CAPÍTULO CUARENTA Y TRES. POV Jake.
Estaba tan condenadamente cerca que podía saborear sus labios. Un centímetro. Únicamente un centímetro, pero ninguno de los dos reaccionaba. Ambos estábamos completamente quietos. Tenía que actuar. De una forma u otra tenía que hacerlo.
En el preciso instante que mis manos se enredaron en su suave cabello rubio y que la distancia se extinguía el universo se volvió contra mí violentamente.
—¡Annabeth! ¡Baja!¡Ayúdame! — La voz crispada de George hizo que Annie se sobresaltase.
Sus ojos azules se enfocaron en los míos. No pude ver absolutamente nada a través de ellos, puede que una ligera confusión. Ahora su respiración irregular parecía más rápida pero yo no era el motivo de ello.
Se levantó usando sus manos de punto de apoyo sobre mi pecho quitó sus piernas de mi cintura y rodó sobre el colchón alejándose de mí.
—Voy a ver que ocurre – Murmuró en voz baja antes de precipitarse a salir de la habitación.
Inmóvil contemplé como desaparecía junto a una oportunidad que había sido incapaz de aprovechar.
¿Qué iba mal conmigo?
Gruñí enfadado por mi propia estupidez impulsando mi espalda para quedar sentado sobre el colchón. Hundí las manos en mi corto cabello castaño ahogando en mi garganta un grito frustrado.
La había jodido.
Primero dejo que aquel incómodo sentimiento efervescente que me consumía poco a poco tomase el control haciendo que arremetiese de una manera violenta contra el capullo de Blake. ¿Qué había podido hacer de lo contrario? Yo había sido testigo de todo lo que le había hecho a Ann y simplemente saber que ella no le importó en ningún momento hizo que tuviera ganas reales de matar a alguien. Imaginaba miles de escenas de como podía partir una silla en la cabeza de aquel cabrón. Nunca fui agresivo. Esos pensamientos estaban fuera de lugar.
Segundo anunciando que haría cualquier cosa por ella reiteradamente. Era normal entre amigos, supongo pero había extremos y me preocupaba poder estando cruzando alguno.
Simplemente al tenerla tan cerca y teniendo mi organismo alterado no pude parar mis pensamientos.
Tiré de los mechones de mi cabello antes de dejar que mis manos cayesen a ambos lados de mi tronco. Como no se me ocurría una idea mejor opté por ver que había ocurrido.
Me levanté del colchón cuyas sábanas se encontraban arrugadas y dirigí mis pasos a la puerta entreabierta. Mis zapatillas hacían que el suelo gruñese bajo mis pies. Parecía que había demasiado silencio en la casa. Tragué saliva.
Mis pies descendieron lentamente por los escalones, un murmullo de palabras fue captado cada vez a más frecuencia conforme me acercaba al salón. Con indecisión asomé mi cabeza por la puerta.
No pude evitar soltar una risa cuando mis ojos contemplaron la escena.
George estaba subido sobre la espalda de Jackson intentando arrebatarle las tijeras de cortar papel de ni más ni menos de Bob Esponja (las otras estarían escondidas) mientras que Annie saltaba intentado cogerlas.—¡No! ¡Dejadme! ¡Se va a enterar!
Ann apartó un par de mechones rubios de su frente mientras se balanceaba intentado coger impulso para arrebatárselas de su mano.
—¡Papu!
Solté una carcajada llamando la atención tanto de Annabeth como de George.
—¡Jake! ¡Ayuda!
Sacudiendo la cabeza sin dejar de sonreír en ningún momento me uní a ellos esta vez enganchando mis manos en su muñeca permitiendo así que Annie las cogiese. La chica sujetó las tijeras de cortar papel entre sus dedos sonriendo.
—¡Nooo!
—Ya basta cariño. Tienes que controlarte – Comentó categóricamente George. Aunque claro seguía sentado sobre la espalda de Jackson por lo que los efectos se vieron dañados.
Al parecer eso tranquilizó medianamente al hombre que suspirando se quedó quieto. De reojo vi como Annie dejaba las tijeras tras su espalda.
La contemplé en silencio. Su pelo estaba completamente despeinado y su flequillo acudía a sus ojos cada dos por tres provocando que resoplase para apartarlos. Tenía las mejillas arreboladas y su pecho subía y bajaba debido al esfuerzo. Era simplemente...perfecta. Sus dientes comenzaron a atacar la carne de su labio inferior mientras contemplaba como George terminaba de tranquilizar a Jackson.
—¿Chicos?
Mi atención dejó de focalizarse en mi amiga para hacerse paso entre mis enredados pensamientos y dirigirse a su padre que nos miraba con una sonrisa a medio camino de formarse en sus labios.
—¿Qué os parece que este puente nos vamos a la casa del lago?
—¿En serio? —Preguntó Annie rápidamente con un deje de euforia tiñendo su voz.
La casa del lago era una especie de cabaña que los abuelos de la chica poseían, ya que eran muy aficionados a la pesca. Esa casa estaba medio olvidada por lo que su hijo comenzó a ocuparse de ella. Jackson hacía un gran trabajo y como él amaba la pesca casi tanto como su padre viajaban allí de vez en cuando.
—Claro. Nos vamos el jueves bien temprano y desconectamos un poco de todo. Avisaré a Emily a ver si ellos quieren venir ¿Jake?
Asentí sin dudarlo. Me vendría bien. Y mis padres no eran problema ya que confiaban ciegamente en la familia Smith-York para cuidarme. Yo no me fiaría tan ciegamente viendo el espectáculo de las tijeras. Aunque tampoco me fiaba de mí especialmente.
(...)
Después de que todo se hubiese tranquilizado en la casa decidí que sería mejor volver a la mía. Me despedí de George y Jackson antes de irme. De momento no me atrevía a enfrentarme a Ann.
El frío golpeó mi rostro nada más salir.
Suspiré.
Era un completo imbécil. Un gallina.
Dolía perder puede que la mejor oportunidad que había tenido. Dolía tanto que me preocupaba. ¿Cuándo? Desde que éramos unos críos de cinco años Ann me había parecido una niña especial. El funcionamiento de su cabeza me fascinó, como era capaz de sentarse en el parque completamente sola y divertirse más que los niños de su alrededor. Aquella extraña niña rubia de grandes ojos azules que iba de la mano de dos hombres. Sin saber muy bien por qué me vi atraído hacia ella, queriendo jugar, formar parte del mundo al que ella pertenecía. Pronto sólo quería correr con ella por las calles. Pasábamos horas y horas explorando o simplemente tumbados en la explanada donde ahora había un centro comercial de varias plantas. Llevaba once años siendo su amigo. Once años donde seguía sorprendiéndome.
Reconozco que cuando tenía diez comencé a obsesionarme de una forma extraña. Mi hermana se burlaba de mi llamándola "mi amiguita". Sin embargo eso pasó, comenzaron a gustarme otras chicas como Emma. Con Emma llegué a pensar que estaba enamorado. Mentira no obstante. Su traición me...dolió, pero ni la mitad de lo que alguien puede imaginar.
Pero la conocía. Ella sí se enamoró de Blake y lo seguía estando.
Por lo que estaba jodido.
Porque aquella niña rubita que me atrapó cuando tan solo era un crío. La chica a la que mejor conocía. La persona con la que más cómodo me sentía. Ella...
Ella me gustaba. Mucho.
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Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015
Teen FictionMi nombre es Annabeth Gwendolyn Leslie Smith York Thomas, aunque podéis llamarme Ann. En mi vida no existe ningún grado de normalidad palpable. ¿Por qué? Comencemos con mi familia, tengo dos padres gays a los que amo más que al chocolate, dos madre...