Malena
••••••••••••Mi pierna se movía inquieta, mordí el boli mientras mi mirada se centró en el cielo, metida en mis pensamientos, ajena del mundo, estuve dándole vueltas y más vueltas a lo que estaba comenzando a sentir por Pablo. Fue como experimentar de nuevo lo que sintió la Malena de quince años en el campamento. Una sonrisa escapó de mi cara en cuanto recordé cada segundo que pasé en aquel campamento. Aunque para mí los mejores momentos fueron los que pasé con Pablo, sentí que nunca antes había disfrutado tanto de un viaje escolar. Me convertí en el tema de conversación de todos mis compañeros, pero me dio igual, lo que viví aquel junio fue algo inexplicable. Nunca jamás me volví sentir igual. Pablo consiguió poner mi mundo patas arriba, noté como mi cuerpo reaccionaba cuando él estaba cerca, me sentía viva, a gusto conmigo misma. Y eso en mi vida fue novedad, desde la muerte de mi abuela sentí que ya no era la misma. Sabía lo que valía, pero solía refugiarme en mi soledad más profunda para evitar sentir algún vínculo especial con las personas de mi entorno porque sentía que aquello iba a ser temporal y tarde o temprano me acabarían haciendo daño.
Y sucedió, Jennifer, una de mis mejores amigas de Sevilla se lió con el chico que me gustaba y con el que estaba iniciando algo. Más tarde me enteré que no solo fueron cuatro besos tontos como ella me hizo saber. Pasó algo más y para entonces yo ya la había sacado de mi vida. Pero lo que más me dolió fue lo de Pablo, fue corto, muy corto, pero intenso. Él y yo vivimos en una noche algo especial, algo mágico, lo sentí muy nuestro. Y no tenerlo de la noche a la mañana dolía, todo se acabó yendo a la mierda, él no me escribió y yo por orgullo tampoco. Al principio lo pasé mal, me ilusioné, me creé mis propias expectativas, mis propias ilusiones y me las acabé creyendo. Dolió, pero tuve la gran virtud de pasar página rápido, aunque lo de Pablo jamás se me olvidó, siempre lo tuve en mente.
Mi madre, con la muerte de mi abuela siempre me repetía una frase "Las personas solo mueren cuando son olvidadas".
Y apliqué aquella frase con lo de Pablo, mientras lo siguiera pensando, seguiría sintiendo. Fue difícil deshacerme de unos sentimientos inesperados, pero al final cansada de esperar algo que sabía que nunca llegaría acabé desistiendo.
Y años más tarde, la vida lo pone de nuevo en mi camino, echándome un pulso, haciéndome querer de nuevo. Consiguiendo que vuelva a creer en el amor, o al menos, a darle una segunda oportunidad. Con él todo era tan fácil que hasta parecía irreal. Fue tan tierno, tan atento, tan cuidadoso, tan cariñoso, tan todo, que fue imposible no enamorarse.
-Malena-pegué un respingo en la silla al no esperarme aquella voz. Mi prima rió al ver que me había asustado-, es Pablo que está abajo-informó sin parar de reírse.
-Que sepas que eres muy tonta-dramáticamente me llevé la mano al corazón-. Bajo en dos minutos, me tengo que cambiar de ropa.
-Claro, es que te tienes que poner guapa para tu príncipe-se burló.
-Sí, bueno, ya hablaremos de lo que pasó ayer con Nacho-alcé las cejas, ella me sacó la lengua.
-Pues nada, que fue muy mono. Se prestó a acompañarme al parque con Alejo y luego lo invitó a cenar al McDonald's-mi prima se apoyó en el marco de la puerta y se cruzó de brazos.
-Que mono, ¿no?
-Mucho, no me quiero ilusionar, pero pinta bien la cosa. Y, ¿tú? Anda cámbiate que el príncipe está con la suegra malvada abajo.
-¿Pablo está con mi madre?
-Y con la mía, yo si fuera tú me daría prisa. Esas dos brujas lo llevan al lado oscuro-mi prima abrió los ojos haciéndome reír.
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Endless Nights ▪︎ PABLO TORRE
FanfictionElla perdió su DNI, él lo encontró. Un fin de curso inolvidable, un primer beso que les marcó. Santander y Sevilla contectados por Barcelona. Y en reencuentro dulce, en el peor de los escenarios.