Ella perdió su DNI, él lo encontró.
Un fin de curso inolvidable, un primer beso que les marcó.
Santander y Sevilla contectados por Barcelona.
Y en reencuentro dulce, en el peor de los escenarios.
-¡Pablo!-le agité para que se despertara debido a los gritos que comenzó a dar sin ningún motivo-. ¡Pablo!
El cántabro se levantó agitado, sudando y con la respiración entre cortada. Encendí la luz y lo vi con la mirada perdida, ausente de todo y como muy preocupado. Había tenido una pesadilla y por como estaba actuando la afectó demasiado.
-¿Todo bien?-Le acaricié la espalda para ver si lograba tranquilizarse.
Nunca antes lo había visto así, hasta la fecha no había tenido ninguna pesadilla o al menos, no había reaccionado así a ninguna. Aquella fue la primera vez que lo vi pasarlo mal por culpa de un sueño.
-Menudo sueño de mierda-se quejó flexionando las rodillas y apoyando la cabeza en ellas-. Era raro de cojones.
-¿Puedo saber que has soñado?
No sabía con certeza si quería saberlo o no, pero la curiosidad me mataba. La de las pesadillas constantes era yo, al menos tenía una al mes y él siempre estaba ahí para mí. Esas pesadillas se volvieron más recurrentes conforme nuestros intentos eran en vano y cada noche soñaba con nuestra peor pesadilla. Me acabé acostumbrando, pero porque no me quedó más remedio. Pero al final dolía igual o incluso más porque preferí pasar el duelo sola a compartirlo con Pablo.
-Estábamos en el vestuario y de repente tú te ponías de parto-se frotó la frente-. Pedri estaba intentando saber como se ponía la marcha atrás, Gavi no paraba de hacerle preguntas estúpidas a Eric mientras que este se comportaba como un auténtico yayo. Ansu y Balde estaban como muy payasos pasándose de graciosos. Y luego resultó ser que el hijo no era mío sino de Jadon Sancho.
Apreté los labios aguantando la risa, la verdad es que el sueño era bien raro, pero de ahí a agitarse lo vi excesivo. Estaba claro que pasó algo más que no me quiso contar, sino no se hubiera puesto así.
-¿Solo eso?-pregunté acariciando su espalda.
-Sí-mintió-. Bueno en realidad no-acabó confesando-ya sabes que no me gusta hablar de mis pesadillas. Eso ha sido como la previa-suspiró.
-Bueno, no pasa nada-me acerqué y le di un beso en la mejilla-. Ha estado entretenido-reprimí la risa y él me miró mal.
-Desde que me contaste que era tu crush no me lo saco de la cabeza-me miró aguantándose la risa.
-Ay Pablis, si ya sabes que estoy casada contigo y que solo te quiero a ti. No seas dramas. Seguro que tú también tienes alguna chica que es tu crush, y no pasa nada-le volví a dar un beso en la mejilla y me abracé a él.
Varias noches antes estuvimos jugando a un juego absurdo con Alejo y acabé confesando que Jadon Sancho era uno de mis crushes en la adolescencia. Pablo no lo sabía y evidentemente me miró con cara de pocos amigos. Se enfadó de broma, lo conocía lo suficiente como para saber que realmente su enfado no era de verdad.
-Solo tengo ojos para ti-me dio un beso en los labios y sonreí.
-Si tú lo dices...-dejé caer y el comenzoba reírse-. Autoengáñate.
-Alguna que otra ahí, pero créeme que ninguna es más guapa que tú. Y te lo digo completamente en serio, mi comandante.
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