—Lady Cordelia —el príncipe Heinrey llamó la atención de Cordelia que estaba caminando sola.
¿Por qué ahora? Pensó Cordelia.
Ese era su momento de estar sola sin tener que preocuparse de sus tareas. Algunas veces en el año se daba ese momento para pensar en algunas cosas de su vida o lo que pasa a su alrededor dejando a un lado su trabajo de consejera o de su red. Generalmente era un momento en la tarde o el día completo, por eso se dedicaba, como mínimo, un día de antelación viendo sus trabajos para cuando se tome ese tiempo, no le afecte en nada. También veía si ese mismos día, había algo inesperado que necesitara su ayuda, lo pospondria.
¿Qué pensaba ella cuando se tomaba ese tiempo? A veces se sentía alguien en un lugar desconocido y no hablaba el idioma ¿Seguiría sintiéndose así si arreglara los rumores? Ya no era cosa de los rumores, Cordelia pensaba que era ella.
—Príncipe Heinrey —Cordelia estaba en el puente en el que estaba cruzando él y el de cabello azul— y usted debe ser Lord McKenna ¿No es así?
—Así es, Lady Cordelia —dice el príncipe Heinrey.
—Es un placer conocerlo al fin —sonrió ella.
—El placer es mío —le devolvió la sonrisa McKenna.
Él se quedó hipnotizado con su color de ojos y mechón blanco, también por parecer alguien sencilla por como andaba vestida.
Empezaron a caminar juntos para hablar cuando justo aparece Lady Rashta.
—Creo que es mi momento de irme —Lady Cordelia salio del lugar, era su momento de irse y poder tener la soledad para pensar lo que quería.
—La acompaño —dijo Mckenna.
No tuvo tiempo de decir algo cuando estaba ya caminado al lado de ella y ya lejos del príncipe Heinrey y Lady Rashta.
—Espero que le guste la recepción del lugar, Lord McKenna —dijo tranquila Cordelia.
—Ha sido una buena recepción, Lady Cordelia y perdone al príncipe por el inconveniente de su mano —dijo algo preocupado.
—No hay problema, es un error que cometí yo misma —Cordelia mostró su mano— Además, esta bien, apenas si se nota una pequeña cicatriz.
—Si nos permite, esperamos darle un perdón que sea apto para usted.
Cordelia dejo de caminar un momento al escuchar lo de Lord McKenna. Por un momento, se sintió importante por un error suyo, algo que la hizo sentir culpable.
—¿Qué mejor perdón voy a pedir si usted está aquí pidiendo perdón con su amabilidad por algo que no estuvo involucrado? —Cordelia parecía avergonzada— Dígale al príncipe Heinrey que este perdón es más que suficiente y no necesito nada más. Además, al fin pude conocerlo, era el único que me faltaba por conocer que vino con los invitados del año nuevo, espera hacerlo antes del que el príncipe se fuera.
—¿En serio me quería conocer? —se sorprendió ante la pregunta.
—Si, conocer y saber que todo está bien con los invitados con sus acompañantes de sus majestades es importante para ellos, yo hago lo que puedo informando y que todo este bien... tengo que decir que fue una difícil de ubicar en estos días.
—Perdóneme, me muevo mucho para intentar que el príncipe Heinrey no cause problemas.
—Un trabajo difícil ¿Le doy un consejo? —McKenna asintió ante la pregunta— No deje solo al príncipe con la amante, el amor de su majestad hacia ella le da tendencias a tener impulsos algo dudosos.
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La bastarda de los Trovi
Fanfiction[FANFIC de la emperatriz divorciada] En el intrigante mundo del imperio de Oriente, seguimos la historia de una hija ilegítima, la sombra secreta de la emperatriz hermana de la emperatriz y consejera en la corte oriental llamada Cordelia, que se ve...