CAPÍTULO ESPECIAL 3

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MALENA
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-¿A dónde vas?-Le pregunté a Pablo en cuanto lo vi algo agitado moverse por la habitación.

-Creo que me he dejado el móvil en el coche-dijo él con preocupación y yo me aguanté la risa.

Pablo siempre fue muy maniático con lo que respectaba a dejar las cosas dentro del coche. Siempre nos advertía porque tenía miedo a que le reventaran el coche y nos robaran. Aunque yo siempre pensé que tenía más miedo a que destrozaran el coche que a que robaran el contenido que había en su interior.

-Ahora subo, ¿vale?-se acercó y me dio un beso suave en los labios.

-Anda tira que llevas una cara de muerto-me burlé y él me sacó el dedo-. Me voy poniendo el bikini que el jacuzzi me tienta mucho.

-No pierdes el tiempo-se le dibujó una sonrisa burlona en la cara y se pasó las manos por el pelo con ciertos aires seductores.

-Sabes que contigo nunca y llevo deseando este momento desde que llegamos-le guiñé el ojo y él se frotó las manos.

-Subo enseguida-me dijo y yo asentí.

En cuanto la puerta se cerró, negué con la cabeza y caminé hasta la maleta. Saqué un bikini rojo que nunca antes me había puesto. Lo compré un día, a lo loco, me gustó y me lo llevé. No se dio la ocasión porque yo lo fui dejando en el olvido, al final era algo corto de todas partes y no me acababa de ver con él en lugares públicos. Pablo me animaba y trató de darme la confianza que quizás necesitaba, pero de nada sirvió porque una vez más, el poder de mi mente ganó todas las partidas.

Me metí en el baño y puse a Jorja Smith de fondo. Me puse el bikini y aproveché para despejarme la cara. Solía maquillarme muy poco, sobre todo los días entre semana, la cara me pesaba, pero de alguna forma tuve que tapar los efectos de dormir poco por la noche.

Me miré al espejo una y otra vez, admirando lo que estaba viendo. Aquel bikini me quedaba de escándalo y al fin supe apreciar que yo llevaba el bikini y no el bikini me llevaba a mí. Me recogí el pelo con una pinza y caminé descalza hasta el jacuzzi. El agua ya estaba caliente, Pablo lo primero que hizo nada más llegar a la habitación fue encenderlo. Preparé dos copas de champán y unas fresas y justo en ese momento la puerta se abrió. Pablo entró con parsimonia, me miró de arriba a bajo y no pudo evitar sonreír.

-Joder, que pibón estás-se lamió el labio inferior y yo me reí tontamente mientras noté como el rubor poco a poco iba ascendiendo por mis mejillas-. Me encanta que hayas decidido ponértelo-sus manos agarraron mis caderas y sus labios atacaron a los míos.

Rodeé con mis manos su cuello y lo besé con ganas. Parecía que no nos habíamos besado en años, me sentí como si todavía estuviéramos llevando lo nuestro en secreto. Fue como ascender al cielo a su lado. En casa nos cortábamos, más que nada porque siempre había alguien. Alejo era muy sociable y cada dos por tres traía a amigos o compañeros a casa. Nunca nos opusimos, nos adaptamos a sus necesidades y al final su crianza no nos salió tan mal. El niño tenía carácter, pero en el fondo educación nunca le faltó y puso en alto sus valores por encima de todo. Quizás era algo violento cuando se enfadaba, tratamos de ayudarle, pero fue en la única cosa que no conseguimos hacerle entrar en razón.

-Voy a ponerme el bañador-dijo Pablo susurrando mientras sus labios acariciaban los míos.

-Vale, my lady.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora