decir nada comenzamos nuevamente a caminar por los pasillos. Gruñí con rabia, definitivamente esta no era la manera de comenzar un año escolar.

-L-Lo siento-Tartamudeó Rose. ¡¿Por qué demonios estaba tan jodidamente nerviosa?! Eso me enojaba aún más.

Llegamos a la planta baja del edificio.

-Más te vale traer para mañana ese estúpido artículo para Cullen.

-¿Qué? ¿Cómo que lo traiga? ¿No piensas ayudarme?-Cuestionó alarmada.

-No. Fue tu culpa que llegáramos tarde a clase. Si no hubiese sido por tu casillero, estaríamos en clase, sin ningún problema.

-¡Pero no pienso hacerlo yo sola!

-No. Me. Importa-Articulé-No tengo tiempo esta tarde. Tengo una vida.

-¡Yo también!-Exclamó con los brazos en el aire.

-¡Fu tu gran y maldita culpa!-También levanté la voz. El sonido hizo eco por los pasillos vacíos.

-¡Claro que no! ¡Tú no estabas obligado a ayudarme!-Ahora ambos nos encontrábamos gritando.

Y si. Tenía razón. Yo no estaba en obligación de ayudarle con su casillero. Pero lo hice. No lo sé, la súplica en sus ojos o tal vez la falsa amenaza, intento de manipulación prometiendo llamar a otra persona. Simplemente lo hice.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora