XXIV

428 50 3
                                    

El Sumo Sacerdorte ya visito a Sovieshu y Navier.

Cordelia estaba en la reunión cuando Sovieshu informó que se iba a divorciar y ella se fue cuando lo hizo Navier. Sin embargo, tomaron caminos separados, ella se fue directamente a la habitación del Duque Ergi lo más sigilosa posible para que nadie hable.

Sabía que había llegado Heinrey porque Navier dijo que llegó Reina junto que el Rey le envio un mensaje.

Se preparo para ver al Rey, con la idea de que después pasaría lo del divorcio.

Se preparo para ver al Rey, con la idea de que después pasaría lo del divorcio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al entrar, vio al Rey Heinrey y Cordelia hizo una reverencia.

—¿Es cierto lo de tu herida? —dijo Heinrey preocupado.

—Si, Rey Heinrey, —dijo lo más recatada posible— y supongo que ya sabe quien es el culpable.

—Si, pido disculpas en su nombre y como recompensa, le pido que sea mi consejera en occidente.

Cordelia se quedó mirando a Heinrey mirando sus ojos, esperando descifrar lo que acaba decir.

—¿Lo dice como solución de lo que hizo su amigo? ¿Será para mantenerme cerca para utilizarme? ¿O tal vez es solo para mantener feliz a Navier?

Por primera vez, Heinrey pudo ver, aunque sea un momento, el interior de Cordelia y pudo ver que la utilizaban para beneficio propio del imperio, que ella sabía que la querían utilizar y aún así ella iba por Navier. Si bien, la emperatriz la quiso cerca para cuidarla y darle un mejor futuro, nunca vio la verdadera intención de Sovieshu.

—Lo que hizo el Duque Ergi no tiene perdón, y le diré que no se te acerque hasta saber la verdad. —dice Heinrey— Y créame que se lo digo por las veces que me ha dado un consejo, si quiere vivir en el palacio para estar con Navier y no como consejera, le daré una habitación apta para usted junto a lo que necesite la hermana de mi Reina.

Cordelia tenía tantas cosas que decirle, tantos sentimientos encontrados que le quería decir a la cara. Sabía que el está de todo esto, le convenía que Navier se divorcie.

¿Qué mejor que conocer la verdadera razón de Heinrey, que en su propio imperio?

—Me da curiosidad que me tengas como opción como consejera, sabiendo que soy de este imperio. —suspira un momento— Hire donde vaya su majestad Navier, claro que no se si podré aceptar su oferta de consejera.

—Seguirá la propuesta en pie hasta que usted me diga —dijo Heinrey.

—Muchas gracias por entender —Cordelia se fue, ya no tenía tiempo para seguir hablando con él.

Se fue al palacio de la emperatriz a esperar que Navier fuera a hablar con Heinrey y esperarla ahí. Duró más tiempo de lo que pensó, pero al fin la vio.

—Su majestad, —Cordelia se acercó a Navier— como última petición, quisiera sacar los rumores sobre mi.

—¿Estás segura? —Navier se sorprendió.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora