{Tatiana}

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El tick tack de aquel maldito reloj retumbaba con fuerza por mi cabeza. Las manecillas se movían lentamente y mi pierna también lo hacía, pero de forma alterada. Desbloqueé mi móvil y volví a leer aquel mensaje que me dejó descolocada, helada y llena de angustia.

"Devuélveme al niño o te mato"

Me froté los ojos y suspiré. Sentada en comisaría, esperando a que aquel policía volviese de vete tú a saber donde. Deseando que el tiempo se agotara, deseando coger a mi niño y huir lo más lejos posible. La incertidumbre me mataba y saber que Rubén andaba suelto no ayudaba a que pudiera estar tranquila. Cada noche me despertaba miles de veces, me aseguraba de que el niño estuviera bien, solo me importaba él en esta vida.

Aquel hombre volvió, me miró y se encogió de hombros. Aquella tarde salí de comisaría sin tener la suficiente confianza y seguridad de que podía hacer vida normal tranquila. Fue imposible pensar en positivo. Rubén estaba loco, siempre fue un puto psicópata, manipulador y maltratador. Tardé en darme cuenta, tardé en verlo, pero en cuanto me percaté de todo lo que me estaba pasando huí lejos y al final acabaron conmigo. Me llevé a Alejo lejos de su padre con miedo a que pudiera hacerle daño.

Los peores años de mi vida los pasé a su lado. Me mudé a Estados Unidos por él, su carrera futbolística se fue a la mierda y acabó jugando en la liga estadounidense. Le dio a la vida fácil, se iba cada noche al bar del pueblo y se ponía a beber y a lo que no era beber. Llegaba de madrugada a casa y borracho y drogado, comenzaba a pegarme y a insultarme. Lo toleré porque me pilló en un momento muy malo, no estaba bien anímicamente y pensé que todo lo que le estaba pasando era culpa mía.

Me quedé embarazada y entonces fue cuando comencé a sentir miedo. Me di cuenta de que yo no quería un padre así para mis hijos. Intenté dejarlo una y otra vez, pero siempre acababa victimizándose. La llegada de Alejo hizo que cambiase, algo, pero no del todo. Se reducieron las salidas nocturnas y se dedicaba de lleno a su hijo. Ahí pensé que había cambiado, pero una vez más estuve equivocada. En cuanto Alejo cumplió un año volvió todo y yo me acabé hartando. Estaba en una situación muchísimo mejor y me di cuenta de que lo que una vez toleré no debía tolearse. Y me marché de Estados Unidos y me vine a España a vivir. Estuve un año sin saber nada de él, solo lo que los medios publicaban ya que tuvo varios problemas económicos que casi prefiero no mencionar. Al año siguiente fue cuando todo cambió. Me denunció por haberme llevado al niño fuera del país y entonces vinieron todos los problemas. Se enteró de que había conocido a un chico y entonces fue cuando volvió a mi vida para destrozármela. No paró hasta que consiguió destruirme. Me quitaron al niño por su culpa y luego tuvo la poca sensatez de secuestrarlo y esconderse, solo para hacerme daño. Por suerte Alejo puedo volver conmigo y a él lo metieron en la cárcel.

No sé como pasó, ni siquiera tengo la certeza de saber cómo coño consiguió salir de la cárcel. La justicia una vez más se puso en mi contra y lo dejaron en libertad con cargos hasta el juicio. Y entonces fue cuando comenzó mi tortura. Mi vida ya no era la misma de antes, los miedos volvieron, las inseguridades, todo aquello que no quise que se repitiera volvió y yo me quedé a medio camino de vivir mi vida. Fue como si todo lo malo volviese para destruirme, su karma me afectó a mí. Volvieron los mensajes de acoso, volvieron las amenazas, las llamadas y las persecuciones. Viví los peores días de mi vida. Me sentí como si estuviera viviendo mi propia película. Estaba obsesionado conmigo hasta el punto de que sí no me tenía con él, me quería muerta. Me pasé las noches en vela sin dormir, cuidando y abrazando a Alejo. Pensaba que en cualquier momento iba a ser capaz de entrar en casa y acabar con nosotros.

Al salir de la comisaría me crucé de acera y me puse las gafas de sol. Me crucé de brazos y caminé sin rumbo. Quise despejarme, soltar la ira que sentía en aquel momento y toda la impotencia. Me sentí mal conmigo misma, nadie me ayudaba, nadie veía el dolor que yo estaba viviendo. Pero la culpa en parte fue mía, no le dije nada a mi familia y ese fue mi error. Callarme y no hablar porque quizás si lo hubiera hecho ahora mismo mi corazón estaría latiendo junto al de mi hijo.

Y en aquella caminata fue donde me perdí para siempre. Noté unas manos cubrir mi boca y un brazo rodear mi cintura. Me alzó del suelo y me metió en un coche. Ni siquiera se molestó en ocultarse.

-¡Eres un imbécil! ¡Suéltame!-grité en cuanto arrancó el coche.

Rubén no dijo nada, solo se rió de la forma más malévola que yo había visto. Sus ojos estaban inyectados en sangre, tenía la mirada ida y me asusté. Me llevó hasta la casa de campo que tenía su familia en Zaragoza. Fueron muchas horas en coche en las que me harté de gritar hasta quedarme sin voz. Mis gritos no sirvieron de nada, solo para torturarme a mí. Él miedo invadió mi cuerpo, quise llorar porque sabía que nada bueno iba a pasar. En cuanto llegamos reconocí aquella cosa, estuve al inicio de nuestra relación. Solían vivir allí sus padres los meses de verano. Me bajó del coche y a duras penas me encerró en una habitación con muy poca luz. De nuevo intenté gritar, pero para entonces ya estaba demasiado rota. No sé cuanto tiempo pasó, pero Rubén volvió. Volvió desnudo, con una erección del copón, venía tocándose mientras se reía. Desvié la mirada con asco, comencé a llorar y me arrinconé en una esquina. Caminó con seguridad hacia mí e introdujo su miembro en mi boca a la fuerza. Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Me arrancó la ropa dejándome desnuda ante él. Me penetró muy duró, me rompió en dos. Las lágrimas no cesaron, me desangré en aquel momento mientras él aparentemente sintió placer. En cuanto se corrió dentro de mí se marchó y me dejó allí tirada, en aquella habitación, rota y desolada, sentí frío mucho frío. Me llevé la mano a mi vagina y me encontré con un charco de sangre bastantes importante. El dolor me mató, me rompió entera. Me hice una bolita y lloré mientras el frío invadía mi cuerpo. Tirité pensando que aquel sería mi fin, pero Rubén volvió. Desnudo de nuevo, pero estaba vez portaba un arma en sus manos. Tragué saliva, apenas podía moverme. Supe que aquel era mi fin, supe que de nada me había servido luchar, mi fin había llegado y yo no pude decidir cuando.

Sentí el impacto de cuatro balas sobre mi cuerpo y poco a poco fui sintiendo como mi alma se iba apagando. En aquel momento ascendí al cielo, en aquel momento mi alma voló alto hasta estar al lado de mi niño. Aquella noche una estrella más iluminaba el firmamento.

Me quitó la vida, pero jamás las ganas de cuidar a mi niño. Puede que físicamente no estuviera a su lado, pero mi alma permanecería toda la eternidad junto a él.

Tuve que morir yo para salvarlo a él

✨️Tatiana Tello Ponce✨️

Al final solo he hecho un capítulo de la historia de Tatiana porque he prefiero contarlo así

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Al final solo he hecho un capítulo de la historia de Tatiana porque he prefiero contarlo así. Entonces la mini continuación de la historia será de nueve capítulos. La publicaré a partir del 20 de enero en cuanto haya acabado los finales de la uni.

Espero que tengáis un Feliz año!!❤️✨️

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora