Capitulo 26

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-También me agradas cuando no estamos peleando-Hizo una pausa-Eres divertida, admiro tu alegría y la forma que tienes de ver la vida. Eres inteligente y una chica fuerte, que se respeta así misma- Y me encanta que seas la única chica en la universidad que tiene algo además de sexo en la cabeza. También eres tierna, carismática y bondadosa. Un ejemplo-Se encogió de hombros.

Sonreí.

-¿Así que ya no soy la pesada molesta?

-¿Yo ya no soy el amargado insensible?

-Para nada Billy. Has sabido mostrarme que estaba totalmente equivocada. Eres un chico asombroso.

-Por supuesto que tú ya no eres la pesada molesta. También has sabido enseñarme que no hay que juzgar un libro por su portada. Y eres el ejemplo de mujer guerrera.

-¿Me darías un abrazo?

-Por supuesto que sí-Sonrió dulcemente mientras ladeaba la cabeza.

Me puse de pie y rodeé la mesa. Billy también se puso en pie de un salto y llegó hasta mi. Lo rodeé por la cintura y apoyé mi mejilla en su pecho. Él puso sus brazos alrededor de mis hombros, y nos quedamos ahí. Subí mi mirada. Billy tenía que agachar la cabeza ya que yo era más baja. Y nos quedamos así. Se agachó un poco más y sus labios acariciaron los míos.

-Admítelo. Me quieres, Hargrove-Susurré rozando sus labios.

-¿Tú me quieres?-Seguíamos usando el mismo tono, a la misma distancia.

-Sí.

-Yo también-Y ambos sonreímos. Puse mis manos sobre su pecho y estiré mi cuello para besarlo. Me encantaba besarlo.

Alguien aclaró la garganta. De inmediato me separé de Billy. Quería que me tragara la tierra, la vergüenza era increíble.

-¿Están listos para ordenar?-Preguntó aparentemente incómodo el mesero. Era un joven que tendría como mucho ventitrés años. Era no muy alto, ojos grises con largas pestañas y tez  morena. Guapo. Muy guapo. Me miró y me regaló una sonrisa de medio lado.

-Vamos a ordenar-Gruñó Billy. Se posó tras de mi y me abrazó por la cintura.

Sonreí graciosa.

-¿Qué desean tomar?-Dijo el chico.

-¿Qué quieres ordenar tú, amor?-Me preguntó Billy. Fruncí el ceño. Volteé rápidamente mi cabeza para verlo sobre mi hombro. Él se estiró y besó mis labios y luego le dio una mirada salvaje al mesero.

Entendí todo.

Quise reír. Bien, con que eso quería.

-Lo que tú quieras ordenar, cariño.

-Bien. Por favor dos filetes de salmón con ensalada de la casa, verduras, papas al horno y arroz al dente.

El chico anotó rápidamente en su libreta de mano.

-¿De beber que desean?

-Otra botella de champán, por favor.

-De acuerdo.

Anotó algo más.

-Gracias. Por favor retírese.-Dijo Billy con tono cortante.

El chico asintió y salió a paso rápido del salón. Carcajeé.

-¿Amor? ¿En serio Billy?-Me burlé. Él se encogió de hombros con indiferencia.

-¿Es que acaso no veías la forma en que ese idiota te estaba mirando?-Gruñó.

''Oh dios...''

-¿Soy yo o estás celoso?

-¿Yo? ¿Celoso?-Bufó.

-¡Estás celoso!-Exclamé antes de acercarme a él para colgarme de su cuello.

-No es verdad-Dijo mientras me estrechaba contra su cuerpo-Pero espero que no vuelva a aparecerse por aquí.

Reí. Me estiré y besé su mejilla para luego volver a mi puesto. Seguimos charlando y unos minutos después llegó la comida, comimos y seguimos con la charla. Billy me hacía reír, era adorable. Antes de llegar el postre el teléfono de Billy sonó.

-¿Sí?-Respondió rápidamente-¿Qué?...¿Cuando?-Sonaba alarmado, preocupado-¡¿Por qué la dejaste sola!? ¡Te dije que no la podías perder de vista!...¿Y sus medicamentos?...¿De acuerdo?-Gruñó y colgó. Lo miré con atención. Sacó su billetera y arrojó un buen mazo de billetes sobre la mesa.

-¿Qué ocurre?-Le pregunté.

-Lo siento mucho. Debo irme. Si quieres puedes pedir un taxi.

-¿Qué? ¿A dónde debes irte?-Pregunté exaltada.

-Max...-Murmuró.

-Te acompaño-Me puse de pie de un salto.

-No es necesario-Dijo antes de salir del pequeño salón.

-Si que lo es ¿Crees que solo vine por comer? Vine por ti Billy-''Oh, oh tal vez no debía decir eso''-Y por esa misma razón me iré contigo-Billy suspiró en algo parecido al alivio. Subimos al auto y condujo a su casa. No cruzamos palabra en todo el trayecto, no creí lo más apropiado romper aquel silencio.

Billy entró de golpe a su casa y yo tras él.

-¡Brooklyn!-Gritó-¡Brooklyn!-Repitió al ver que no respondía. Unos segundos después una joven, baja, rellena, morena y con el pelo bastante rizado y negro bajó las escaleras. El miedo se dibujaba en sus pequeños ojos color chocolate-¿Qué demonios ocurrió?-Refunfuñó.

-N-Nada Billy...-Balbuceó. Así que yo no era la única que se sentía intimidada con Billy alrededor.

-¿Cómo que nada? ¿Entonces para que me llamaste? ¡Estaba ocupado!-Exclamó con ferocidad. tenía que calmarlo o terminaría por golpear a la pobre chica. Por instinto me acerqué a él. Me planté frente a su enorme cuerpo y puse mis manos sobre su pecho con la intención de calmarlo.

Billy bajó la mirada a mí y sus músculos parecieron visiblemente más relajados. Cerró los ojos en un suspiro y se tranquilizó.

-¿Qué le ocurrió a Max?

-Creo que fue una pequeña recaída.

-¿Recaída?

-Sí.

-¿Está bien?

-Eso creo.

-¿Eso crees?

La chica asintió frenéticamente con la cabeza.

-Puedes irte Brooklyn. Gracias por todo. Ten-Dijo y le entregó un par de billetes. La chica tomó sus cosas y antes de que pudiera parpadear, la pobre chica ya estaba fuera.

-Iré a verla-Dijo Billy fue corriendo hasta la habitación de su hermana. Fui tras él-Hola pequeña-Murmuró Billy. Max estaba tendida en la cama. Lucía pálida y agotada. Tenía oscuras bolsas bajo sus ojos y sus labios y mejillas sin ninguna nota de color.

-Hola Billy ¿Qué tal su cita?-Aún no había notado mi presencia.

-Muy bien pequeña ¿Cómo te sientes?-Se apresuró.

-Estoy bien-Dijo. Trató de acomodarse pero una brutal mueca de dolor desfiguró su tierno rostro.

-¿Qué tienes?-Dijo Billy alarmado.

-Nada grave. Solo me duele un poco el pecho-Respondió Max en tono tranquilizador.

Billy me miró con ojos como platos. Me arrojó las llaves de su auto.

-Enciende el coche. Nos vamos al hospital.

Asentí y corrí al auto. Lo encendí como dijo Billy e instantes después apareció el cargando a su hermana en brazos.


당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora