Ella perdió su DNI, él lo encontró.
Un fin de curso inolvidable, un primer beso que les marcó.
Santander y Sevilla contectados por Barcelona.
Y en reencuentro dulce, en el peor de los escenarios.
Que va, hoy no tenía clase. Estoy en casa. ¿Te apetece venir?
Siii, llego en media hora.
Vale
Oye, ¿te apetece ir a por Alejo al cole? Seguro que le hace mucha ilusión.
De una, te caigo enseguida.
Genial!! Nos vemos en un ratito.
👍🏼😘
Pablo!! Por favor que pareces mi padre.
Quee???
Nada, déjalo
Ahora me lo explicas Malena
Que mi padre siempre utiliza esos dos emoticonos
Ahhhh
👍🏼😘
Encima vacilando, vete a la mierda Pablo
👍🏼😘
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-¿Viene Pablo?-preguntó mi madre dejando el bolso sobre la encimera.
-Sí-llené la jarra de agua mientras la observaba con el rabillo del ojo.
-Vale, tened cuidado con el niño-mi madre me dio un beso y se marchó a trabajar.
Caminé con vagueza hasta la vitrocerámica y aparté la sarten. Pablo no tardaría en llegar y por lo que entendí, el niño no comía en el cole. Iba muy perdida en lo que respetaba al tema Alejo, sobre todo en las últimas semanas, Tatiana lo sobreprotegía demasiado. Y en parte llegué a comprenderla, pero el niño se cerró en banda y no quería ver a nadie que no fuera su madre. Tatiana se tuvo que ir unos días a Madrid, no se que de la peluquería, no presté atención, como de costumbre. Y me daba rabia, pero llegué a un nivel de despreopación abismal y muy preocupante. Hasta mi madre llegó a recriminarme mi falta de interés.
El timbre sonó y con ello una sonrisa se instaló en mi rostro. La casa estaba vacía, por suerte. Me lavé las manos y caminé decidida hasta la puerta. Pablo me esperaba al otro lado con una sonrisa. Me mordí el labio al ver lo bien que le quedaba la mochila de Alejo colgada del brazo. Mi primo agarraba la mano del cántabro y se mordía las uñas con la mirada buscando a su madre.
