XXI

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Una vez, después de que Cordelia se divirtiera con Kosair y el Marqués Falhan cuando tenían unos 14 años, estaban en los jardines con Navier, quien se habían cruzado con ella.

Dicen que alguien que esta en coma, puede escuchar a su alrededor —dijo Cordelia estando sentada en una rama gruesa de un árbol.

¿Otra vez leyendo esas teorías del médico loco? —pregunta Kosair con una sonrisa.

Muchas cosas que plantea tienen sentido y han funcionado —Cordelia lo defiende.

Será mejor que bajes de ahí —dice Navier— Te van a castigar de nuevo por andar arriba de los árboles.

De igual lo van hacer por usar un vestido como el de los del pueblo —suspiro Cordelia.

Creo que te ves bien, lady Cordelia —el Marqués Falhan le estira la mano para bajarla con cierto sonrojo.

Cordelia sonrojada, acepta la ayuda del Marqués para bajarse del árbol.

Bueno, si por algún motivo, espero que no, estoy en coma —dice Cordelia arreglandose la ropa— me gustaría que me hablen, así cuando despierte, les diré "se los dije".

Todos ríen ante el comentario ¿Quién diría que de verdad Cordelia iba a estar en ese estado por una herida de flecha en el abdomen?

—¡Guardias! ¡Ayuda! —esos gritos y los pasos fuertes de los guardias fue lo último que escucho.

Lo último que vio fue el rostro de la sirvienta, quien atino en sostenerla un poco para que Cordelia no se pegara en la cabeza. Ese rostro todo preocupado por lo que acababa de pasar.

Tuvieron suerte que la flecha no le atravesó, aunque estuvo a centímetros de hacerlo. Claro que eso la indujo a un sueño profundo cuando se la sacaron. Esa noche, Navier casi ni durmió por lo que escucho de Sovieshu sobre el divorcio y al día no sirvio de mucho cuando se entero del estado crítico de Cordelia.

—Está estable, pero no se cuanto tiempo estará en coma. —dice el Doctor— Puede ser días o meses.

—Muchas gracias, Doctor —dijo Navier viendo a su hermana que se podía notar las vendas.

Las sirvientas subieron las sábanas para taparle aquello, así no se vería débil.

—¿Aún no saben quien fue? —pregunta Navier a Sovieshu.

—Arrestaron al culpable, no quiere decir quien lo contrato. —dice Sovieshu.

—Sabía lo que estaba haciendo, debió estar un tiempo vigilandola o vigilando la oficina de Cordelia para saber cuando atacar. —comenta Navier— Todos saben que es difícil de herir, ella sabe pelear.

—Declaró que estuvo varios días viendo la oficina para saber cuando atacar —dijo Sovieshu— y que gracias al ave de ella, tuvo un pequeño instante de hacer su trabajo.

Estaba claro que lo iban a sentenciar a muerte si no pedía perdón o no hablaba.

—¿Suplico perdón? —pregunta Navier.

—Dice que no se arrepiente.

—Sigan interrogando, hay que descubrir quien lo mando —Navier estaba preocupada por Cordelia.

—Si me disculpan, —dice el medico— le daré las indicaciones de los cuidados.

El médico le explicó los cuidados y lo que debían hacer, él vendría cada tanto a cambiarle las vendas junto con ver cómo va.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora