EPÍLOGO

1.4K 87 23
                                    

Malena
••••••••••

Los rayos de luz entraron por la ventana. Me froté los ojos y me levanté de la cama. Caminé descalza por la habitación, fui a ver como estaba Alejo, desde que llegamos a París comenzó con vómitos y el viaje se nos hizo cuesta arriba. Le toqué la frente y por suerte no le noté calentura.

Habían pasado unos cuantos años desde que Pablo y yo obtuvimos la tutela de Alejo. Exactamente siete. Alejo tenía diez años, resultó complicada su crianza en el sentido que desde el primer segundo pudimos notar que tenía el carácter de sus padres bien arraigado. Ni Rubén, ni Tatiana eran unos santos y eso se vio reflejado en Alejo. Pablo solía perder los nervios, yo por el contrario si sabía controlarlo. Supongo que Tatiana desde el cielo me estaba ayudando en todo momento, me brindó toda su confianza y el niño creció feliz. No le faltó de nada y no tardó en destacar en el fútbol. Pablo y él se mudaron a Barcelona y yo me quedé en Sevilla, estudiando Medicina, retomé la carrera y estudiarla en mi ciudad fue lo mejor que me puso pasar. Fue difícil estar lejos de mis chicos, aunque subía todos los fines de semana a Barcelona, no me quise perder ni un solo detalle de sus vidas.

Abrí la pequeña puerta del balcón y me apoyé en la reja. La Torre Eiffel me saludó y no pude evitar soltar una risa floja al acordarme de las coñas que teníamos Tatiana y yo. Eso se desvaneció, pero Alexia tenía el mismo sentido de humor que yo y pudimos retomar las coñas acerca de París y Pablo. El cielo amaneciendo fue lo más bonito que mis ojos pudieron presenciar aquella madrugada. Los atardeceres se los reservé a mi abuela y los amaneceres a Tatiana. Viéndolos me sentía más cerca de ellas, el cielo me mandaba señales y siempre que tenía la oportunidad de admirarlos supe que ellas estaban ahí conmigo. En ningún momento me dejaron sola, supe apreciar que la muerte no significaba el fin y que mientras las tenga en mi memoria la vida continúa.

Sentí los labios de Pablo sobre mi cuello. Sus manos acariciaron mis brazos desnudos, solo vestía una camiseta de tirantes corta y unas bragas de encaje. Sus brazos rodearon mi cuerpo y sonreí al sentir sus labios sobre la piel de mi mejilla derecha.

-Buenos días-dijo con la voz ronca.

-Buenos días-me giré lo justo para que nuestros labios se rozasen.

Pablo sonrió, colocó su mano sobre mi cuello y profundizó en el beso. El mejor beso del mundo, París a nuestros pies, el amanecer más bonito iluminándonos y nosotros cumpliendo la promesa que nos prometimos en nuestra primera noche de bodas.

Todos los años iremos a París, todos los años haremos realidad el sueño de Tatiana》.

Mi prima adoraba París, siempre fue su ciudad favorita y prometimos venir al menos una vez al año para rendirle homenaje. Aquella promesa se afianzó la primera vez que vivimos con Alejo. Siempre solíamos comprar un ramo de rosas blancas y nos sentábamos a los pies de la Torre Eiffel por la noche y por cada rosa, mirábamos al cielo, y le decíamos algo que no pudimos decirle en vida.

-Te quiero-susurró Pablo.

-Y yo a ti-me giré y rodeé su cuello con mis brazos.

Hice que nuestros labios se juntasen y nos volvimos a besar. Tenía una buena noticia que darle, me la callé porque no sabía como sacar el tema, y aunque era una súper buena noticia, no quise mezclar lo personal con unas vacaciones tan idílicas.

-Tengo que contarte una cosa-dije mirándole a los labios mientras le daba un toquecito en la nariz.

-¿Bueno o malo?-besó mis labios de forma rápida.

-Muy bueno-ladeé la cabeza sin dejar de mirarlo-. Ya sabes que este año me mudo a Barcelona con vosotros...que al final vamos a poder vivir los tres juntos sin estar constantemente viajando...

-Ajá-sus ojos no se apartaron de mis labios.

-Bueno ya sabes que hice el MIR y todo el rollo, pero nunca te hablé del tema-susurré, sus ojos se abrieron expectantes.

-Y, ¿bien?-no pudo evitar sonreír con orgullo, él siempre confío en mí.

Siempre estuvo ahí ayudándome y apoyándome en los momentos en los que yo no me veía capaz, en los momentos en los que quise rendirme y dejar la carrera. Él ha sido mi talismán toda mi vida.

-He podido elegir la especialidad que quería. Y bueno, me han asignado la plaza que yo quería. Vamos a volver a estar todos juntos en Barcelona otra vez por eso mismo, Pablo-dije emocionada, mis ojos se volvieron acuosos.

-Te amo-me agarró la cara con las manos y me dio muchos besos seguidos en los labios-. Eres la mejor-él también se emocionó.

Me alzó del suelo y comenzó a dar vueltas sobre el pequeño balcón, llorábamos y reíamos a la vez. Al fin habíamos construido nuestra vida, la que queríamos vivir.

-Ya es oficial, ya eres pediatra, amor.

-Todavía no me lo creo-me retiré las lágrimas de los ojos.

-Todo esfuerzo tiene su recompensa y tú la acabas de tener. Estoy muy orgulloso de ti Malena-besó mi frente-. Es que ya puedo decir que mi mujer es pediatra.

-Bobo-golpeé su pecho riendo-. Es muy satisfactorio que te digan que están orgullosos de ti-sonreí radiante.

-Eres de las pocas WAGS que han estudiado medicina, tendré que presumir.

-No seas tonto-rodé los ojos bromeando.

-Hoy y siempre estaré orgulloso de ti Malena, has hecho realidad tu sueño y no te has rendido. El camino ha sido duro, pero ha merecido la pena. Te amo.

-Te amo-susurré.

Me acurruqué en su pecho y ambos miramos al cielo el cual ya se había teñido de azul casi al completo. Una pequeña mariposa se posó sobre la barandilla y no pude evitar sonreír. Cerré los ojos dejándome llevar por los latidos del corazón de Pablo. Nuestra vida estaba a punto de comenzar. El camino no fue fácil, fueron años de sacrificio, que si Barcelona, que si Sevilla. Un sin fin de viajes que agotaban tanto física como mentalmente. Fue duro, pero siempre tuvimos claro que a pesar de todas las adversidades permaneceriamos juntos. Fueron noches eternas hablando por videollamada, fueron noches eternas diciéndonos "te quiero", fueron noches eternas extrañándonos. Nos conocimos una noche que fue eterna, una noche sin final en la que nuestros labios se unieron por primera vez en un precioso amanecer. Y años más tarde estábamos sellando nuestra nueva vida en otro amanecer para el recuerdo. Nuestro inicio estuvo marcado por miles de noches eternas en las que los sentimientos florecían, las miradas hablaban y el corazón se aceleraba. Las estrellas y a luna siempre fueron testigos de nuestro amor. Fueron noches llenas de lágrimas y anhelos, de miedos y de reproches. Hubieron noches para el recuerdo y otras para el olvido. Y aquella mañana, sobre París, frente a la Torre Eiffel, vimos el día comenzar, pero también supimos que nos esperaban muchísimas más noches interminables. (Endless Nights).

FIN
•••••••••••

Ya sabéis que esto no se acaba aquí. El 25 y el 31 de diciembre subiré los dos capítulos especiales contando la historia de Tatiana. Y a partir de Enero tendréis disponible unos ocho capítulos donde se desarrollará la historia de Pablo y Malena siendo adultos. Es como si fuera una mini segunda parte que publicaré en esta misma historia.

Muchísimas gracias por todo el apoyo que le habéis dado a esta historia. Espero que os haya gustado y que la hayáis disfrutado.

Nos volvemos a leer dentro de poquito.

❤️✨️

Endless Nights ▪︎ PABLO TORREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora