Una esclava, interesante. Pensó Cordelia al leer un papel que le entregó un niño que estaba delante de ella.
—Gracias, que lindo dibujo —dijo con una sonrisa— y un lindo dibujo debe ser premiado.
Cordelia le dio una pequeña canasta de flores y le puso un papel sellado que solo el niño vio.
—Ten, hay un florista a media cuadra, dáselo y de seguro te dará un buen precio por ella —dijo Cordelia.
—Muchas gracias, Lady Cordelia —el niño se fue con una sonrisa.
Mientras tanto, ella se levantó de la plaza de donde estaba leyendo y se fue a donde el palacio. Estaba ahí solamente para recibir ese mensaje sellado.
Cuando llegó al palacio, fue a su habitación y quemó con una vela el mensaje para luego cambiarse ropa. Sus vestidos eran simples, le gustaba muchas veces los vestidos simples.
Una esclava se hospedara en el castillo. A ella no le gustaba esa idea. ¿Cómo se lo diré a Navier?
No pudo pensar mucho cuando le tocan la puerta.
—¿Quién es? —pregunta Cordelia.
—Un mensajero, mi Lady Cordelia, la emperatriz Navier la busca —dijo desde el otro lado de la puerta.
—Voy enseguida —dijo mientras veía el papel desintegrarse hasta solo dejar basura en un plato.
Ese plato se le podía ver que estaba manchado por todos los papeles que dejaba quemarse.
No quiso hacer esperar a su majestad, fue directamente a dónde probablemente debería estar a esa hora, a su lugar preferido.
—Buenos días, su majestad —dijo con reverencia al verla sentada, tan hermosa como siempre.
—Buenos días, querida hermana —dijo Navier.
Cordelia saludo a las damas de compañía de Navier para luego acomodarse y sentarse en el pasto, lo que más le encantaba.
—Hoy es un día hermoso ¿no crees? —dijo Navier.
—Muy lindo, aunque no se compara con su belleza, su alteza.
—Me gustaria pasar más tiempo con mi hermana antes de que llegue Sovieshu, no con la consejera.
Cordelia sonrió y acepto lo que dijo ella. Disfrutaron ese pequeño descanso antes de volver a los deberes que tenía cada una, más Navier que a veces no tenia mucho tiempo de hablar con ella por los trabajos que le daban.
No importaba si ese descanso era de 10 minutos o de una hora, apreciaba ese tiempo juntas.
—¿Qué pasó con el hijo del Marques que nos visito en la última actividad? —preguntó Navier a Cordelia.
Cordelia era la menor que Kosair y Navier. Si bien es joven, ya debería estar casada, pero ¿Quién aceptaría a una bastarda?
—Los rumores lo espantaron —dijo Cordelia encogiendose de hombros.
—Encontrarás a alguien pronto —dice Laura animadola.
—Me gusta la idea de encontrar a alguien —a ella le gusta el romance— pero el tiempo no me aproblema, si no los rumores que no permiten que se acerquen.
—Ya abra alguien que se interese en ti y no le haga caso a los rumores —dice Navier.
—Eso espero —dice sonriendo.
Hablaron un rato para luego irse a hacer sus deberes.
Pasaron los días y llego el emperador. Cordelia no pudo ir a ver al emperador apenas entrará porque tenía que hacer un trabajo que le mando porque la emperatriz esta ausente.
Al dia siguiente un vestido igual a que ocupaban las personas del reino, casi parecía a de una pueblerina que la contrataron para ser sirvienta.
Al leer unas notas que le habían enviado sobre la esclava que llegó con el emperador que le causaron curiosidad. Alguien choco por de lado ella, por efecto de inercia, doblo los papeles que tiene en la mano para que no leyeran su contenido.
Vio de frente quien la empujó para esperar su disculpa, ya que Cordelia no fue la culpable.
—¿Quién es usted? —dijo la mujer causante del empujón.
La esclava. Pensó Cordelia. ¿No pide disculpas?
Miró para todos lados y vio como el emperador se dirigía hacia la esclava. La cual ella se puso a llorar.
¿Esto es real? La consejera se sorprendió ante la actuación de esa esclava.
Cordelia siguió caminado y se quedó al lado del emperador un momento sin antes hacer una reverencia.
—¿Qué le hiciste a Rashta? —dijo Sovieshu mirándola.
—Nada su majestad, no le haría nada a una esclava herida —Cordelia dijo sin ningún pelo en la lengua con una sonrisa amable— sobre todo porque su majestad le dio hospedaje.
—No es una esclava —dijo severo.
—Perdón, los rumores en el palacio decían que era una esclava —Cordelia se dio la vuelta para mirar a la de cabello Blanco— pido perdón... si me disculpan, ordenare mis deberes que debo informarle a la emperatriz cuando llegue.
—¿Le vas a decir a la emperatriz sobre Rashta? —pregunta el emperador.
—No le diré si usted quiere su majestad, pero se enterara de otras bocas —hizo una pequeña pausa— si requiere mi consejo, creo que mejor que le diga por usted mismo antes que crea los rumores, su majestad.
Sin más que decir, ella se fue del lugar y cuando entró al palacio, viendo que no estaba ni cerca el emperador o la esclava, pudo respirar, mostrando su preocupación.
¿Por qué su majestad actuó de esa manera?
Cordelia sacó ñas conclusiones con los mensajes que le dieron y supo que no iba a gustar lo que venía.
Una amante como esclava... ¿Cómo se lo va a tomar Navier?
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La bastarda de los Trovi
Fiksi Penggemar[FANFIC de la emperatriz divorciada] En el intrigante mundo del imperio de Oriente, seguimos la historia de una hija ilegítima, la sombra secreta de la emperatriz hermana de la emperatriz y consejera en la corte oriental llamada Cordelia, que se ve...