XXIII

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Cordelia se puso al día en un día, ya que su red le ayudó un poco. Algunos eran cercanos al palacio, eso ayudaría para mantener el secreto de lo que hacía Cordelia.

Dejando eso de lado, convenció a sus majestades en que ya podía asistir a las reuniones. Estuvo cuando pasó los de dos nobles reclamando a Rashta como su hija perdida.

Cordelia intervino para que no ponga una pena tan grande a quien mienta. No podía hacer mucho porque esperaba que le dijera Navier cuando seria el momento en atacar. Además, estaba muy ocupada en llevar sus cosas importantes a la mansión del occidente, tarde o temprano se iba allá con su hermana.

—Una pareja la contrato su majestad Sovieshu, y la otra pareja la contrato el Duque Ergi Claude —dijo su mensajero.

—Parece que tuvieron la misma idea. —dijo entre dientes Cordelia— Quiero que le mandes este mensaje al Marqués Karl y esta para uno de los profesores de la academia de Wilwol, atrás su nombre.

El Marqués no era de su red, pero necesitaba hablar algo urgente con él.

—Si, Lady Cordelia.

Cuando se fue el mensajero, se quedo mirando la carta que abrió apenas se la entregó, que decía que era "ánimo" hasta entró el Marqués Falhan a su oficina.

—Marqués Falhan ¿A qué le debo esta sorpresa? —dice Cordelia, dejando de lado los archivos junto que guardo la carta.

—Vengo a ver que no te exijas, —pudo ver qué trajo los chocolates favoritos de Cordelia— unos dulces no te harán mal ¿No crees?

—Muchas gracias por preocuparte pero ya estoy mejorando, —Cordelia saco un chocolate— la última venda ya no salio con sangre.

—Eso significa que debes seguir igual.

—Si sigo igual, no tendré la misma resistencia cuando vuelva con las armas o cabalgata —se queja Cordelia.

—Entonces le propongo pasear un rato en los jardines ¿Qué le parece?

A Cordelia le gusto la idea, fueron a caminar junto con conversar un rato más, riendo un poco y recordando ciertas cosas, hasta que cruzaron con Rashta.

—Lady Cordelia ¿Cómo se encuentra? —pregunta Rashta.

—De maravilla. —dice Cordelia— Felicidades por tus padres, ahora eres noble.

—Gracias —dijo Rashta alegre hasta miró al Marqués Falhan.

Recordó que él estaba cuando pasó lo de Kosair. Cordelia se acordó de eso y al parecer el Marqués Falhan no se esmera demasiado en no mostrar su desprecio.

—Es descortés mirar a alguien mucho tiempo y no decir nada, Lady Rashta. —Cordelia miró al Marqués Falhan— ¿Podemos seguir, Marqués Falhan?

—Por supuesto, Lady Cordelia —contesto el Marqués.

Siguieron caminado, dejando sola a Lady Rashta, que extrañamente no hizo nada para perjudicarlos.

Los días siguientes fueron casi iguales, el Marqués Falhan iba a ver a Cordelia para ver que estuviera bien y dependia del dolor es si se quedaban en la oficina o iban a pasear al jardín hasta que un día llegó con noticias.

—Kosair esta en el occidente, hospedandose en el palacio por el Rey Heinrey —al decir eso, Cordelia suspiro.

—Es un alivio. —Cordelia sonríe— me ha costado ubicarlo, al menos esta bien.

—Me mandó una carta para su majestad Navier —me mostró la carta sellada— ¿Me acompañas a llevársela?

Cordelia quería ir, pero aún tenía sentimientos encontrados con la situación, lo más probable es que ya sabría lo que contendría esa carta.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora