CAPÍTULO ESPECIAL 4

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Malena
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-¿Se lo dices tú o se lo digo yo?-me apoyé en el marco de la puerta del baño mientras Pablo se afeitaba.

-Creo que es conveniente que se lo digas tú por la cercanía, más que nada-el cántabro me miró por unos segundos y luego volvió a centrar su atención en el espejo.

-Ahora vengo-suspiré-. ¿Sabes si está solo?

-Sí, está en su habitación, sorprendente estudiando para un examen que tiene mañana-de nuevo asentí con la cabeza y suspiré.

Abandoné la habitación y caminé por el largo pasillo. Anduve despacio, sin prisa, intentando retrasar el momento. Aquella llamada a media mañana me descolocó, no me lo esperaba, pero tampoco me extrañó. Al final fueron muchísimos años en vilo y al fin aquella sensación de calma llegó. No sentí nada y me preocupé por eso, ni siquiera me alegré, solo sentí algo de alivio.

Toqué a la puerta con los nudillos, esperé una señal, algo que me indicara que podía abrir la puerta. Pero nada, el silencio reinó y mi paciencia se agotó. Abrí la puerta y me encontré a Alejo concentrado, como bien dijo Pablo antes, estudiando y escuchando algún tipo de música relajante que le ayudaba a la concentración.

Respiré hondo, busqué las palabras adecuadas para no ser tan drástica, aunque desde un primer instante, supe que a Alejo aquella noticia no le iba a afectar. Me apoyé en el escritorio y entonces fue cuando notó mi presencia. Alzó la mirada y se retiró los auriculares.

-¿Qué vamos a cenar?-me preguntó y yo apreté los labios-. Estoy en volumen.

-Alejo te he dicho mil veces que tienes que hacerle caso a la nutricionista del club, no puedes hacer lo que te dé la gana.

-Mamá, joder, que he perdido ocho kilos-se quejó y yo me quedé mirándolo-. Y me rayo porque he perdido algo de resistencia física.

Siempre vestía con pantalones de chándal y sudaderas anchas, no me llegué a fijar y me martiricé por no haberme dado cuenta antes.

-¿Se debe a?-me crucé de brazos y lo miré con frialdad.

-Los estudios no me dejan comer tranquilo. Me pongo muy nervioso cuando tengo los exámenes finales.

-Piensa que te queda este año, ya te hemos dicho que sí quieres dedicarte el fútbol no hace falta que hagas bachillerato, pero la ESO te la sacas. La vida da muchas vueltas Alejo, creo que en todo momento te hemos puesto las cosas muy fáciles, no nos hemos negado a nada y te hemos dejado la libertad de hacer lo que tú quieras. Solo te estamos pidiendo que subas un poco la media, no quiero que me saques un diez, con ver más de tres sietes yo ya me doy por satisfecha. Lo que no quiero es que me traigas otra vez todas suspensas menos educación física. Si necesitas hablar, nosotros no te vamos a comer. Sólo queremos lo mejor para ti. Estamos aquí para ayudarte.

-Ya, pero es que tú eres pediatra y yo...

-Alejo, no te compares, por favor. No todos tenemos las mismas capacidades, lo que a mí se me da bien a ti se te da mal y viceversa. La cuestión es encontrar algo que te llene y que disfrutes haciéndolo-me senté sobre el escritorio y lo miré a los ojos.

-¿Qué vamos a cenar?-volvió a preguntar y yo rodé los ojos porque cuando se le metía algo en la cabeza era imposible bajarlo del burro.

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora