CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO.¡Hurra!

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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO. ¡Hurra!

El resto de la semana transcurrió de forma prácticamente normal.Prácticamente porque Blake se dedicó a ignorarme con un feo moratónen el ojo, aunque eso fue lo único destacable. Reconozco que aún dolía la forma como me ignoraba y que su nombre seguía más que presente entre mis pensamientos que lentamente se iban normalizando.

Con Jake todo seguía normal, no había sacado el tema de lo que había pasado en la habitación y la verdad no lo veía necesario por lo que ignorarlo me pareció una buena idea.

—¡Annie date prisa! —La voz de Jackson hizo que diese un último empujón algurruño de ropa en el interior de mi bolsa Nike con fuerza.

Aferré el libro que se encontraba desparramado por la colcha de mi cama y lo apreté contra mi pecho al tiempo que cargaba mi mochila en mi espalda. Estaba ansiosa por ir a la casa del lago. Toda nuestra familia se había apuntado por lo que eran dos coches los que me esperaban fuera. Y bueno, a Jackson.

—¡Papu,vamos! — Chillé mientras me apresuraba a agacharme.

La caña de pescar rozó los cortos cabellos rubios que salían irregularmente de mi cabeza. Cargaba con una enorme bolsa marrón con cebos de pesca sujetos a los bolsillos y una caña de pescar saliendo por el borde con la que casi me decapita. El conjunto acababa con su viejo sombrero sobre su sedoso cabello castaño producto de cremas suavizantes el doble de caras que las que me permitían usar.

—¡Cariño!¿Estás lista?

Asentí llevando un mechón rubio tras mi oreja.

—¿Vamos?

—¡Claro!

Me sujeto por la muñeca para empujar mi peso con él. Riendo por lo bajo seguí a mi padre con el bulto de ropa rebotando contra mi espalda. Ciudades de Papel que tenía apretado contra mi pecho por poco se me resbala cuando bajamos los escalones de un solo salto.

El Fiat 500 de mis madres gruñía junto a nuestro todoterreno negro.

Riendo como una niña pequeña salté en los asientos traseros de cuero del Land Rover. Jake que se encontraba ya en el interior alzó la vista de la pantalla de su teléfono móvil para dedicarme una sonrisa que dejaba ver en parte confusión. Se la devolví radiante al tiempo que me colocaba correctamente, pasando el cinturón por mi cuerpo y asegurándolo.

—¿Listos?— Chilló Jackson por la ventanilla del coche.

—¡Listos!—Chillamos todos en respuesta.

Ambos coches se pusieron en movimiento. Las ruedas chirriaron contra el asfalto. Instintivamente eché un vistazo a la casa de al lado antes de que de perderla de vista.

—No te tortures – murmuró Jake.

Ataqué mi labio inferior machacándole entre mis dientes. El dolor físico hacía que la herida de mi pecho no doliese tanto.

—No lo hago – Mentí.

Sin embargo mis ojos seguían fijos en la ventana. Los dedos de Jake se hicieron presentes en mi barbilla tirando de mi rostro hacia él.Intenté controlar el flujo de hormonas que chisporreaban por mis venas. Sólo me estaba acariciando la barbilla. Un tacto suave al que estaba acostumbraba.

«Joder.Ann. Controla.»

—¿Annie?Olvídalo. Disfruta de estas vacaciones sin que ese capullo te las estropee, ¿vale? —Miré su enorme sonrisa con los paletos ligeramente torcidos que tanto me gustaban.

—Vale.

Por como arrugó la nariz estaba segura de que iba a añadir algo más pero nunca lo supe ya que mi padre se hizo presente.

Mis dos padres, dos madres y mi estúpido vecino de al lado.#Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora