XXXVIII

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Cordelia no podía creer lo que estaba pasando, había besado al Gran Duque Kaufman y pronto iban a poder anunciar que son pareja.

—Ni pienses que mi habitación volvera a ser un cuartel para visitas a escondidas con el Gran Duque Kaufman —dijo Kosair molestando a Cordelia con cierto recelo a Kaufman, ya que no lo conocía tan bien como para decir que apruebe o no ser la pareja de ella.

—Eres el mejor, —Cordelia abrazo a Kosair y luego se separaron— ninguna palabra de esto a Navier, quiero contárselo después de su boda ¿De acuerdo?

—De acuerdo. —asintió Kosair— Ahora tendré que darle las malas noticias a Falhan.

Cordelia le dio un pequeño golpe a su hermano en el hombro para luego seguir hablando de otra cosa un rato más hasta que se fue de la habitación para seguir con sus obligaciones como consejera, todo andaba normal. Al día siguiente fue lo mismo, claro que dentro de ella, esta irradiando una alegría que hace mucho no lo sentía de esa manera.

Después de tantas cosas que hizo en la mañana para recuperar el tiempo perdido, decidió descansar un rato paseando por el jardín cuando acabo de almorzar. En ello, se cruza con Yunim que acaba de terminar de rotar a los guardias.

—Duquesa Cordelia —Yunim llamó la atención de Cordelia— ¿No debería ver lo último que falta? Ya solo quedan 3 días para la boda.

—Descanso un poco antes de volver a mis deberes —responde Cordelia tranquila— ¿Y usted no debería a sus guardias? Según lo entendido, es horario de su trabajo.

—Creo que ambos tenemos un pequeño descanso —sonrió Yunim.

Empezaron a hablar un rato de forma amistosa, cualquiera que los miraba, podría ver que tenían cierto vínculo amistoso que los hacía sentir cómodos uno al lado del otro. Eso lo noto enseguida el Gran Duque Kaufman cuando los vio hablando desde lejos, sintió celos en un instante al ver a Cordelia tan alegre y siendo ella misma con otra persona, aunque los reprimió porque sabía que no debería sentirse así, dado que ella ya no está reprimida o siendo juzgada como lo era en el imperio de Oriente por haber sido hija ilegítima.

Pudo ver cómo el guardia le da una una dirección, pero no pudo entenderlo porque un colibrí capto su atención.

—¿No eres el colibrí de Cordelia? —habló el Gran Duque Kaufma— Luz ¿Cierto?

Kaufman levantó su mano para que se posara el ave, el cual lo hizo con mucha confianza.

—Es muy exigente el ave de Cordelia —dijo una voz familiar para el Gran Duque Kaufman.

Kaufman miró atrás suyo y vio a Lord Kosair con media sonrisa al ver la escena del colibrí.

—Lord Kosair ¿Por qué lo dice?

—Del tiempo que Cordelia tiene a Luz, no se ha dejado tocar por nadie con excepción de Navier y yo. —responde con sinceridad— A veces pienso que el ave entiende lo que sucede alrededor de Cordelia.

—Dijo que es un ave muy inteligente —dijo Kaufman recordando las palabras de Cordelia.

—Puede ser. —Kosair se acerca al Gran Duque mirando a su hermana hablando aún con Sir Yumin— ¿Sabe por qué no intervine ayer, Gran Duque Kaufman?

El Gran Duque tiene un leve sonrojo al recordar la situación de ayer, pero siguió con la seriedad que lo identifica.

—Me gustaría saber la respuesta.

—Cuando se fue usted del imperio de Oriente, yo llegué poco después y la expresión de mi hermana Cordelia siempre era un misterio, se sentía sola. —Kosair miró al colibrí que empezó a volar alrededor de él— Pero cuando la vi, la vi triste, quería que me contará ella misma, pero nunca lo hizo... le pregunté a Navier y ella dijo que se había ido un Gran Duque que se hizo muy amigo de ella de manera urgente. Luego, cuando alfin me habló, fue para pedirme ayuda y al hablarme de usted, pude notar cierta chispa en sus ojos, algo que corrobore cuando se juntaron... Su mirada ahora brilla con una luz que nunca había visto antes, y ha derribado varios muros que protegían su corazón.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora