Capitulo 40

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-Escucha-La jalé a mi cuerpo-Solo quería jugarte una broma.

-Que buena broma-Subió ambas cejas con escepticismo.

-Te diré porque lo hice-Pausé. Ella me miraba con atención-Lo hice porque quería ponerte celosa ¿sí? Porque quería ver como reaccionarías. Y lo hiciste. Te puse tremendamente celosa, y lo amé. Pero no quiero que lo vuelvas a hacer, porque te amo ¡A ti! Porque desde que te vi, ya no tuve ojos para otra chica. Porque ya cualquier otra mujer es insignificante para mí. Porque solo eres tú la que me hace sentir así, solo te deseo a ti, punto. Eres tú y siempre serás tú.

Su mirada se suavizó.

-Fui una estúpida, lo siento.

-No lo fuiste-Acuné su hermoso rostro entre mis manos-Fue adorable. Te amo. Te amo, te amo, te amo. Como no te lo imaginas-La besé suavemente, con ternura, con amor.

-Yo a ti Billy-Mordió mi labio inferior.

Duré unos minutos con ella así. Luego me obligó a ir con Max. Fui a su habitación, Max se encontraba dormida.

Estaba tendida en la cama, pálida y con los ojos cerrados. Me pareció notar que había bajado un par de libras. Se me hundió el corazón al verla conectada a aquellos monitores, al escuchar los pitidos pausados que me anunciaban que seguía latiendo su corazón, que aún seguía conmigo.

Me dejé caer en el sillón junto a la pared. La observé, como su pecho subía y bajaba con cada respiración. Las lágrimas comenzaron a salir, parpadeé de inmediato para ahuyentarlas. No sé cuánto tiempo pasó, perdí la noción de las horas. Veía entrar y salir enfermeras, inyectarle, moverla, tomar notas, analizar los monitores. Yo no me inmutaba, si quiera me moví. Al salir de su habitación ya comenzaba a oscurecer el cielo. Le hice unas cuantas preguntas al doctor que estaba encargado de mi hermana, me informó que en cuanto se encontrara un poco mejor, la trasladarían a una habitación.

Encontré a Rose sentada en la sala de espera ojeando distraídamente una revista. Dios sabe cuanto tiempo llevaba ahí sentada, pensé que en cuanto yo me fui con Max, ella se había ido directo para su casa, me sorprendió verla allí.

-Hola-Cuando me vio se puso en pie de un salto y llegó hasta mí.

-Hola.

-¿Cómo está Max?

-No lo sé, le han estado suministrando algunos sedantes, así que estuvo dormida todo el tiempo.

Ella asintió.

-¿Y cuando la trasladan?

-Cuando se encuentre un poco mejor.

-¿Tienes hambre?-Preguntó después de unos segundos.

-Un poco.

-Vamos. Cocinaré algo, necesitas descansar.-Tomó mi mano. No tenía ganas de salir a ningún restaurante esa noche, quedarme junto a Rose era lo único que quería y necesitaba.

Prácticamente me arrastró hasta el auto y ella tomó el puesto de piloto. El regreso a casa fue silencioso. La observé todo el tiempo, preguntándome como era que había hecho para conseguir una chica como ella.

-Vamos-Bajó del auto. Caminé tras ella hasta llegar a la puerta, donde me adelanté y abrí la puerta. Tan pronto como la cerré tras de mí, tomé a Rose entre mis brazos. Ella pareció sorprendida.

-¿Estás bien?-Preguntó frunciendo el ceño.

No le respondí. Solo la besé. La necesitaba, la deseaba tanto. En ese momento, ella era la única cosa que podría llevarme de nuevo a tierra.

당신을 사랑하자 (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora