Capitulo 18

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-No importa. También lo siento Billy-Se puso de puntillas para besar mi mejilla-Adiós-Y abrió la puerta para salir.

''No'' No la iba a dejar irse tan fácil, segundos después pude moverme de mi lugar.

-¡Rose, espera!-Ella volteó, ya estaba un par de metros alejada.

-¿Qué ocurre?

-Quédate.

-No lo sé...-Empezó a acariciar su mentón en un gesto gracioso.

-Haré el desayuno mañana-Le regalé mi sonrisa más convincente.

Ella sonrió.

-Mañana es sábado.

-Lo sé.

-¿No tienes nada que hacer?

-No-Me encogí de hombros.

-¿Y me llevarás a casa?-Su sonrisa se hizo más amplia-Odio caminar-Hizo un gesto.

-No lo sé...-La imité.

Rió.

-De acuerdo. Vamos adentro.

Y volvió a la casa.

Sonreí.

-Es temprano ¿Qué haremos?-Preguntó animosa.

-No lo sé ¿Qué quieres hacer?

-¿Ves? Cuando quieres puedes ser muy agradable-Dijo burlona.

-¿Entonces ya no soy más el amargado?

-Aún lo sigues siendo, Billy. Solo que más agradable-Rió suavemente.

-Y tú sigues siendo fastidiosa-Contraataqué.

Frunció el ceño en un puchero.

-No soy fastidiosa.

-Sí lo eres.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-¿Y yo si soy amargado?

-Sí.

-Entonces tú sigues siendo fastidiosa.

-Solo tienes que esforzarte un poco más-Sonrió.

Fruncí el ceño.

-¿Vemos una película?-Dijo mientras se acomodaba bien en el sillón.

Vacilé no era mi actividad favorita. Pero tal vez aquel día podría agradarme.

-De acuerdo.

-Genial ¿Qué te parece si haces palomitas mientras yo busco una película?

-De acuerdo-Repetí.

¿Qué me hacía esa chica? No lo sé. Sin protestar me puse en pie del sillón y caminé a la cocina a preparar las palomitas. Le indiqué donde estaban las películas y entré a la cocina. Cinco minutos después salí de la cocina con un tazón lleno de palomitas y ella me miró con una amplia sonrisa.

-Muy bien Hargrove-Me apremió.

Me senté junto a ella y la película comenzó. En menos de veinte minutos ya no había nada de palomitas en el tazón y exactamente diez minutos después vi a Rose bostezar. Bostezó otra y otra vez. Sus ojos se cerraban y noté como intentaba acomodarse en el sillón. Llevó sus rodillas al pecho y se acurrucó. Poco después se volvió a poner recta en el sillón, supuse que había sido una posición bastante incómoda. Empezó a cabecear y bostezar profundamente. Se veía tierna. Tiró su cabeza hacia atrás y bostezó una vez más.

-¿Tienes sueño?-Pregunté divertido.

-No puedo mantener mis ojos abiertos-Admitió.

-Pude notarlo-Me burlé. Me fulminó con la mirada.

Después de bufar volvió a tirar su cabeza hacia atrás. Intentó acomodarse una vez más.

Suspiré ¿A quién le mentía? Moría por hacer lo que planeaba hacer.

Enrollé mi brazo en su cintura. Ella abrió inmediatamente. Antes de que pudiera protestar la jalé hacia mi, haciendo que su cabeza quedara recostada sobre mis piernas.

-¿Mejor?-Dije mirándola.

Ella sonrió tímidamente.

-Mejor.

Bastaron unos segundos para que cerrara sus ojos y cayera en un profundo sueño.

¡Dios! ¿Qué demonios estaba haciendo?

Desde el momento en que ella se recostó sobre mis piernas no volví a prestar atención a la televisión. Yo ya estaba disfrutando de mi propio espectáculo. Pasé mi mano por su cabello, era suave y sedoso. Analicé sus rasgos, su piel perfecta y rosados labios ''Y pensar que ya los había besado'' Podía estar así horas, días, meses enteros. Siglos si era necesario. Se veía tan tranquila...Y su pasado... ¿Quién podría haberlo imaginado?

Sentía la estúpida necesidad de retenerla ahí. Dejarla ahí para siempre. Acobijarla y protegerla.

Poco a poco mis ojos también se cerraron y quedé dormido.

Abrí los ojos. Miré mi reloj. Eran pasadas las diez. Habíamos dormido algunas horas y ahora mi espalda dolía por la disposición. Me removí un poco, con mucho cuidado de no despertarla. De inmediato ella también abrió los ojos.

-¿Qué hora es?-Preguntó en un susurro ronco.

-Un poco más de las diez-Respondí de la misma manera.

Ella asintió y luego de estirarse un poco se sentó. Se restregó los ojos y bostezó.

Liberó todo el aire que contenía en los pulmones y me miró.

-¿Dónde dormiré?

Vacilé. No había pensado en ese pequeño detalle. Cuando mencioné que la casa era pequeña, es porque realmente era pequeña. Contaba con dos habitaciones; la mía y la de Max. Dos baños; uno en la sala de estar y otro frente a mi habitación. La cocina, el comedor, la sala de estar, un pequeño patio trasero, depósito y fin ¿Dónde dormiría Rose?


당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora