Capítulo 7

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Malena
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Fue escuchar la puerta del garaje abrirse y salí disparada escaleras abajo. Tuve cuidado de no caerme, corrí desesperada hasta la entrada. Una semana demasiado larga, pensé que estaría más tiempo sola, pero me alegré tanto de que mi familia volviera a casa. Mordí mi labio inquieta deseando que la puerta se abriese y poder abrazar a Tatiana con todas mis fuerzas. Ni siquiera me acosté, el sueño me mataba, es más, estuve a punto de dormirme en tres ocasiones, pero supe avivarme. Toda una noche en vela, otra noche sin final.

-¡Tatiana!-exclamé.

Me abracé a mi prima en cuanto la vi, mis ojos se volvieron acuosos y mi vida cobró de nuevo sentido teniéndola a ella conmigo. Cerré los ojos mientras me vaciaba, las lágrimas caían sin control, mi prima se aferró a mí. Volví a respirar en paz en cuanto escuché aquella voz.

-Anda ve-mi prima besó mi mejilla y me sonrió con la sonrisa más bonita que mis ojos presenciaron jamás.

-Alejo-lo llamé tratando de recomponer la compostura.

El pequeño se asomó tímidamente, me arrodillé y me dejé envolver por sus bracitos. Besé su cabeza, con ese abrazo conseguí apaciguar los latidos de mi corazón. Un mes de incertidumbre que gracias a dios salió de la mejor forma posible.

-Vamos Alejo, vamos a ducharnos-mi tía Úrsula rompió el silencio, me separé del pequeño.

Alejo me dijo adiós con la mano y le agarró la mano a su abuela. Mi padre y mi tío ya habían tomado la delantera, se fueron a sacar el equipaje del coche.

-¿Cómo estás?-mi prima acarició mi brazo sonriendo.

-Echa un lío, han pasado muchas cosas en tan poco tiempo-me apoyé en la pared suspirando-. De repente mi vida se volvió interesante.

-Bueno, eso es bueno-Tatiana sacó un cigarro y con la cabeza me indicó que saliéramos fuera.

Caminé desganada hasta la puerta, aquellos tres escalones me recordaban a Pablo, las palmeras que decoraban la entrada también me recordaban a Pablo. Cualquier rincón de mi casa me recordaba a él. Se volvió una tortura. Y si se hacía de noche más todavía, mi mente reproducía todos los besos que nos dimos aquella noche una y otra vez, sin control, una secuencia tras otra. Hasta que conseguía retomar el control de mis pensamientos.

-No es tan bueno Tat-me dejé caer sentándome en el primer escalón-. Estoy como estancada, mi vida no coge un rumbo fijo y me agobio. Creo que tengo claro lo que quiero y luego me encuentro dándole vueltas a la cabeza sin sentido y dudando de todo.

-¿Has besado a Pablo?-rodó los ojos.

Tatiana siempre tuvo un sexto sentido, se enteraba de todo aun sin estar presente.

-¡¿Qué?! No, bueno sí. Y fue genial hasta que me dijo que tenía novia-imité su gesto, rodé los ojos.

-Te lo dije, los futbolistas no son de fiar-me señaló con el dedo de forma amenazadora, como lo solían hacer nuestras madres.

-Quería pensar que no todos eran iguales prima, pero me he dado cuenta que no puedo esperar algo bueno de alguien que no conozco-suspiré.

Me quité el coletero de la muñeca y comencé a jugar con él mientras perdía la mirada.

Mi prima le dio una calada al cigarro y se acercó a mí acortando la distancia. Pasó un brazo por mi espalda y la acarició. Besó mi mejilla y pegó su frente a la mía. Ambas cerramos los ojos y nos apoyamos la una en la otra. Tatiana siempre fue el mejor refugio donde llorar mis penas, la mejor compañía, la mejor consejera, mi vida entera. Ella era la única que me conocía a la perfección y la que mejores consejos me dio a lo largo de mi vida. Primas en la vida real, pero hermanas de corazón.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora