Capítulo 10

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Pablo
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Saqué las llaves del bolsillo, traté de hacer el menor ruido posible. Tras dejar a Malena en su casa, me marché a la mía, temeroso, por si mis amigos decidían hacerme un interrogatorio. A veces solían ser demasiado pesados. Antes de abrir la puerta de casa miré la hora, las doce y media de la noche. Ni de coña estaban durmiendo, lo que me extrañó fue no escuchar ningún tipo de ruido, la casa descansaba en calma. Tras hacer una mueca de disconformidad metí la llave en la cerradura y entré dentro. Vi luz en el jardín, pero por lo demás parecía reinar un ambiente bastante tranquilo. El olor a barbacoa inundó mis fosas nasales, me relamí los labios, a pesar de haber cenado ya.

-¿Ya estás aquí?-preguntó Carlos saliendo del baño.

-Sí, bueno, ella madruga mañana-me rasqué la nuca nervioso.

-¿Tienes hambre? Estamos preparando un montón de comida-me hizo un gesto con la cabeza para que saliera fuera.

-¿A estas horas? ¿No es un poco tarde?-pregunté algo confundido.

-Hemos tenido varios problemas, nada importante. Anda ven y así nos cuentas.

Carlos caminó hasta mí, pasó su brazo por mi hombro y ahí es donde me di cuenta de que ya no tenía escapatoria. Una huida no era viable y todo por haberme quedado a hablar unos segundos. Suspiré en cuanto vi el panorama, por lo menos solo estábamos lo cuatro convivientes de casa en el jardín. Fue raro no verlo lleno de gente, las fiestas se volvieron rutina en las noches de verano.

-Pablito, justo a tiempo-exclamó mi primo nada más verme.

-Yo ya he cenado-me excusé-. Estoy demasiado lleno como para meterme toda esa carne en el cuerpo.

-Ya, pero nosotros no hemos cenado y nos interesa mucho cómo ha ido la cita.

Rodé los ojos y me dejé caer en una de las sillas que bordeaban la mesa de madera. No quería hablar de mí, preferí guardármelo para mí, estaba cansado de sus faltas de respeto. Malena era especial, la consideraba mi protegida y no les iba a dar el gusto de opinar de ella.

-¿Habéis hecho algo?-Javi se sentó en la mesa sin dejar de mirarme.

-¡¿No te la has follado todavía?!-Carlos puso una cara que me dieron ganas de matarlo al instante.

-Anda no seas animal-Nacho le dio una colleja dejándome algo más tranquilo.

Por lo menos uno tuvo la decencia de no mostrarme su personalidad cavernícola.

-Con Malena quiero hacer las cosas bien. Joder, que prefiero estar con ella hablando, me parece mucho más bonito un plan de chill. Quedar con ella e ir a tomar algo, conocerla y pasarlo bien. No quiero caer en los tópicos de los magreos y líos sin sentido. Ella me gusta y no voy a desperdiciar la oportunidad por ir a saco-mi tono de voz denotó algo de enfado.

-Ey, tranquilo-Carlos y su estúpido tono de voz-. Que todo eso está muy bien, ya hemos aceptado que no eres como nosotros.

-¿Cómo vosotros?-me reí sarcásticamente-. Pues claro que no quiero ser como vosotros. Conocer a una tía y de primeras liarte con ella y si se da el caso follártela y al día siguiente si te visto no me acuerdo. Consiguiendo mantener tu alma vacía, no, la cosa no va conmigo. Prefiero que me mande un mensaje diciéndome que ha llegado bien a casa a meterle la lengua hasta la campanilla y que al día siguiente no se acuerde de mí.

Me levanté enfadado de la mesa y fui directo a la cocina. Me moría de sed, fue la excusa perfecta para huir de aquella manada de señores burgueses del siglo XIX. Convivir con ellos fue un auténtico suplicio, nunca nos poníamos de acuerdo. Teníamos puntos de vista diferentes, ellos no eran como yo, y a pesar de eso los consideraba amigos.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora