XXII

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Seis días, fueron seis días en los que Cordelia estuvo inconsciente. En esos días, pudo escuchar a su alrededor como si fuera una película, estaba y a la vez no en el lugar.

Cuando Navier saco a Azul y ella se puso en Cordelia, pudo sentir una conexión, algo extraña que no sabía que podría ser real. Podía sentir los sentimientos y entenderla sin tener que decir algo, sentía su preocupación por su dueña y esperaba que despertara pronto para que le de amor nuevamente.

Cordelia al enterarse de que Navier fue a Wilwol, sintió como ella y Azul se entendían, Azul fue a verla para cuidarla junto con mantener informada a su dueña. Al llegar, Azul se posó en la pierna de Cordelia y en unos segundos la bastarda pudo sentir, oír y ver todo lo que el colibrí vió, escucho y sintió en el viaje.

Ella se sintió tan dolida cuando vio la escena en la que Navier aceptó la propuesta de Heinrey, no obstante, ya estaba dolida cuando se entero que Sovieshu le iba a pedir el divorcio a Navier. Estaba claro que lo haría para que su bebé fuera legítimo.

"...¿O que le pidiera el divorcio a su majestad?"

Cordelia recordó las palabras del gran Duque Kaufman antes de que se fuera.

¿Qué pasaría con ella cuando Navier se divorcie y se fuera del imperio? Sabría que Sovieshu tal vez la iba a despedir. No porque no sirviera sus consejos, si no porque Lady Rashta podría intervenir y tal vez le recordaría que ya no tiene a Navier. Además, hace ya un tiempo de que Sovieshu no le pedía o pensaba algún consejo suyo a no ser de situaciones externas.

Buscaba la forma de saber como actuar ante aquella situación ¿Qué haría? ¿Se iría al occidente para apoyar a su hermana? ¿O se quedaría en el imperio que creció?

Cuando le dijeron que iban a matar cualquier ave que cruzaría a la habitación de Navier, le dijo que no se acercara por si acaso. No quería que se lastimara por accidente.

Por eso, por alguna extraña razón, sintió que Azul estaba en peligro. Se concentro para saber si hacía más fuerte su conexión, tal vez si lo hacía, sabría dónde estaba y le advertirá de que está en peligro. Sin embargo fue muy tarde, porque cuando lo logro, pudo sentir como atravesaban con una flecha a Azul para proteger a McKenna en forma de ave. Sintió el dolor de Azul y como, hasta último momento, solo pensaba en la persona quien la crío.

Ese dolor hizo despertar a Cordelia.

—Su herida va a costar que cicatrice, tienes que tener cuidado ahora en adelante. —dice el doctor— Evitar las cabalgatas y los entrenamientos con armas hasta ver que cierre completamente, o si no correrás riesgo que se te abra la herida.

—¿Cuánto se demorará en cerrar? —pregunta Cordelia mientras le cambiaban la venda.

Se podía ver en su cara cierto dolor.

—Varios meses, tendré que verte por lo menos una vez a la semana este mes para saber como a avanza.

—Gracias, —dice Cordelia— puede irse.

Apenas termino de vendar la herida, se fue y se quedaron los emperadores en la habitación de Cordelia para poder hablar. Se quedaron en silencio esperando que alguien hable.

—¿Es cierto? —pregunta Cordelia— ¿Ya desterraron a Kosair?

—Si —contesto Sovieshu— ¿Cómo supiste?

—Pude escuchar alrededor. —contesta Cordelia— Después de todo, al parecer esa teoría no era tan falsa... quisiera estar sola ahora, si me lo permiten.

Hubo un silencio enorme hasta que se empezaron a ir.

—Su majestad Sovieshu —dijo Cordelia antes de que se fuera— ¿Mataste a mi Colibrí por unas cartas?

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora