XXXIX

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Un día antes de la boda de Navier, Cordelia debería estar preocupándose de su majestad en vez de todo el alboroto de mantener a Delis escondida en la mansión y de la sirvienta Elina, la que supuestamente cometió traición.

En la mañana le estaban arreglando el vestido la sirvienta Eloise y Elina.

—Antes de irme, quiero hablar contigo Elina —dijo Cordelia tranquila— He oído que le revelaste a Lady Krista sobre Colibrí ¿Es cierto?

La sirvienta se quedó quieta procesando lo que acaba escuchar, sabía que estaba acorralada. No podía mentir porque sabía que ella ya sabría las razones, solo esperaba ver si decía la verdad o no.

—Perdóneme Duquesa Cordelia. —empieza a hablar la sirvienta casi gritando— Lady Krista me ofreció algunas monedas adicionales, y pensé que no causaría ningún daño... solo le dije quien contacto para darle alojo en su mansión y servile como sirvienta junto a entregar mensajes a ciertas personas, eso es todo lo que dije.

—Comprendo que puedan surgir tentaciones, pero mi Colibrí es esencial para mantener la estabilidad y proteger a nuestra gente, por algo se te dio un techo y trabajo... si hubiera problemas de dinero me hubieras hablado. —Cordelia suspira— La discreción es crucial, tu indiscreción podría haber puesto en peligro todo lo que construyó.

—Lo lamento Duquesa Cordelia, le prometo que no volverá a ocurrir. —la sirvienta se veía nerviosa— Le suplico piedad.

—¿Alguien te ayudo o apoyo? —pregunta Cordelia.

—No, actúe sola —dijo la sirvienta Elina.

Cordelia miró a su sirvienta Eloise.

—Actuó de manera solitaria. —afirmó Eloise— Sus padres que trabajan en la mansión, son tan fieles a usted que fueron ellos quienes hablaron sobre lo que hizo su hija, pidieron clemencia.

—En honor a tus padres, es por eso que no podre cortarte la lengua. —Cordelia hizo un gesto a Eloise mientras escribía algo en el mueble cerca de ella— Serás enviada a otro lugar fuera del imperio, no te faltara nada comida y un techo decente donde dormir.

Termino de escribir y se lo paso a Eloise cuando se acercó. Cordelia vio a Elina con sentimientos encontrados.

—No volverás a pisar este reino hasta que yo lo diga y bajo mis condiciones, tu castigo será una advertencia para los demás. —Cordelia abrió su ventana— Anda a la mansión a empacar.

—¿Qué hay de mis padres? —pregunta Elina preocupada.

—Tus padres no cometieron ningún error. —Cordelia tomo su cajita donde estan las orquillas para empezar elegir una— Se le dirá donde estarás para que te envíen cartas y te puedan visitar, si ellos quieren.

Elina no sabía si exactamente eso era un castigo o no, pero lo acepto y se fue. Cordelia espero in momento para poder hablar.

—Que tenga mala fama, digan que es una exiliada que puso el honor de sus padres al suelo y pongan la orden que si dice algo más, aunque sea lo más mínimo, que le corten la lengua para luego desmentir lo que dijo —Cordelia estaba enojada consigo misma.

¿Por qué no lo vi venir? Pensó Cordelia, estaba tan inmersa en ella, que no vio el cambio de Cordelia.

—¿No cree que fue muy gentil con Elina? —preguntó la sirvienta Eloise preocupada— Nos expuso a la ex reina.

—Esto es solo un parche, por mientras que pienso como me encargo de cómo desmentir lo que dijo. —Cordelia se mordió el labio pensando— Si ella se cruza con la sirvienta Delis, díganle que fui yo quien le corto la lengua, inventa una historia convincente, pero que no lo escuchen sus padres.

La bastarda de los Trovi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora