Mis dedos se crisparon entorno a la tela vaquera de mis bolsillos. Blake estaba cada vez más cerca, su nariz golpeó la mía mandando una extraña sacudida por mis terminaciones nerviosas.
Instintivamente cerré los ojos mientras un suspiro nacía en mi pecho.
«¿Qué haces?¿Éstas loca? ¡Apártalo! »
Sin embargo ninguna parte de mi cuerpo parecía muy dispuesto a obedecer cualquier orden que mi desesperado y aún cuerdo cerebro mandase.
—¡Hey!¿Qué hacéis ahí? — Una crispada voz quebró el aire.
Parpadeé alrededor de cien veces para despertar del estado de parálisis que las hormonas habían impuesto sobre el orden general de mi cuerpo.
Apoyé mis manos en el duro pecho de Blake alarmada sin saber si apartarlo o usarlo como apoyo para no desvanecerme por la tensión que esa voz provocó en mis músculos.
Mis asustados ojos conectaron con los oscuros de Blake que parecía extrañamente tranquilo.
—¿Qué hacemos? — Siseé mirando el foco de luz de la linterna que jugaba entre las ramas del árbol,cada vez más cerca.
Uno de los gruesos dedos de Blake pasó por mi mejilla hasta presionarse en mis labios.
—Sh, tranquila —sonrió.— No pasa nada, sólo hazme caso y mantén tu boquita cerrada.
Asentí atropelladamente.
Las manos del chico sujetaron las mías mientras no pegaba a ambos más al tronco, para quedar engullidos por la sombra que ofrecía la rama. El corazón me latía tan fuerte que podía percibir el zumbido de la sangre en mis oídos.
Los pasos del hombre crujían en la madera.
«Oh Dios...no quiero imaginarme a Jackson cuando vaya a recogerte en la comisaria.»
Cerré los ojos mareada ante la visión de un histérico Jackson agitando mis hombros mientras lágrimas corren por su rostro y palabras sin sentido salen de sus labios.
—Cuando esté sobre la plataforma vamos a correr escaleras abajo,¿vale? — Susurró la voz ronca del chico muy cerca de mi tejido auditivo.
No pude hacer ningún gesto que mostrase mi conformidad antes de que tomase mi muñeca con férrea determinación y me empujase dirección a las escaleras.
Un ahogado chillido quedó atrapado en la parte anterior de mi garganta.
En mitad de la escalera tropecé con mis pies por poco cayéndome en la tierra.
Jadeé duramente mientras Blake torcía con brusquedad conduciéndonos a ambos detrás del árbol. La plataforma de madera nos engulló, apartándonos de la vista del guardia cuyos pasos resonaban por encima de mi cabeza.
Las manos de Blake sujetaron mi rostro al tiempo que mis piernas fallaban y me dejaba caer.
El frescor de la hierba salpicó el tejido vaquero de mis pantalones.
—Eh...¿estás bien angelito? — Preguntó en un susurro.
Intenté enforcar mis ojos en los suyos, pero no veía absolutamente nada, sólo sentía el tacto de sus dedos en mi barbilla, la hierba fría debajo de mi cuerpo y el fuerte olor a tierra que impregnaba el ambiente.
Todo era jodidamente confuso.
Suspiré cerrando los ojos sin notar la diferencia de luz.
—Sí... —murmuré apenas sin fuerza —¿tu vida siempre es así?
Su risa resonó en mi pabellón auditivo.
—Casi siempre, ¿por? ¿Demasiado para ti?
Fruncí los labios clavando mis uñas en la tierra.
—La verdad...es distinto.
Conducí las rodillas a mi pecho para a continuación rodearlas con mis brazos y pegarlas más contra mí.
—Los polos opuesto se atraen, ¿no? — Un matiz extraño apareció en su ronca voz.
Ladeé la cabeza, acomodando mi mejilla contra la palma de su mano.
—¿Qué quieres decir?
Su pulgar me confundía.
—Lo dejo a tu libre interpretación.
Una fuerte luz irrumpió en nuestro pequeño escondite obligándome a abrir los ojos. Mis pupilas quedaron dañadas mandando que centenares de estrellas tapasen mi vista de forma parcial.
—¡Vosotros dos!¡Venid!
Mordí con fuerza mi labio. Blake tiró de mí.
Mis pies comenzaron a correr por milagro divino detrás de los apresurados pasos del chico.
Mi cuerpo reaccionó de una manera extraña y la risa me desbordó mientras seguíamos corriendo por el parque. La situación era tan surrealista que quedé a merced de la ilógica.
Capté la mirada divertida que el chico me lanzó por encima del hombro acompañada por una sacudida de la cabeza.
«Que tonta estás madre mía ¡no te reconozco!»
Doblamos la primera esquina, evadiendo la luz y por lo tanto la mirada del vigilante cuyo sobrepeso impedía poder seguirnos el rastro adecuadamente.
Mi espalda impactó contra el muro de ladrido del callejón que nos escondía.
La risa seguía escapando descontroladamente de mí, cualquier intento interno de relajarme era completamente en vano.
Apoyé mi nuca en el duro ladrillo suspirando cuando una silenciosa lágrima risueña bajó por mi mejilla. Lamí mis labios sintiéndolos resecos.
—¿Qué?¿Te pareció divertido? — Una sonrisa burlona tiró de la comisura de sus carnosos labios.
Negué echando parte de mi cabello sobre el rostro.
—No, no. No sé que me ha pasado —Recogí las lágrimas que quedaron en mis pestañas.
La mano de Blake se apoyó en la pared cerca de mi cabeza. Le miré confusa alzando las cejas. Él se limitó a sonreír mientras flexionaba sus brazos bajando su rostro.
Jadeé débilmente al sentirme atrapada.
—¿Sabes?
Entreabrí mis labios con el corazón golpeando ferozmente mi caja torácica.
—¿Qué? —Conseguí formular con voz insegura.
—Voy a besarte —Ladeó la cabeza, sus ojos parecían muy oscuros —Si tu quieres claro. Sólo dime que no quieres y pararé.
Mi boca quedó levemente abierta, sin emitir sonido alguno.
Blake se inclinó rompiendo parcialmente la distancia que nos separaba.
—Dímelo y pararé.
Sin embargo ninguna palabra salía de mi boca, la conexión con mi cerebro había sido interrumpida.
La cara del chico bajó un poco más cerca, sus cejas oscuras estaban enmarcadas y sus ojos brillaban como nunca en la oscuridad del callejón.
—Dímelo...
No aparté mi mirada azul de la suya.
Su nariz golpeó la mía, desatando la corriente hormonal que condujo a mi cuerpo a una extraña espiral de pasividad. Estaba completamente paralizada.
—Tarde —murmuró con la voz más ronca de lo habitual acabando con la cruel distancia que nos separaba.
Cerré los ojos con las hormonas descontroladas chispeando por mi sistema nervioso.
Joder...
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Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015
Teen FictionMi nombre es Annabeth Gwendolyn Leslie Smith York Thomas, aunque podéis llamarme Ann. En mi vida no existe ningún grado de normalidad palpable. ¿Por qué? Comencemos con mi familia, tengo dos padres gays a los que amo más que al chocolate, dos madre...