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Cordelia estaba con Navier abriendo los regalos que le estaban llegando a su majestad por su cumpleaños. Muchos le causaron curiosidad hasta que se toparon con la famosa poción de amor.

—¿Cree que sea real? —pregunta Cordelia.

—No lo sé, son difíciles de hacer y solo se venden en el mercado negro, incluso pueden llegar falsas allá —dijo Navier.

—¿Quiere que investigue?

—No, déjalo así.

Cordelia asintió y antes de abrir más regalos, ella le paso una cajita pequeña a Navier.

—¿Qué eso? —pregunta Navier.

—Un presente, —dice Cordelia con una sonrisa de oreja a oreja— Ábrelo.

Navier sin quejas y pudo ver una semilla con una carta al lado.

"TU NUEVO ARBOL DE LOS DESEOS"

Se quedó pensando un momento lo que estaba pasando hasta que reaccionó. No sabía que decir o que hacer.

—¿Este es...?

—La semilla de un árbol, va a ser tu nuevo árbol de los deseos —Cordelia le dio una sonrisa cálida— y créeme que va a ser mejor o más bonito que el último que plantaste.

Tal vez se pensaría que seria un regalo cruel por todo lo que estaba pasando y la historia sobre el árbol de los deseos que tenía Navier con Sovieshu. Sin embargo, Cordelia lo hizo con un gesto para tuviera un poco de esperanza o un nuevo deseo para su futuro, eso Navier lo entendía. Un símbolo de que todo puede mejorar con esperanza.

—Es un lindo regalo —dijo con una sonrisa Navier.

—Si quieres, cuando la quieras plantar, lo hacemos juntas.

—Sería bueno.

No pasaron mucho tiempo hablando cuando llegó Reina a la habitación de Navier. Cordelia todavía no sabía que hacer con él, tenía sus sospechas de porque se esforzaba tanto en conseguir la atención de la emperatriz de otro continente.

Vieron el regalo del príncipe Heinrey y al probarlo, su majestad quedó fascinada.

—Si el príncipe Heinrey lo cocino, puedo decir que es igual de talentoso que tú —dice Navier hasta que vio algunas joyas dentro del pastel— aunque algo exagerado.

En ese momento Reina se fue volando sin quedarse otro rato más.

¿Cómo se lo abra tomado? Se preguntaba Cordelia. Ese pensamiento no esperaria mucho la respuesta porque Navier decidió ir a visitar al Príncipe para agradecerle y ver al ave.

—¿Está segura de esto? —pregunta Cordelia acompañándola.

—Segura, además no estoy haciendo nada malo.

Al llegar, pudieron ver a McKenna en la entrada de la habitación del príncipe Heinrey.

—¡Santo cielo! ¡Su majestad! ¡Lady Cordelia! —McKenna dio una risa incomoda.

Cordelia le pareció curiosa su reacción.

—Vine a decirle algo al príncipe Heinrey ¿Está aquí?

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora