CAPÍTULO ESPECIAL 5

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PABLO
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Escuché el sonido de la puerta abrirse con sigilo, alcé la mirada al enorme reloj que decoraba una de las paredes de la cocina y comprobé que eran pasadas las tres de la madrugada. Sabía que Malena no era, ella tenía el turno de urgencias, por lo que no podía ser otro que Alejo. Me puse firme y seguí a la mío. Haciendo como que no lo había escuchado llegar. Le dejé muy claro que lo quería antes de las doce en casa, pero una vez más hizo lo que le vino en gana y más sabiendo que al día siguiente tenía el que hasta la fecha, iba a ser el partido más importante de su carrera futbolística.

-¡Joder!-exclamó en cuanto me vio en la cocina-. Que susto.

-¿Acaso no has visto la luz encendida?-alcé una ceja y él negó con la cabeza.

-Pues no, pensé que te la habías dejado encendida, no es algo raro en ti-me retó y yo asentí cortándole el juego, no quise entrar en una discusión absurda.

-Has llegado tres horas tarde, ¿cuál es la excusa de hoy?-seguí dándole vueltas a la masa del bizcocho mientras él se apoyó en el marco de la puerta.

-No tengo excusa, la verdad. He venido a la hora que me ha dado la gana, vamos cuando la madre de Gorka nos ha echado.

-Muy bien-me mostré con tranquilidad, siguiendo exactamente los mismos pasos que Malena.

Si a ella le funcionaba porqué a mí no. Siempre me estresaba con él, éramos tan distintos que a la mínima ya estábamos en desacuerdo. Discutíamos por todo y por nada a la vez. Siempre tuvimos ese tira y afloja. Nunca dudé de él, es más, siempre supe que me quería, pero afinidad teníamos la justa. Aunque sí que he de admitir que cuando nos aliábamos no había quien nos parara.

-¿Qué haces despierto tan tarde?-caminó hasta la nevera y sacó su brick de leche.

-Le estoy preparando una sorpresa a Malena. Últimamente está algo desanimada, ya sabes-lo miré a los ojos y él asintió con la cabeza.

-¿Puedo ayudar?-preguntó y yo me encogí de hombros-. He visto los globos fuera.

-¿No tienes sueño?-pregunté y comencé a inspeccionar su rostro en busca de algo que lo delatara.

No encontré nada, Alejo aparentemente estaba bien, no olía a nada y le vi muy entero.

-No y no me digas que tengo que descansar porque me he tirado toda la tarde durmiendo-alzó la voz y yo decidí callarme.

Puse toda la masa en el molde y una vez estuvo lista la metí en el horno. Limpié un poco la encimera y me puse a preparar las tortitas para dejarlas listas. No sabía con exactitud a qué hora llegaba Malena, a veces se retrasaba y otras veces salía antes. Pero aún así siempre me mandaba un mensaje al salir y así yo más o menos podía calcular el tiempo que tardaría en llegar.

-Ya los he hinchado, ¿necesitas algo más?-se pasó la mano por el pelo y me percaté de un tatuaje que no le había visto antes.

-Vete a dormir anda-dije sonriendo-. Que mañana va a ser un día muy importante-le guiñé el ojo y él me devolvió el gesto.

-Buenas noches.

-Buenas noches, Alejo.

Lo escuché subir las escaleras y una vez la puerta se cerró respiré tranquilo. Salí al salón y vi como todo estaba tal cual le había indicado, incluso lo dejó mejor de lo que imaginé. Si es que cuando le ponía empeño a las cosas todo salía muchísimo mejor.

Volví a la cocina y acabé de preparar todo, esperé a que el bizcocho terminase de hacerse y me puse a escribirle una pequeña carta a Malena. No solía abrirme mucho, no me costaba, pero nunca fui de saber decir cosas bonitas. Dejé fluir las emociones y las palabras salieron solas.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora