Capitulo 20

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-¿Omelette?-Pregunté luego de algunos minutos.

-¡Sí!-Dijo con el entusiasmo de una niña pequeña-Me encantan con champiñones y queso-Aplaudió.

-No me gustan los champiñones.

Ella frunció el ceño.

-Por favor, por favor, por favor...-Insistió.

-Haré el tuyo con champiñones y ya-Me encogí de hombros.

-¡Si!-Volvió a exclamar. Sujetó mi brazo y acercándose por mi costado plantó un beso sonoro en mi mejilla.

Me quedé en silencio. Honestamente la pregunta de como actuaría después de este día llenaba la mitad de mis pensamientos. La otra mitad...La otra mitad la ocupaba la chica junto a mí que solo vestía una enorme sudadera.

-Creo que iré a despertar a Max-Comenté.

-¿Puedo ir yo a hacerlo?-Preguntó con un brillo especial en sus ojos.

-No creo que sea una buena idea.

-Vamos los dos entonces-Se encogió de hombros.

Fruncí el ceño. Ella puso los ojos en blanco y tomando mi mano, prácticamente me arrastró hasta el cuarto de Max. Se acercó a su cama y acarició su brazo mientras murmuraba suavemente su nombre.

-Buenos días pequeña-Dijo una vez, cuando Max abrió los ojos. Al ver a Rose talló sus ojos y luego los abrió como platos.

-¿Rose?

-Si-Respondió simplemente.

-¿Qué haces acá?

-Tuve que quedarme a dormir-Parecía avergonzada.

Max la miró de pies a cabeza y luego sus ojos vinieron hacia mí.

-Buenos días-De repente me sentía igual de avergonzado que Rose.

Mi hermana sonrió de oreja a oreja y después de dirigirnos una mirada a Rose y a mí, por fin contestó.

-Buenos días Billy. Buenos días Rose.

-¿Quieres desayunar?-Me apresuré a preguntar antes que el interrogatorio empezara.

-Claro-Respondió Max, extrañamente amable.

Volví a la cocina con Rose caminando a mis espaldas. Serví el omelette de Max en una bandeja, puse los cubiertos y el resto del desayuno y volví a su habitación, esta vez Rose se quedó en la cocina. Cuando estuve de vuelta la vi, ahora ella nuevamente estaba sentada sobre el mármol. Su intensa mirada se posó sobre mí unos largos segundos. Fue como una eternidad. Mirando sus ojos.

Era el momento ''Ahora o nunca Hargrove''

-Rose, creo que debes saber que...

El timbre de un teléfono me interrumpió y también el contacto visual entre ambos. No era mi teléfono. Rose sacó rápidamente su teléfono del bolsillo de la sudadera ¿Cuándo lo había puesto ahí? Lo desbloqueó y se quedó mirando atentamente la pantalla, supuse que había sido un mensaje. De pronto su rostro se iluminó y una enorme sonrisa se surcó en su rostro.

-¿Qué pasó?-Pregunté con cautela.

Ella volvió sus ojos a mí, brillaban con un destello especial, uno que nunca había visto.

-Tae...Taehyung ¡Vuelve de Corea!-Exclamó. Se bajó del mármol de un salto.

Taehyung, Taehyung, Taehyung... Ese nombre ¡Era el novio de Rose! ''No, no, no...no este momento''

-¿Tu ex novio?-Murmuré. Ahora mi voz era sombría.

Ella agachó la mirada.

-Sí.

Un pesado e incómodo silencio se apoderó del lugar.

-Debo irme...Dijo que estará en el aeropuerto en una hora-Murmuró. Ahora visiblemente apenada.

Tomó el último bocado de comida que quedaba en su plato y salió de la cocina.

Nuevamente ahí me tenía. Paralizado. Paralizado en medio de la cocina. No sé cuanto tiempo pasó, pero luego volvió a aparecer Rose en el umbral de la cocina. La miré. Nuevamente estaba vestida con su ropa.

-¿No dijiste que querías que te llevara a casa?-Balbuceé ¿Qué otra excusa tenía para poder estar con ella unos momentos más?

-No te preocupes por eso Billy. Quédate con Max, tomaré un taxi-Se acercó a mí-Hay que repetir esto ¿sí?-Murmuró cuando estuvo solo a unos centímetros de mí-Gracias por todo, fue asombroso-Sonrió y se puso de puntillas para besar mi mejilla. Me regaló el casto beso y se giró sobre sus talones para salir.

Entonces todo fue rápido. Rápido e inconsciente.

Estiré mi brazo para tomar su mano. Ella giró a verme con sorpresa. La jalé hacia mi y la apegué a mi cuerpo, y antes de que pudiera pronunciar palabra coloqué mis labios sobre los de ella. Ya la había besado antes. Si. Pero esta vez...esta vez sentí la enorme necesidad de detenerla ahí. Sentí el deseo de volver a estar recostados en mi cama, justo antes de dormir, saborear sus labios con ardiente hambre. De volver a verla durmiendo junto a mí. Sentí la estúpida necesidad de tenerla solo para mí. No. ¡No! No quería que ningún hombre la viera. No quería que ningún otro hombre la besara. ¡No! Nunca más.

Besó las comisuras de mis labios con dulzura y murmuró.

-Nos vemos el lunes-Susurró contra mis labios. Su aliento tibio y chocando contra mis labios.

-Mañana-Dije firme.

Ella sonrió y salió de la cocina con paso grácil.

Su caminar. Su femenino y sensual caminar. Me volvía loco.

-¡Adiós Max!-La escuché gritar.

-¡Adiós Rose!-En respuesta.

Negué con la cabeza ¿Qué había ocurrido las últimas 24 horas? ¿Cómo actuaría después de todo eso?

Con lentitud terminé de beber mi taza de café. Los champiñones aún seguían sobre el mármol y el plato estaba donde ella lo había dejado. Traje a mi mente los recuerdos de la pasada noche y tarde. Cada una de las palabras. Cada uno de los movimientos. Cada uno de los besos.

Mordí mi labio inferior tratando de evitar que una risilla estúpida saliera de mi boca.

Luego de dejar en orden la cocina salí. Lo primero que pude divisar fue una bolsa de plástico transparente sobre la mesa del comedor. Una pequeña tarjetita blanca dentro de la bolsa decía ''Para Max. Con cariño Rose'' Abrí la bolsa. Tenía varios paquetes de chocolates, gomas de mascar, caramelos y gomitas. Caminé con ella entre mis manos y entré a la habitación de Max.

-Ten-Le entregué la bolsa.

Ella sonrió al ver la tarjeta.

Luego me miró.

-Te gusta-Afirmó.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora