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—Es por eso pidió que el salón de banquetes fuera de esa forma para la boda —dijo Navier.

Cordelia le sorprendió ante lo que dijo Navier. Es cierto que el imperio del occidente tiene el poder suficiente para declarar a los Reyes emperadores y Cordelia pensaba que era solo cuestión de tiempo que lo hicieran, nunca pensó que iba a ser con Navier como centro de ese evento tan histórico. Bueno, jamás pensó que Navier se iba a separar de Sovieshu y se iba a casar con otro emperador o Rey.

—Es un suceso histórico. —dice Cordelia y puso sus manos en una mano de Navier— ¿Y quien mejor que tu? Fuiste la mejor en el imperio de Oriente, estoy segura que en este imperio lo harás igual.

—Gracias —dijo más tranquila Navier.

En ello llegaron las damas de compañía a la habitación de Navier. Cordelia se levantó para irse, es momento de cumplir sus obligaciones como consejera, sobre todo porque ayer en la noche le llegó una carta a través de su sirvienta. Iba a llegar alguien muy importante hoy.

Heinrey pidió ayuda de Cordelia en ver si se sentiría cómoda Navier en la boda o si los preparativos están bien. Ayudó en mostrar algunas cosas que se podrían mejorar o cambiar algunas, todo lo hacía de forma no oficial para que no se hablara del tema de que la prima de la Reina ayuda en los arreglos de la boda.

—Por cierto, las damas de compañía llegaron a la capital —dijo McKenna.

Cordelia sonrió ante esa noticia, estaba segura que Navier va estar muy feliz cuando las vea.

Mientras fue a buscar un libro en la biblioteca y fue nuevamente a la oficina de Heinrey para hablar nuevamente sobre el imperio con sus tradiciones. En ese trayecto se cruzó con la antigua Duquesa de Tuania.

—Me alegra verla, —dice la amiga de Navier— supongo que ahora debo llamarla Duquesa Trovi.

—Duquesa Cordelia o solo Cordelia basta. —Cordelia sonríe— ¿Y cómo la llamaría a usted? Ya no es la Duquesa de Tuania.

—Solo dígame Nian o Lady Nian. —parecía que ella quería decirle algo— Ya que nos cruzamos por coincidencia, quisiera decirle que gracias por todo, no hay palabras o acciones que haga o diga para compensarla, solo nuestra fidelidad hacia usted y a la Reina Navier.

—Yo solo ayude a una causa. —dijo Cordelia con una sonrisa— Si me disculpa, tengo que hacer una investigación, si aún está donde su majestad Navier, podríamos seguir hablando.

—Espero que eso ocurra y... el Vizconde Landre esta acampando cerca de la capital, quiere hablar con el Rey Heinrey.

—Entiendo.

Al seguir cada una en su camino, al llegar a donde el Rey, se dio cuenta que hace poco le habían dicho porque la persona mensajera estaba ahí.

La quinta división orden transnacional de caballeros esta acampando afuera de la capital y la persona que los lidera es el Vizconde Landre. Cordelia sabía lo del Vizconde porque de eso se trataba la carta anónima, era de él quien envió la carta.

—Le quieren devolver el favor a la Reina. —dice Cordelia cuando estuvo sola con Heinrey y McKenna— Por haberle salvado la vida.

—¿El Vizconde Landre fue la persona quien apuñaló a Lady Rashta? —pregunta McKenna— Me acuerdo un poco por los rumores.

—Si, es una larga historia —dijo Cordelia.

—Tenemos tiempo. —dijo Heinrey— Mañana va a ver una reunión con el líder.

Cordelia pensó un momento y suspiro, son pocas la veces que contaba algo en que involucraba la red.

—El Vizconde Landre me pidió ayuda a saber la verdad sobre los rumores que estaban en ese momento con, en ese entonces, la Duquesa de Tuania.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora