II

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Como era de esperarse, la emperatriz Navier no tomó bien sobre la llegada de Rashta.

De hecho, estuvo cuando se encontró la emperatriz con Rashta. En ese momento ella no tuvo el tiempo de juntarse con su hermana el suficiente tiempo para sacar el tema, o mejor dicho, que Navier hablara de ello porque si bien Cordelia quería decírselo para que estuviera preparada, tiene que hacerle caso a su emperador.

—Su alteza —dijo Cordelia.

Andaba con un traje de pantalones porque estaba cabalgando.

Habló un poco con ella por algunos archivos que aprovecho anotar en una hoja para que los viera cuando llegó Rashta intentando hablar con ella con muy pocos modales

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Habló un poco con ella por algunos archivos que aprovecho anotar en una hoja para que los viera cuando llegó Rashta intentando hablar con ella con muy pocos modales. Cordelia se mantuvo al lado o cerca de la emperatriz sólo escuchando la conversación, sabía muy bien que no era su momento para hablar, esto era entre Navier y la esclava.

—¿La esclava? —Navier hablo viendo a la de cabello plateado.

—¡Su majestad! Perdone su insolencia —dijo la dama de compañía que estaba con Rashta— pero Lady Rashta no es una esclava.

Y yo soy la reina. Pensó Cordelia.

—Entiendo —dijo Navier lo más seco posible.

Cordelia ha estado buscando el origen de ella estos días y ha intentado no cruzarse con ella.

Estoy segura que es una esclava, carece de modales. Pensó Cordelia.

—Pero ¡Que alegría conocerla! He querido saludarla pero no he sabido como hacerlo —Rashta.

Tras quedarse sumida con sus pensamientos, Cordelia reaccionó muy tarde al oír a Laura decirle roñosa a Rashta.

—¿A quién le dice roñosa? —apareció su majestad.

Cordelia dio una reverencia cuando apareció y empezó a incomodar la pelea que estaban teniendo porque Navier estaba defendiendo a Laura hasta que condenaron a la dama de compañía 3 días en el calabozo.

—Su majestad —Cordelia vio irse a Navier e intento hablar con Sovieshu— si me permite dar un consejo.

—Ahora no y mejor cuida lo que dices, que sin tu cargo, no eres más que una bastarda —lo que dijo Sovieshu le afectó.

—Si, su majestad.

Sin más que decir, se fue del lugar a buscar a Navier e intentar consolarla. Al pasar los días, ella supo que Rashta no sabía escribir, algo que le causó extrañeza.

Si bien, una parte del pueblo que no sabe escribir o leer, la mayoría que no sabe ninguna de las dos son esclavos. Cordelia no le gustaba esto. Y lo peor es que hará esa esclava amante.

No pudo ordenar sus ideas porque tenía que entregarles unos documentos a la persona que estaba educando a Rashta.

—Permiso —entro a la sala donde estaban y se puso a ordenar los documentos cuando escuchó la conversación.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora