Capítulo 2

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MALENA
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Dicen que cuando cumples dieciocho años todo cambia, se supone que es uno de los mejores días de tu vida. Esperas con ansias tu mayoría de edad, pero a mi me dio completamente igual, sentí que fue un cumpleaños más, bueno lo sentí hasta que todo se acabó jodiendo y acabé en la casa de un desconocido sentada en la punta de un sofá viendo como mi amiga se emborrachaba y se liaba con un tío.

-Malena, ¿me estás escuchando?-preguntó mi madre colocando los brazos en jarra.

-Lo cierto es que no-dejé el vaso sobre la mesa y centré mi mirada en ella-. ¿Decías?

-Te estaba preguntando qué a qué hora vienen Irene, Omar e Iván-los sofocos de la menopausia se hicieron con ella, comenzó a abanicarse con la mano como si no hubiera un mañana.

-El AVE llega a las siete-la informé desganada.

Celebrar mi cumpleaños era lo último que me apetecía. Ni siquiera me importaba la gran comida familiar que se suponía que íbamos a preparar. Desde que Alejo se marchó de casa, vivíamos en una burbuja negra llena de negatividad.

-No muestres tanta ilusión-ironizó ella colocándose el delantal-. Cualquiera te entiende.

Rodé los ojos y sin hacer apenas ruido abandoné la cocina. Saludé a mi tía Úrsula que entraba a ayudar a mi madre en la cocina y le tomé el relevo con Tatiana. Procedí a lavarme los dientes y las manos. Mi prima era una gran maniática de la higiene y en parte yo también, tanto tiempo viviendo juntas que nos acabamos pegando todas las manías.

Subí los escalones pensativa, era mi cumpleaños y ni siquiera lo sentía como tal. Suspiré cansada, si hubiera sido por mí me habría ido a Sevilla y hubiera mandado todo a la mierda. Pero como siempre tuvimos que seguir los instintos de mi padre y de mi tío.

-¿Puedo pasar?-con mis nudillos toqué la puerta de la habitación de mi prima.

-Claro-me dedicó una sonrisa forzosa-. Anda ven aquí que te abrace como cuando éramos pequeñas.

Mi prima tenía la voz rota, se pasaba los días metida en la cama y apenas comía. El ambiente en casa estaba tenso y todo era motivo de desesperación. Me acerqué a la cama y me tumbé a su lado. Me abracé a ella como cuando era pequeña, Tat me abrazó fuerte como si teniéndome en brazos saciara su sed de Alejo. Cerré los ojos escuchando los latidos de su corazón, apenas se escuchaban, su corazón llevaba muerto exactamente dos semanas.

-Felices dieciocho Malen-sus labios besaron mi frente y me abrazó-. No dejes que todo esto te afecte, te mereces celebrar tu cumpleaños a lo grande.

-Es inevitable que no me afecte. Alejo es como si fuera mi hermano, sinceramente es que no me apetece celebrarlo-acaricié su brazo con la yema de mis dedos.

-Haremos el esfuerzo al menos. De verdad, quiero verte feliz-acarició mi pelo como cuando éramos unas crías.

-Es imposible aparentar felicidad cuando una familia está rota y la nuestra lo está. Ni siquiera sé de donde sacan la fuerza los adultos-me quejé separándome del pecho de mi prima y la miré a los ojos.

-No pensando, los adultos tienen la capacidad de no pensar y también de no mostrarse tal cual están, es decir, a nosotras se nos nota que estamos mal, pero a ellos ni una pizca-Tatiana se reincorporó en la cama-. Tienen la maldita capacidad de aparentar normalidad aunque por dentro se estén muriendo con tal de no causar más daño.

Tatiana me sonrió por primera vez de forma sincera en dos semanas, su mano se perdió en mi pelo y bajó la mirada con melancolía.

-Mi madre siempre me dijo de pequeña la frase de "prefiero que llores tú cinco minutos que yo toda una vida". Y ahora que Alejo no está soy consciente de ello. Quizás fui demasiado permisiva con él, con tal de no verlo llorar lo consentí y ahora ya no está y la que llora soy yo-los ojos de mi prima volvieron a volverse acuosos.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora