La bastarda de los Trovi

III

—Su majestad —Cordelia hizo una reverencia.

—¿A qué vino a esta hora tan temprano? —pregunta Sovieshu— Supuestamente en unas horas más te veo.

—Es sobre lo que me pidió sobre Lady Rashta, su majestad.

—¿Qué pasa con ello?

—¿Está seguro de querer usar los favores especiales para Lady Rashta? —pregunta Cordelia de una manera en la que el emperador no se enoje— Después de todo, me pidió que solo 2 veces al año podría usar a mis colibríes para favor del imperio y solo estrictamente cuando es necesario.

Una cuando lo use el emperador Sovieshu y otro cuando lo use la emperatriz Navier.

Él sabe que con una orden de ella, el rumor de Rashta es una esclava fugitiva sería totalmente "falso" con algún otro tema o rumor con más solidez a favor de Lady Rashta. Sin embargo, si lo ocupa, sabe más que nadie que no podrá usar la red de Cordelia hasta el próximo año, todos saben que es una red muy poderosa y que por eso, tiene controlada a Cordelia a favor de los emperadores, o por lo menos, lo tiene claro Cordelia y ellos.

—¿Qué piensa sobre esto? —pregunta Sovieshu.

—Si usted afirma que Lady Rashta no es una esclava, —empezó a hablar Cordelia— su rumor no durará mucho y que habrá otras formas de que se gane a los nobles, seria un desperdicio usar mis aves sabiendo que se pueden usar para otras cosas más importantes que un rumor.

—¿A qué te refieres?

—Si yo no he usado a mis colibríes para limpiar los rumores de mi ¿Cuál sería la diferencia de Lady Rashta? —Sovieshu le iba a decir algo pero Cordelia siguió— Si Lady Rashta sigue siendo la misma persona amable que dice que es, se ganara a las personas fácilmente ¿No cree?

Sovieshu pensó un momento y Cordelia espero todo el tiempo que sea necesario.

—No lo usaré, ya puedes irte.

—Su majestad —dio una reverencia antes de irse.

Unas días después, ya era el momento de recibir a los invitados que estaban llegando, Cordelia no pudo acompañar a sus majestades por ver que todo estaba en orden, junto que aprovechaba de investigar sus sospechas respecto al ave.

Por eso, cuando estaba con su majestad Navier le estaba enseñando el lugar al príncipe Heinrey, se cruzaron con Cordelia que estaba apreciando unas flores más de cerca con un mensaje cerrado en la mano.

—Lady Cordelia, —dijo Navier— te queda hermoso el vestido que hiciste, me alegra saber que ocupaste las telas que sugerí.

—Su alteza —Cordelia hizo una reverencia— y es un honor que me haya pedido que usará el vestido, sabiendo que usa la misma gama de color usted hoy... no quisiera que hayan rumores que den mala estigma a cualquiera de las dos.